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CAUSA ABIERTA

Los periodistas no se meten con los narcos

Los periodistas no se meten con los narcos

En la página electrónica del semanario Ríodoce de Culiacán, Sinaloa, al noroeste de México, resalta una pregunta: “La granada. ¿De parte de quién?”.
No es una encuesta. La madrugada del 7 de septiembre desconocidos arrojaron una granada en las oficinas del periódico.
Es el noveno ataque contra medios de comunicación mexicanos desde 2005, según la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
En su reunión en Caracas el viernes, la SIP calificó el panorama de los medios en América Latina como aterrador.
Organizaciones internacionales califican a México como uno de los países más peligrosos para el ejercicio del periodismo.
La gubenamental Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha documentado 52 asesinatos de periodistas desde 2000.
Muchos de los ataques provienen de bandas de narcotráfico y delincuencia organizada, que pretenden silenciar o influir en la línea editorial de los medios, según ha denunciado el independiente Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET).
El resultado es miedo. En algunos estados del país, muchos medios han cancelado las investigaciones sobre tráfico de drogas.
"Dolorosamente, los periodistas perdimos la batalla respecto al narco. Trabajamos en un contexto muy delicado por las amenazas y haciendo periodismo limitado, tullido", le dijo a BBC Mundo Ismael Bojórquez, director de Ríodoce.
El asesinato de periodistas es un tema polémico en el país.
La Procuraduría General de la República (PGR) ha investigado 311 denuncias de agresiones a comunicadores desde 2006, y de éstas, según sus informes, 19 son homicidios.
La mayoría de los casos corresponden a delitos del fuero común, es decir, que deben investigarse en tribunales locales.
De las muertes de periodistas, sólo en una se comprobó como causa el ejercicio de la profesión, le dijo a BBC Mundo Ethel Riquelme, directora de enlace a medios de la Fiscalía Especializada en Atención a Delitos Contra Periodistas (FEADP) de la PGR.
Esta Fiscalía nació en 2006 ante la ola de agresiones contra comunicadores
El caso comprobado es el de Alejandro Zenón, conductor de un programa radiofónico en Tabasco, al sureste de México, asesinado por promover una campaña contra la delincuencia organizada.
En el resto de los denuncias, dijo Riquelme, no se han encontrado elementos que les vinculen con el trabajo periodístico.
Sin embargo, la funcionaria reconoció que las autoridades no cuentan con todos los casos de agresiones a periodistas porque las víctimas tienen miedo, como sucede en Chihuahua o en Tamaulipas, al norte del país.
“Allí sí matan, por eso no se presentan denuncias”, dijo.
De acuerdo con organizaciones civiles, desde hace tres años hay un repunte en las agresiones a periodistas mexicanos por parte no sólo de la delincuencia organizada sino de autoridades y grupos con alto poder económico.
“El periodismo en México se ejerce en una situación de altísimo riesgo”, le dijo a BBC Mundo el quinto visitador de la CNDH, Mauricio Farah.
Según el visitador, las investigaciones de la Fiscalía son deficientes y por eso ha resuelto pocos de los casos que investiga.
Un dato que no coincide con la evaluación de la FEADP, pues según la directora de enlace con prensa el 88% de los expedientes por agresión a comunicadores están en proceso de solución.
Mientras tanto, en Ríodoce siguen con la duda sobre el atentado que sufrieron.
Con frecuencia el semanario cubre temas relacionados con el tráfico de drogas en Sinaloa, estado donde nacieron la mayoría de los líderes de carteles que operan en el país.
La cobertura siempre ha sido equilibrada, aseguró Ismael Bojórquez, y tal vez por eso nunca habían recibido amenazas.
Hasta el atentado del 7 de septiembre que les obligó a extremar precauciones.
“Dejamos de investigar a profundidad (sobre narcotráfico), y cuando publicamos una nota matizamos la información, cuidamos nombres. Siempre existe la amenaza sobre nosotros”.

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