Matan a un joven secuestrado en Paraguay pese al pago del rescate de 50.000 dólares

Un joven paraguayo secuestrado hace tres días en Ciudad del Este, en la frontera con Argentina y Brasil, fue asesinado después de que su padre pagase la pasada noche 50.000 dólares de rescate, informaron hoy las autoridades. El cadáver de Juan Alberto Ortiz, de 19 años, fue entregado a su familia tras ser hallado a las afueras de Ciudad del Este, segunda urbe del país, a 330 kilómetros de Asunción, con tres impactos de bala en el pecho y dos en las piernas, informó la Fiscalía. El padre del joven, el abogado Juan Vicente Ortiz, entregó la pasada noche el dinero en el lugar indicado por los captores, junto con un agente de policía, a quien se le disparó accidentalmente el arma. El hecho motivó tensión y la desesperación de los familiares del secuestrado, que habían conseguido alargar los plazos para reunir el monto del dinero solicitado por los captores, según los medios de prensa. El ministro paraguayo de Interior, Rafael Filizzola, anunció la apertura de un sumario para determinar si hubo algún error en el procedimiento de la Policía, cuya actuación es motivo de criticas de la prensa en este tipo de investigaciones. Éste es el segundo hecho de violencia que sacude Ciudad del Este, segunda urbe y principal centro comercial del país, en dos semanas luego de que un comerciante libanés saliera ileso de un ataque a tiros perpetrado por dos sicarios, el pasado día 17. El comerciante Alí Zaioun fue atacado a tiros cuando salía del edificio del Poder Judicial en un automóvil blindado y uno de los atacantes, que murió en un enfrentamiento posterior con la Policía, fue identificado como un suboficial en activo. En esa región del país se han producido varios sonados casos de secuestros con fines extorsivos como el del encargado de negocios del grupo religioso Moon, el japonés Hirokasu Ota, que fue liberado tras 20 días de cautiverio y el pago de unos 140.000 dólares, en abril de 2007. Ciudad del Este, que alberga una numerosa comunidad de comerciantes de origen árabe y chino, también está en la mira de organismos de seguridad de los tres países, así como de la de EE.UU. por supuestos nexos financieros con grupos terroristas.