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CAUSA ABIERTA

Duelo de arrieros y bueyes en Colombia

Duelo de arrieros y bueyes en Colombia

Hasta los fuertes y sostenidos gritos con los que el gañán o arriero de bueyes guía a sus animales, fueron valorados en la segunda versión del Festival que se realizó en ese municipio. A esa localidad, ubicada a una hora de Tunja, llegaron labriegos curtidos, en esta labor, para mostrar sus habilidades y conocimientos. Tal es el caso de Tomás Arias, quien durante 25, de sus 37 años de edad, ha aprendido los gajes del oficio, hasta el punto de haberse convertido en el nuevo soberano de los gañanes boyacenses, este fin de semana. La uniformidad en color y tamaño de los animales, aperos (implementos utilizados para arar la tierra con los toros), vestimenta del arriero y de sus acompañantes; al igual que el tiempo y la calidad del surco, fueron rigurosamente evaluados por expertos campesinos. En este concurso, con el que la administración municipal busca incentivar la práctica del ancestral trabajo, también juegan un papel fundamental el tercero o guía de los toros, el sejero o semillero (que riega la semilla) y el tapador o piquero, que va de último en el grupo, tapando el surco con un azadón. "Esta es una verdadera fiesta del campo en la que, además, enseñamos a nuestros niños y jóvenes la importancia de la labor campesina", explicó el alcalde de Jenesano, Fredy Naizaque. En la competencia, que culminó ayer, los seis primeros puestos recibieron de premio -además de dinero en efectivo- sombrero, ruana, botas, bordón, machete, dinero y una yunta de bueyes en cerámica. Aquellas personas que pensaban que el tractor había obligado a estos arrieros a colgar su yunta de madera, se equivocan, pues mientras existan campesinos, bueyes y arado se seguirán abriendo surcos para cultivar la comida. Así lo aseguraron los integrantes de las 18 yuntas, que finalmente llegaron a Jenesano para mostrar que la tradición copiada de los romanos -hace más de cinco siglos- aún se mantiene, en uno de los departamentos más agrícolas de Colombia. "Por más tecnología que se desarrolle, el arado de madera nunca podrá ser reemplazado, ya que el tractor lo que hace es dar la vuelta a la tierra, dañando su fertilidad. Por eso los labriegos prefieren seguir revolviendo sus parcelas con la vieja herramienta, para así obtener mejores cosechas", aseguró Luis Suárez Murcia, uno de los gañanes más conocidos en la región. Cada uno de estos campesinos cobra, en promedio, entre 40 mil y 60 mil pesos por un día de trabajo, que comienza a las 4 de la mañana, con el desayuno de los animales, y termina a las 5 de la tarde, con el desmonte del yugo de los bueyes mansos. (El Tiempo)

 

 

 

 

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