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CAUSA ABIERTA

Zelaya amenaza con patear el tablero si no le restituyen de inmediato

Zelaya amenaza con patear el tablero si no le restituyen de inmediato

Estamos donde estábamos. Como temían los más escépticos, el acuerdo firmado apenas el pasado viernes está lejos de resolver la crisis hondureña. Con independencia de los compromisos suscritos, cada una de las partes interpreta el pacto a su conveniencia. Los partidarios del Gobierno de facto no tienen ninguna prisa en convocar al Congreso para que se pronuncie sobre la restitución en el poder de Manuel Zelaya, mientras que el presidente depuesto está a punto de patear el tablero al ver que puede tardar en salir de la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde está refugiado. Aunque la comunidad internacional aceptó con mucha euforia el acuerdo porque podía lavarse las manos al dejar en manos de los hondureños la resolución de la crisis provocada por el golpe de Estado del 28 de junio, los conocedores de cerca de la realidad hondureña eran más circunspectos. Para salvar la cara, a Estados Unidos, a la Organización de Estados Americanos (OEA) y a la Unión Europea les urgía que el presidente de facto Roberto Micheletti y el depuesto Manuel Zelaya pusieran la firma al pie de un documento, el que fuera. Micheletti no puso reparos ya que salía ganando al legitimarse a nivel internacional las elecciones presidenciales y legislativas del próximo día 29 y, además, podría seguir mostrando que es un maestro en el difícil arte de marear la perdiz, es decir, en dar largas una y otra vez a la restitución en el poder de su antiguo amigo y aliado.
Zelaya, atrapado en la ratonera brasileña, tenía pocas opciones. Fuentes diplomáticas de Tegucigalpa comentaron a La Vanguardia que Zelaya, como es lógico, sabía muy bien que firmaba un documento que le era bastante desfavorable al dejar en manos del Congreso que le destituyó su eventual restitución en la presidencia, sin fijar plazo alguno pese a la cercanía de las elecciones; según estas fuentes, el subsecretario norteamericano de Estado para Latinoamérica, Thomas Shannon, habría conminado a Zelaya a que firmara bajo la amenaza de que si no lo hacía su hijo Héctor, que se encuentra en Estados Unidos, podría ser enjuiciado por narcotráfico.
La situación se fue complicando casi de inmediato tras la firmar del acuerdo. Por un lado, Micheletti, y los estamentos del poder real que lo llevaron a la Casa Presidencial, interpretaron que al disponer del apoyo internacional para las elecciones del 29 ya no tenían ninguna urgencia –en realidad nunca la tuvieron- en la celebración de la votación del legislativo. Por su parte, los congresistas tampoco han mostrado ningún afán en reunirse para pronunciarse sobre si Zelaya reasume, aunque sea simbólicamente, el mando del país.
Ramón Velázquez, vicepresidente del Congreso, dijo que mañana martes se presentará a la presidencia del legislativo el acuerdo que solicita el voto por la restitución o no de Zelaya. La Cámara está en receso porque los diputados están dedicados de pleno a la campaña para los comicios y este lunes tienen que dedicarlo al Día de Difuntos, celebración que tiene mucho peso en Mesoamérica.
En contra de lo estipulado en el documento que firmó, en el que no se establecían plazos para que el Congreso se pronuncie, Zelaya exige que se vote ya su retorno al poder. Desde su ratonera diplomática, urgió al legislativo a que decida sobre su restitución en la presidencia antes del próximo jueves, fecha en la que, según el Acuerdo Tegucigalpa-San José, debe estar conformado un gobierno de unidad nacional.
Zelaya, que se desespera al ver que el Congreso va dando largas y que cada vez están más cerca las elecciones del 29 de este mes, presiona y amenaza. Señala que si el Congreso no le restituye en el cargo de inmediato, el llamado acuerdo San José/Tegucigalpa es "un fracaso y continuará el golpe". Asimismo, advirtió a diputados, jueces, fiscales y militares que no olviden que tienen juicios pendientes en la Corte Penal Internacional. Esta advertencia se ha tomado como un canto a la bandera, sin efectividad alguna.
Jorge Reina, hasta ahora embajador de Zelaya en la ONU, aseguró que se rompería el pacto si el Congreso no votase a favor de la restitución del mandatario depuesto. "Por supuesto que se habría roto y el Congreso daría un paso muy peligroso para el pueblo hondureño", afirmó Reina a su llegada a Tegucigalpa, tras ser nombrado miembro de la Comisión de Verificación del acuerdo.
Antes de que se hayan empezado a implementar los diez puntos del acuerdo, este lunes se constituye la comisión de verificación de su cumplimiento. Estará formada por el ex presidente chileno Ricardo Lagos y probablemente por el ex secretario norteamericano de Estado Colin Powell. Zelaya designó a Reina y Micheletti nombró a Arturo Corrales, miembro de la comisión de negociación.
Pepe Lobo, candidato presidencial del Partido Nacional que va primero en las encuestas para ganar las elecciones del día 29, dijo que se reunirá con los 55 diputados de su agrupación para unificar criterios en relación a la restitución de Zelaya. No quiso adelantar si van apoyar al presidente derrocado. Siempre pusilánime en sus declaraciones, dijo que no tomaba posición para no quemarse, sino que primero quería dialogar con los diputados de su partido para conocer su posición. En el Día de Todos los Santos pasó el muerto a los liberales, al señalar que deben de tomar una decisión en el Congreso porque son el partido del Gobierno y que después se pronunciaran los nacionalistas.
Víctor Meza, ex ministro de Gobernación y jefe del equipo negociador de Zelaya, dijo que el depuesto presidente no volvería nunca al poder después de las elecciones porque supondría dar el visto bueno a unos comicios que no reconocerían en esas circunstancias. Sin embargo, Zelaya hace un mes jamás habría aceptado que el Congreso pudiera decidir sobre su restitución.

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