La noche en que Obama bailó salsa y le llamaron «macho»
¿Quién dijo que los latinos y los negros no se llevan bien en los Estados Unidos? Eso son calumnias de los verdes (de envidia) ante la Fiesta Latina celebrada el pasado martes en los jardines de la Casa Blanca, con la asistencia de la familia Obama al completo, danzando salsa en el escenario. Al presidente Obama incluso le sacó a bailar la mexicana Thalía, quien, al ver su movimiento de caderas, no dudó en llamarle “macho”, según informa con toda la seriedad The New York Times..
Claro que, como el mismo Obama se encargó de subrayar en el discurso, los ritmos africanos que corren por su sangre están en el rico sustrato de la música latina. Lo mismo las guitarras españolas, los acordeones alemanes y las flautas y tambores de los indígenas americanos, se apresuró a añadir. No fuera que le acusaran de barrer demasiado para casa.
La gala, que se televisa hoy, fue un éxito resonante. En ella actuaron desde Marc Anthony y su mujer Jennifer Lopez hasta Gloria Stefan y José Feliciano, pasando por Eva Longoria, Los Lobos y Tito El Bambino. Este sorprendió a todos abrazándose efusivamente con la nueva “sabia mujer latina” del Tribunal Supremo, Sonia Sotomayor.
Entre las autoridades asistentes destacaban sin duda las dos de mayor interés –o preocupación- para los latinos en Estados Unidos: los secretarios gubernamentales de Trabajo y de Interior, es decir, el que se ocupa de la inmigración. No faltaron alusiones maliciosas al tema. Uno de los presentadores del acto, George Lopez, llegó a decir que Lou Dobbs –un comentarista de la CNN conocido por sus duras posiciones contra la legalización de los inmigrantes- “está pidiendo que levanten un muro alrededor de la tienda” donde se celebraba el concierto. Eva Longoria se limitó a pedir que también los latinos, como los negros, tengan algún día un presidente de su raza en Estados Unidos.
Aparte de cantar, bailar, lanzar vivas a la integración racial y a la construcción de coaliciones que ayuden a Obama a mantenerse en el poder, se “apretaron” entre todos una cena rica en nostalgia y en grasas. Para ello se desplazó expresamente a la Casa Blanca desde Nueva Jersey Maricel Presilla, algo así como la Arzak de la cocina latina.
Presilla atiborró a los comensales de empanadas de res argentina con chimichurri rojo, enchiladas de Honduras, arrumadinho brasileño, polenta de maíz con tocino y adobo, puerco asado a la cubana con malanga, pasteles de Puerto Rico con salsa ajilimojili, etc. Pecó de gula hasta Michelle Obama, la gran madre verde que se ha propuesto llevar América al huerto y a la comida sana. Pero un día es un día, y todo sea por el Yes, We Can. (ABC)
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