Blogia
CAUSA ABIERTA

¡Hazte a un lado, don Corleone"...Cada vez más madrinas en la Camorra

¡Hazte a un lado, don Corleone"...Cada vez más madrinas en la Camorra

Las conocen por apodos tales como "Gata Gorda" y "Marimacho". Sus peleas por el poder las sacaron a las calles disparando sus pistolas. Dirigen sus familias mafiosas con voluntad de hierro además de criar a los niños y cocinar la pasta. Hazte a un lado, don Corleone. Las madrinas están en ascenso en la Camorra, el crimen organizado de la zona de Nápoles. Las mujeres siempre han tenido una presencia fuerte en las familias de la Camorra, abriéndose paso hasta la cima a golpes y alguno que otro asesinato. Su influencia se remonta a los años 50, cuando una ex reina de belleza embarazada apodada "Pupetta" (muñequita) mató a tiros al hombre que ordenó el asesinato de su esposo y, dicen, se embarcó en una carrera delictiva. Ahora que el estado escala la guerra contra la Camorra y arresta a decenas de hombres, las mujeres tienden cada vez más a tomar las riendas. "Un número creciente de mujeres cumplen funciones ejecutivas" en la Camorra, dijo a The Associated Press el general de carabineros (policía paramilitar) Gaetano Maruccia, comandante de la zona napolitana. "Son viudas (de capos mafiosos) o esposas de hombres encarcelados. Tienen las riendas", aseguró. Madres, hijas, hermanas y cuñadas "toman cada vez más las funciones dirigentes", dijo Stefania Castaldi, una fiscal napolitana que investiga a la Camorra. Esta dimensión familiar de la Camorra se corresponde con la estructura de la sociedad italiana, donde las familias generalmente prefieren encomendar sus negocios a una pariente mujer antes que a alguien de afuera. Las mujeres camorristas todavía realizan las tareas "tradicionales" de cortar y envolver cocaína y heroína en sus cocinas o asear las guaridas de capos prófugos, pero algunas ejercen el poder en las calles. Amenazan a los comerciantes para que paguen protección y cada vez más dirigen un tráfico de drogas que mueve millones de dólares, dijo Castaldi. En un episodio espectacular, en 2002, dos grupos de mujeres de clanes rivales se enfrentaron en las calles de Lauro, una población vecina a Nápoles, primero a gritos, luego a tiros de metralleta y pistola, hasta que dos abuelas y una niña de 16 años cayeron muertas. La causa de la riña fue el asesinato del primo de un capo. Algunas "madrinas" camorristas están a la altura de los hombres en cuanto a influencia y mando, aseguran las autoridades. Tal es Maria Licciardi, que pertenece al bando victorioso en la prolongada y sangrienta rivalidad entre los Di Lauro y la Alianza Secondigliano que hasta hace un par de años sembraba cadáveres casi diariamente en las calles de Nápoles. "La signora Licciardi es una verdadera 'madrina', sin ninguna duda", dijo Castaldi. "Era hermana de un capo, se sentaba a la mesa con otros capos, tomaba decisiones con ellos, estaba en su mismo nivel". Las autoridades investigan si una de esas decisiones fue la orden de ejecutar a una treintena de rivales, dijeron investigadores, que hablaron bajo la condición de anonimato por tratarse de una investigación en curso. Licciardi, una mujer menuda apodada por secuaces y enemigos "a piccirella" (la pequeña), fue arrestada cuando conducía su auto por las calles de Nápoles en 2001. Estaba prófuga desde 1999 y figuraba en la lista de los 30 delincuentes más buscados de Italia. Se la considera de una jerarquía tal, que está presa bajo el régimen carcelario más riguroso, que incluye aislamiento y un contacto sumamente limitado con el mundo exterior. "Está en la cárcel, pero sigue mandando. Las prisiones no representan una barrera" para la Camorra, dijo Anna Maria Zaccaria, socióloga de la Universidad Federico II de Nápoles e investigadora de las mujeres en el crimen organizado. Licciardi es considerada una administradora eficiente y de gran "poder de persuasión", dijo Zaccaria. Se cree que, con promesas de dinero, pudo convencer a algunos camorristas que estaban a punto de entregarse que siguieran leales al clan, dijo la profesora. Durante generaciones, cuando se producía el arresto de camorristas, las madres y esposas salían a las caóticas calles de Nápoles, donde arrojaban insultos y hasta golpes a la policía. Pero a medida que aparecen como figuras jerárquicas de la Camorra, a menudo son ellas las arrestadas. "Son tan... arrogantes como los hombres" cuando las arrestan, dijo Maruccia. La aparición de las mujeres en posiciones de poder tiene sus raíces en la sociedad napolitana. "La mujer camorrista sigue el modelo de la mujer napolitana" en la sociedad matriarcal, dijo Zaccaria. "Ella controla los gastos de la casa, la crianza de los niños". Estas destrezas se traducen en la determinación de las tasas de interés de los préstamos usurarios o el pago a los niños del vecindario para que suenen la alarma si viene la policía. Criar hijos significa introducir a los niños en la vida delictiva y disponer los matrimonios de varones y muchachas para tejer o reforzar la trama de alianzas con clanes que de otro modo serían rivales. "Son resueltas, buenas estrategas, más astutas" que sus hombres, dijo Maruccia en entrevista telefónica. Mientras las mujeres de la Camorra parecen no conocer límites en su ascenso al poder, las de la Cosa Nostra siciliana aparentemente no tienen las mismas posibilidades. La historiadora milanesa Ombretta Ingrasci, autora de un libro sobre las mujeres de la mafia siciliana, habla de un "techo de cristal", posiblemente porque a diferencia de la Camorra, basada en la familia, la Cosa Nostra es un club de hombres que no busca a sus miembros sobre la base de los vínculos sanguíneos. ¿Significa que las mujeres de la Camorra están "liberadas"? En un sentido crucial, no, dice Zaccaria. "El código de la Camorra le permite al capo tener todas las mujeres que quiera, incluso de manera pública, porque eso lo fortalece", dijo. "En cambio, la mujer camorrista no puede serle infiel".

 

0 comentarios