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CAUSA ABIERTA

Colombia: la violencia sexual como arma

Colombia: la violencia sexual como arma

Despacio, la mujer afirma que su hija, de 14 años, desapareció después de que quedar embarazada de un miembro de un grupo armado, quien la presionó para que abortara.
La muchacha, que vivía con su papá, no quería hacerlo y decidió emprender viaje, desde el Meta, en el oriente de Colombia, hacia Bogotá, donde la esperaba su mamá.
Pero la espera lleva seis años, porque la muchacha nunca llegó y no se sabe su suerte.
"Ella venía en un bus para Bogotá, que fue detenido por paramilitares en la carretera. A la única que bajaron fue a ella. La iban buscando", relata la madre, de 48 años, quien omite su nombre y el de su hija por razones de seguridad.
La madre, una mujer desempleada que es madre de otra hija mayor, llora mientras reconstruye los hechos a BBC Mundo, acompañada por la abogada que impulsa el caso en la Fiscalía.
Técnicamente, su hija menor está desaparecida y la madre supone que está muerta, pero no tiene idea de dónde puede estar enterrado su cadáver.
"En el Meta (la zona donde ocurrió la desaparición) hay varias fosas y así es muy difícil encontrarla", añade la mujer sin ocultar su escepticismo.
La desaparición ocurrió el 3 de septiembre de 2003 y hasta el momento la investigación de la fiscalía colombiana no ha logrado establecer quiénes fueron los autores.
"No hay ningún procesado", añade la abogada Carmen Mestizo, de la Casa de la Mujer, una ONG.
La impunidad parecería ser la regla general de las mujeres víctimas de delitos sexuales en medio del conflicto que vive Colombia. Las denuncias incluyen violaciones, esclavitud sexual, abortos forzados y servidumbre, entre otros.
Los verdugos forman parte de todos los actores armados. Hay testimonios que culpan a soldados del ejército, a paramilitares de derecha y a guerrilleros de izquierda.
Si para una mujer en cualquier país es difícil denunciar cuando ha sido víctima de un delito sexual, en Colombia, que lleva cinco décadas de conflicto interno, el reto es mayor, teniendo en cuenta que en muchos casos los victimarios siguen en armas y frecuentan las zonas donde ocurrieron los abusos.
"Muchas mujeres han sido violadas y han sido utilizadas como mecanismo de control territorial para ejercer miedo en las zonas donde operan los grupos armados", explica a BBC Mundo la psicóloga Josefina Garcés, quien hace 15 años trabaja con víctimas del conflicto.
La experta comenta que usualmente la violencia sexual está ligada a otros delitos, como el desplazamiento masivo o las masacres.
A pesar de que no es fácil que las víctimas hablen, algunas se han atrevido a hacerlo. La organización Oxfam recogió varios testimonios en el transcurso de la campaña “La violencia sexual en Colombia: un arma de guerra”.
Una muchacha del Putumayo, en el sur del país, cuenta que cuatro compañeras de su colegio decidieron irse con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Después de escaparse de la guerrilla, una de las estudiantes le contó a la muchacha que "las utilizaban si ellos (los guerrilleros) querían relaciones sexuales. Las obligaban delante de todos. Las azotaban cuando no cumplían las tareas".
Otra mujer del Catatumbo, en Norte de Santander, en la frontera con Venezuela, relata que unos hombres armados "llegaron a una casa, al señor lo amarraron, le cogieron a la señora y a una hija y las violaron delante de él y los otros hijos".
"Ella dice que 'poner la denuncia y decir que el ejército hizo eso conmigo es como decir que yo voy a buscar el camino a la muerte, porque si yo hago eso, no puedo volver a salir del pueblo'", añade.
"El tema de la violencia sexual como arma de guerra está invisibilizado", se queja Alejandro Matos, de Oxfam. Y recuerda que sólo se citaron 15 casos de violencia sexual entre los más de 23.000 delitos confesados por los paramilitares hasta el 2008.
La psicóloga Garcés se queja de que muchos protocolos y cuestionarios que aplican las instituciones del Estado no manejan adecuadamente el tema de la violencia sexual.
"Es muy difícil que una mujer revele un hecho de violencia sexual de entrada, teniendo en cuenta que es la primera vez que se encuentran con un funcionario", dice. Garcés y otras expertas, como Olga Amparo Sánchez, de la Casa de la Mujer, también se quejan de que muchas veces, cuando las víctimas van a denunciar, las autoridades las culpabilizan.
"Las víctimas terminan siendo responsables de lo que les pasa", dice Ramírez, quien recuerda que hace casi una década una mujer, que no cumplió con las normas de vestimenta impuestas por los paramilitares, fue rapada y desnudada en un parque de Barrancabermeja, en el oriente de Colombia.
Claudia Ramírez, de la organización Sisma Mujer, comenta a BBC Mundo que la violencia sexual contra las mujeres "no es espontánea, sino que ocurre de manera sistemática en todos los grupos armados".
A pesar su escepticismo, la madre de la niña de 14 años que fue desaparecida conserva esperanzas de que algún día se haga justicia.

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