Uribe dispuesto a recomponer relaciones con Ecuador y Venezuela, pero con el pacto militar abajo del brazo
El presidente colombiano, Álvaro Uribe, manifestó estar dispuesto a recomponer las relaciones con Ecuador y Venezuela, pero con un polémico acuerdo militar con Estados Unidos bajo el brazo, considerado por ambos países vecinos como una amenaza para la región. En tono conciliador, el mandatario colombiano pidió incluso a sus homólogos Hugo Chávez y Rafael Correa derrotar de forma conjunta el terrorismo que, según Bogotá y Washington, es el objetivo del citado acuerdo, además de la lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, la eventual presencia permanente en territorio nacional de por lo menos mil 400 soldados norteamericanos, 800 de manera directa y otros 600 bajo condición de contratistas, quienes harán uso de al menos siete bases militares, es vista como un peligro para la estabilidad y la paz en el hemisferio. "Con los hermanos, finalmente, hay que entenderse, así las discusiones sean prolongadas. Nuestro objetivo es derrotar el terrorismo: ese es el bandido. Ecuador y Venezuela son nuestros hermanos", dijo un Uribe apaciguador. No obstante, el acuerdo militar, rechazado por sus "hermanos", es ya prácticamente una realidad tras concluir las negociaciones al respecto, y con lo cual Uribe desconoció las nuevas amenazas potenciales y provocaciones que desde el Pentágono podrían gestarse contra los gobierno de Quito y Caracas, toda vez que es conocida la hostilidad de la nación norteña contra esos países, entre otros de la región. Uribe también afirmó que está dispuesto al diálogo con Correa y Chávez, con los cuales -según dijo- estaría abierto a lograr acuerdos similares, aunque ciertamente aún se desconocen todos los detalles del firmado con la nación del norte. Pero cómo conciliar proyectos tan disímiles como la búsqueda de la unidad Latinoamericana que emprenden naciones como Ecuador, Venezuela o Bolivia, con los intereses hegemónicos de Washington en el área, se preguntan analistas políticos, a lo que se añade Colombia como plataforma de la expansión norteamericana en el hemisferio. De ahí que varios observadores califiquen las palabras del gobernante colombiano de vacías, las cuales pretenden bajar temperatura al fuego desatado por el pacto militar que, por demás, es rechazado por varias voces del espectro político nacional y gran parte de la sociedad civil, al considerarlo un peligro para la independencia de la nación. En ese sentido, senadores como Piedad Córdoba y Gustavo Petro, entre otros, así como varios partidos políticos han manifestado que el citado pacto vulnera la soberanía nacional y convierte a Colombia de hecho en un país hostil para los vecinos del área. Asimismo, advierten que el uso de las bases por soldados estadounidenses aislará a Colombia de América Latina, que en los últimos años ha experimentado cambios progresistas sustanciales, lo cual preocupa a las elites de poder en Estados Unidos por la pérdida de espacios para sus intereses, según opinión de diversos especialistas en relaciones internacionales y geopolítica. Estos sostienen que la Casa Blanca ha jugado bien sus cartas y ha logrado sembrar una semilla más de desunión en Latinoamérica, que encuentra abono en Honduras tras el reciente golpe de Estado en ese país centroamericano, y que ahora pretende hacerse fértil en Colombia con un acuerdo militar. Pacto -que acorde con sus críticos- va más allá de las amenazas que pueda representar para Ecuador o Venezuela, toda vez que forma parte de una estrategia de largo aliento que pende sobre todo el hemisferio y del que nadie está a salvo. Lo cierto es que a la potencia del norte se le ha entregado una patente de corso para intervenir en los asuntos internos bajo el pretexto de la lucha antinarcóticos y antiterrorista, a la vez que se le facilita la infraestructura militar y tecnológica para que desde Colombia se perpetúen provocaciones, ataques y bombardeos a cualquier nación al sur del río Bravo, sostienen analistas. Conocida es labor de las bases norteamericanas desplegadas en el mundo, país autoproclamado gendarme universal. Estas siete que ahora podrán usar en suelo colombiano no serán diferentes. (Prensa Latina) |
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