Contador es otro gran campeón generoso como Miguel Indurain

España se tiene que felicitar de tener otro gran campeón en el ciclismo cortado por el mismo patrón que Miguel Indurain. Si el navarro fue un ejemplo mundial de que hay una estirpe de ganadores que alcanzan la cima con un exquisito respeto hacia los rivales, haciéndoles partícipes también del éxito en sus esfuerzos, sin necesidad de aplastar al adversario, Alberto Contador también lo ha hecho en este Tour de Francia que ganará el domingo. Cualquier otro en su pellejo, el mismo Lance Armstrong, desmedidamente voraz como se les inculca a los críos desde pequeños en la cultura estadounidense, no hubiera dado explicaciones por lo ocurrido el miércoles en la última etapa de los Alpes. En realidad no había necesidad, porque Contador avisó de sus intenciones a Kloden -que, por cierto, es el único que no ha abierto la boca para recriminarle nada-, éste le dio el visto bueno y luego las fuerzas no acompañaron al alemán. Pero el chico de Pinto sintió apremio por hacerlo para mantener las formas en un equipo en el que se han dejado de guardar desde hace tiempo. Porque, ¿qué hacía ayer Bruyneel siguiendo al texano en la crono si su líder era el otro? Contador no tuvo ningún reparo en ofrecer su versión cuando, por encima de todo, había cumplido el objetivo para el que el Astana llegó a Mónaco en el inicio del Tour: ganar el maillot amarillo en París. Su victoria es superlativa. Ha ganado una etapa de montaña, otra contrarreloj (además de la de equipos) y si no venció en Grand Bornard fue porque renunció a disputársela a Frank Schleck. Y sólo tiene 26 años, una edad extraordinariamente joven para sumar ya dos victorias en la ronda gala -además de tener ya la triple corona: Vuelta, Giro y Tour-, teniendo en cuenta que Merckx sólo lucía una más a esa edad y Miguel y Armstrong estaban inéditos. (Marca)