Bruce Willis: "No le presto atención a la tecnología"
No mira TV, no navega por Internet y trata de no enviar e-mails. Protagoniza "Identidad sustituta", estreno de mañana, donde cada humano tiene un robot como doble. Con 54 años y casi tres décadas de carrera en Hollywood (se hizo famoso en televisión y no tardó en consagrarse en el cine gracias a la saga Duro de matar), Bruce Willis ha tenido una carrera llena de altibajos, un matrimonio célebre (con Demi Moore), un divorcio también muy particular y hasta posturas políticas -es republicano- que lo dejan en el otro extremo de la cultura imperante en Hollywood.
Bruce recorre su propio camino, y ese camino en los últimos años ha dado varios giros curiosos. Tras doce años volvió a la saga que lo hizo famoso en Duro de matar 4 (2007), tuvo éxito en comedias (las dos partes de Mi vecino el asesino) y hasta se calzó el traje de actor "indie" en películas como La ciudad del pecado y Planet Terror, de Robert Rodriguez, Fast Food Nation, de Richard Linklater, y en Juegos prohibidos, de Nick Cassavetes.
Esa mezcla de cine popular e independiente, de grandes éxitos y fracasos, lo caracteriza desde que comenzó, con una carrera que supo tener puntos muy altos de calidad y taquilla (Tiempos violentos, El sexto sentido, Doce monos o El protegido), otros sólo de taquilla (Armageddon, El quinto elemento), y muchos más que no lograron, digámoslo, ninguna de las dos cosas...
En Identidad sustituta, Willis intenta retomar la senda de la superproducción, con una película de ciencia ficción dirigida por Jonathan Mostow (Terminator 3) que transcurre en un futuro cercano en el que los seres humanos viven aislados y sólo interactúan a través de cuerpos robóticos que sirven como sus "sustitutos". Pero estos robots empiezan a ser destruidos y los humanos a los que sustituyen, asesinados. Allí entra un agente del FBI (Willis), que debe descubrir esos crímenes, pero a través de su propio "sustituto". Pero el robot es también destruido, por lo que el policía se ve forzado a salir a descubrir la conspiración que existe en este mundo robótico e hipertecnologizado.
"Me parece una metáfora muy interesante", decía Willis en las entrevistas que dio previas al estreno del filme en los Estados Unidos. "De alguna manera, la película logra hablar de la gente que se esconde detrás de la electrónica y se transforma en otras personas, de la cirugía estética, de la dependencia y la adicción a la tecnología".
Con muchas películas en su filmografía que mezclan lo policial con lo futurista, no sorprende cuando Willis dice ser "un fan de la ciencia ficción y del cine negro". Agrega: "De esta película me gustó esa combinación, el complicado romance que tiene en su centro y las grandes escenas de acción, como ésa en la que me golpea un auto. El elenco, además, hizo un gran trabajo".
Respecto a la posibilidad de que el futuro depare algo similar a lo que se ve en el filme, Willis dice: "Algún día vamos a tener algo así, si llevan la idea de vivir a través de sustitutos al extremo. Pero me imagino que también, como en la película, habrá un grupo que se rebele contra todo eso".
El actor admite no tener, en lo personal, un gran interés por las nuevas tecnologías. "No sé si la gente depende para todo de ella, pero sé que la tecnología sirve para vender muchas cosas -analiza-. Creo que las personas, de a poco, se van dando cuenta de qué sirve y qué no. Hay muchas cosas que son 'novedosas', se ponen de moda y luego pasan, se olvidan. Yo realmente no presto mucha atención: no miro la televisión, casi no uso Internet y trato de no mandar e-mails. No soy el consumidor ideal de la tecnología".
¿Pero ningún aparatito tecnológico le interesa? "El que más uso es el DVR (grabadora digital de televisión), así puedo ver partidos de béisbol a la hora que quiero. Y no mucho más. La televisión es muy mala actualmente. Casi todos son reality shows y me parecen una basura, una manera fácil de hacer dinero rápido. Pero se ve que a muchos les gustan porque la TV está llena de esos programas".
Casado en marzo con la modelo Emma Hemming, de 32 años –en una boda a la que concurrió su ex mujer, Demi Moore, con su marido, Ashton Kutcher, además de las tres hijas que Bruce tiene con ella-, Willis hace poco posó con su nueva pareja semidesnudos para la revista W. ¿Por qué lo hizo?
"Nos parecía divertido y el equipo de artistas que estaban detrás de eso era genial -explica-. No hicimos unas fotos baratas para la revista People, no queríamos eso. Queríamos algo más artístico que unas fotos en una revista sensacionalista".
Y se ve que lo de la "desnudez" le gustó, porque dice que si tuviera un "sustituto", como en el filme, lo que se atrevería a hacer con él es "andar desnudo por todas partes, sin ningún miedo. Me sentaría en un bar desnudo a pedir algo".
Respecto de la aparentemente excelente relación que tiene con su ex, Willis explicó que lo logra porque "ponemos primero a los chicos y gracias a eso sale bien y somos amigos". Y aclara: "A nosotros nos sale fácil, pero sabemos que es algo que no todos pueden hacer."« (Reportaje de Clarín)
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