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CAUSA ABIERTA

El Jardín del Edén se queda sin agua

El Jardín del Edén se queda sin agua

El Jardín del Edén corre peligro de transformarse en un inmenso mar de polvo. El legendario Edén estaba en la Mesopotamia. Un pedazo de tierra entre dos ríos: el Tigris y el Éufrates.
Las tierras en las zonas más bajas son extremadamente fértiles. Sin embargo, como casi no ha llovido en Irak durante los últimos dos años, los niveles de los ríos se han reducido a cerca de la mitad y las tierras de cultivo se están secando.
La sequía está teniendo un efecto devastador en el producto de exportación más conocido después del petróleo: los dátiles.
Irak solía producir tres cuartas partes de la producción mundial de dátiles al año. Ahora, Arabia Saudita, Egipto e Irán exportan más dátiles que Irak.
En una plantación de dátiles cerca de Bagdad, cerca del centro de la ciudad, todo parece en calma.
Un fuerte olor a menta invade el aire. Entre los árboles crecen hierbas y vegetales, sus raíces ayudan a fijar el nitrógeno al suelo, que actúa como un fertilizante natural para las plantas.
Pero los dátiles no están bien.
La plantación está a cargo de dos hermanos, Idris y Sarieh Alaa ad-Din. Ellos dicen que la sequía es tan severa que sólo obtienen dátiles cada dos años.
De los 1.500 árboles que tienen solían recolectar cerca de 50 toneladas por cosecha cada año. El año pasado, sólo recogieron 30. Este año, nada.
Desde 2007 llueve menos de la mitad del promerdio en Irak. La falta de precipitaciones trae como consecuencia otros problemas, las lluvias limpian los árboles y las pestes que arruinan los cultivos. Ahora, hay demasiados insectos y los árboles sufren.
Idris y Sarieh cuentan que la última lluvia copiosa cayó hace seis meses.
Cerca de la plantación de dátiles en Bagdad, el río Tigris se encoge, alejándose de sus márgenes.
Un policía, de bigotes y sonrisa amigable, me ofrece un taza de té. Me cuenta sobre los días, seis años atrás, en que caminaba por el malecón y el río estaba mucho más crecido.
Entre el Tigris y el malecón hay ahora un parche de tierra seca.
El Tigris -y el Éufrates hacia el oeste- están entre un 50% y un 70% más bajos que hace 10 años.
En el Centro Nacional para el Manejo del Agua en Bagdad, el ingeniero Zuhair Hassa Ahmed, me muestra los gráficos que muestran el nivel de los dos ríos en los últimos 10 años.
Ahmed me explica que la sequía en Irak es sólo una parte del problema. La falta de agua en cada río se debe a la falta de lluvia y de nieve en las montañas de Turquía, donde nacen ambos.
Otro factor son las represas construidas en el Éufrates en Turquía y Siria, reduciendo el flujo incluso antes de que el río entre en Irak.
Turquía recientemente incrementó el flujo, pero Ahmed teme que no sea suficiente.
Amenazas múltiples
También hay un círculo vicioso. La falta de agua significa que las tierras cultivables se transforman en polvo.
Bagdad soporta cerca de ocho grandes tormentas de polvo al año. Ahora son más de 30.
En el sur del país, la corriente del río es tan lenta que la sal que llega a través del golfo llega hasta más arriba, lo cual dificulta el suministro de agua potable en Basora.
Y, cerca de Basora, la sequía está poniendo en peligro los intentos por rellenar de agua los vastos pantanos secados durante el régimen de Saddam Hussein.
Un especialista iraquí en agricultura dice que la falta de lluvias y de agua de río han creado un "gran desastre" en la zona. (BBC)

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