Colombia y Estados Unidos cerraron negociación del acuerdo para uso de bases militares
Ahora viene un proceso de revisión técnica por las instancias gubernamentales de cada país, que en Colombia significa el paso del documento por el Consejo de Estado. Colombia y Estados Unidos cerraron ayer en Washington las negociaciones para la utilización de, al menos, 7 bases militares nacionales que permitirán reforzar las operaciones contra el narcotráfico y la guerrilla. Se trata del convenio que generó las más duras tensiones de Colombia con Ecuador y Venezuela. Los gobiernos de esos países aseguraron que se trata de una "amenaza" contra la región. "Dicho acuerdo reafirma el compromiso de las partes en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. El texto acordado pasa ahora a la revisión técnica por las instancias gubernamentales de cada país para su posterior firma", informó la Cancillería colombiana, minutos después de concluir la última ronda de conversaciones en la capital estadounidense. Por su parte el comandante de las Fuerzas Militares, general Freddy Padilla de León, se declaró satisfecho por el fin de las negociaciones. "Quedó todo acordado. Este instrumento ahora pasa a una fase burocrática con expertos de cada gobierno, que harán una verificación y designará las personas que los firmarán", dijo. Aseguró que "lo negociado quedó acordado. Y felizmente este acuerdo es de beneficio para todos los pueblos de la región". Para Colombia el perfeccionamiento de este convenio implica, básicamente, la aprobación del Consejo de Estado. En algún momento analistas jurídicos dijeron que debería ir a aprobación en el Congreso de la República, pero el Gobierno consideró que, al no modificar la sustancia de convenios existentes, no requiere del trámite legislativo. EL TIEMPO pudo establecer que este instrumento podría ser firmado, a más tardar, en dos semanas. Las implicaciones políticas de este nuevo acuerdo entre Bogotá y Washington, ha trascendido las fronteras nacionales. Los presidentes de Ecuador y Venezuela, Rafael Correa y Hugo Chávez, lograron que este fuera el tema principal de la cumbre de Unasur, realizada el pasado lunes, en Quito, a la que el presidente Álvaro Uribe se negó a asistir. En vez de ir a Quito, el mandatario colombiano hizo un recorrido relámpago por 7 países latinoamericanos, la semana pasada, para explicarles a los jefes de Estado los alcances del acuerdo con Washington y logró, según expertos, neutralizar a sus contradictores. Ante la negativa de Uribe de concurrir a Quito para hablar del tema, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández se ofreció como anfitriona de una cumbre extraordinaria, la cual se ha previsto ahora para el 28 de agosto próximo. Uribe admitió que irá a Argentina a exponer los alcances del tratado, pero exigió que se incluya en la agenda de la cumbre, tres asuntos de su interés: tráfico de armas, apoyo a grupos armados ilegales y narcotráfico, en la región. Si bien Chávez y Correa lograron levantar polvareda a raíz de este debate, hay otra opinión que pesa mucho en la región: la de Brasil, considerada la potencia económica y política de esta parte del hemisferio, y que inquieta a Estados Unidos. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva, no se puso totalmente del lado de Correa y Chávez, pero sí dijo que debe haber un diálogo con Washington sobre este asunto. Minutos antes del cierre de las negociaciones entre Colombia y Estados Unidos, el canciller brasileño, Celso Amorim, se refirió a la necesidad de que el compromiso de no afectar con el acuerdo los intereses de los países latinoamericanos debe venir también de Estados Unidos. "Tienen que venir también, de una manera o de otra, de Estados Unidos, porque ellos tendrán la gente, tendrán los aviones", afirmó en Lima. Y explicó que el presidente Lula Da Silva tiene una "disposición muy buena" para dialogar con Barack Obama. Lo que dice E.U. Ayer el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Philip Crowley, ratificó que el acuerdo de cooperación militar que su país negocia con Colombia tiene un carácter "estrictamente bilateral". El funcionario agregó que a pesar de esta condición, no hay obstáculo para mantener el diálogo sobre el acuerdo con otras naciones. "Colombia y nosotros continuaremos discutiéndolo con los otros países de la región", señaló. (El Tempo)
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