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CAUSA ABIERTA

Una noche de ensueño celeste

Una noche de ensueño celeste

En un Estadio Centenario colmado, frente a unos hinchas que agotaron las localidades casi con desesperación. Con una importante ventaja deportiva lograda de visitante, frente a un equipo que regularmente de visitante disminuye su rendimiento. Con jugadores de probada clase y temperamento que ante medidas extremas supieron salir adelante. Así está Uruguay de cara al día en el que tiene todo para conseguir la clasificación a la Copa del Mundo.
Por eso, hoy más que nunca toca dar alegría. Y está en los jugadores lograrlo. Será otro reto importante, quizás el más transcendente desde la mañana que Australia nos dejó afuera de la cita mundialista de Alemania 2006.
Por cierto que se trata de un desafío alcanzable, claramente comprobado en el partido de ida, cuando Costa Rica ni por asomo le metió presión a Uruguay, cuando el partido avanzó siempre bajo control uruguayo. Porque, por encima de algunas carencias que demostró el equipo en la segunda mitad, no apareció en la cancha del Saprissa ni media atajada de alto voltaje de Fernando Muslera.
Es más, aunque la diferencia numérica (producto de la roja que recibieron los ticos) no fue explotada en la medida que pudo hacerse para liquidar la llave con un marcador contundente, siempre quedó flotando la sensación de que Uruguay manejaba los tiempos y el trámite.
En tanto que los dueños de casa no supieron ni pudieron arremeter con decisión en la búsqueda de la igualdad porque tanto Walter Centeno como Bryan Ruiz fueron absolutamente dominados por la marca uruguaya.
Obviamente que la revancha se presenta diferente. Cargada de emoción por el lado de que a los celestes les ha costado convertirse en los excelsos jugadores que dominan las acciones en su casa y por el hecho de que los "ticos" necesitan consumar una hazaña para llegar a Sudáfrica 2010.
Pero también en ese terreno las mejores oportunidades se presentan para el lado oriental. Porque la desesperación la tendrán los orientados por el brasileño René Simoes.
Ellos saben que es a matar o morir. Y entrar en ese terreno concede, aunque no se quiera, mayores facilidades para recibir el tiro de gracia.
Quizás eso mismo es lo que motiva al técnico Óscar Tabárez, al menos en los papeles, a mantener el esquema que le dio buen resultado en el partido de ida.
Con la línea de tres en el fondo, que puede convertirse en cinco para el caso que el oponente tome la determinación de ofender masivamente, se consolidará la idea de no regalar espacios.
También así, con esos carrileros que le ofrecen a Uruguay un furibundo cambio de ritmo, además de un largo recorrido, la selección se asegurará el ensanchamiento adecuado y la necesaria profundidad para sacar buen rédito de las falencias que mostraron los "ticos" en su cancha de césped sintético.
Por otra parte, es sumamente clave la decisión que tomó el entrenador celeste de mantener la confianza en la generación de juego de Nicolás Lodeiro. Teniendo al volante de armado sin la necesidad de entender cómo había que hacer para dominar la pelota en la "alfombra" costarricense, no caben dudas que habrá mayor cantidad de asistencias para Diego Forlán y Luis Suárez.
De esa manera, se incrementan las posibilidades que los dos buenos delanteros uruguayos confirmen sus bondades como goleadores en las Eliminatorias de Sudáfrica 2010.
Por todo eso, no caben dudas que hoy es el día de dar la máxima alegría a la afición deportiva del Uruguay.
Está en los pies de los jugadores, en las manos del arquero y en las decisiones del entrenador conseguirlo. Un estadio repleto, apoyará para que así sea.
Ovación digital

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