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CAUSA ABIERTA

Río de Janeiro: la favela Babilonia sin narcotraficantes y con niños jugando

Río de Janeiro: la favela Babilonia sin narcotraficantes y con niños jugando

Las laberínticas escalinatas que usan los habitantes de la favela de Babilonia para bajar hasta las arenas de Copacabana, hace un año estampadas en la prensa con imágenes de narcotraficantes armados con fusiles y vendiendo drogas, son ocupadas hoy por niños que elevan cometas al lado de policías. Una ocupación policial sin tiros, iniciada hace un mes, acabó con el que era un estratégico bastión para el narcotráfico a pocos metros de Copacabana, el turístico barrio de Río de Janeiro que tiene las playas más famosas de Brasil y ha sido fuente de inspiración de músicos y poetas. "Ocupamos pacíficamente la favela hace un mes y hasta ahora no hemos registrado ningún incidente. Antes hacíamos esporádicas operaciones aquí para reprimir el narcotráfico, los tiroteos y los abusos. Hoy nos dedicamos a resolver las peleas entre vecinos", dijo a Efe el capitán Felipe Lopes Magalhaes, jefe de la Unidad de Policía Pacificadora (UPP) instalada en el lugar. Tanto la favela de Babilonia como su vecina Chapeu Mangueira eran controladas por narcotraficantes vinculados a una organización criminal llamada Tercer Comando, que imponían su ley a la fuerza en las dos comunidades en las que viven cerca de 7.000 personas. Además del control del tráfico de drogas, los pistoleros monopolizaban otros servicios, como el abastecimiento de bombonas de gas, e imponían a los vecinos reglas como horarios para entrar y salir y la ley del silencio. Las dos barriadas, con chabolas construidas en un empinado morro que separa la playa de Copacabana de la de Botafogo, eran escenario frecuente de tiroteos entre los narcotraficantes que las controlaban y rivales que insistían en ocuparlas a la fuerza. Como la policía sólo recorría las callejuelas en esporádicas operaciones para acabar con los enfrentamientos, los agentes eran mal vistos por los habitantes, que los acusaban de violencia y abusos. Pero, contra todos los pronósticos, la policía no necesitó disparar un solo tiro para ocupar las dos favelas. Bastó que el Gobierno regional anunciara días antes que pretendía montar una Unidad de Policía Pacificadora con cien agentes para que los narcotraficantes huyeran. "Los jefes y sus pistoleros huyeron. Aquí se quedaron unos muchachos que recibían dinero para trabajar como ’aviones’ (cargadores de drogas), ’olheiros’ (vigilantes) y ’fogueteiros’ (encargados de avisar de la llegada de la policía con fuegos de artificio)", explicó Lopes Magalhaes. "Algunos de ellos ya comienzan a buscar empleo en comercios y restaurantes en Copacabana, pero queremos que sea instalada una escuela técnica en la favela para darles una ocupación y una opción de vida", agregó. Lopes asegura que la ocupación policial no es suficiente para garantizar la extinción del narcotráfico y que la policía sólo abre el camino para que el Estado llegue con servicios, educación, salud y obras. La gobernación ya instaló un servicio de internet en banda ancha gratuita y una caseta para dar cursos de informática a los habitantes de las favelas. Igualmente promete obras para mejorar el abastecimiento de agua, construir una escuela técnica y mejorar las infraestructuras. La intención es convertir a Babilonia y Chapeu Mangueira en un modelo de favelas que pasaron del control del narcotráfico al del Estado. Tras instalar Unidades de Policía Pacificadora también en las favelas de Dona Marta, Batan y Cidade de Deus, el comandante de la Policía Militar de Río de Janeiro, coronel Mario Sergio Duarte, anunció esta semana que pretende extender el modelo a otras cien. Los habitantes de las favelas son los más interesados con estos cambios. "A nosotros nos recibieron con los brazos abiertos y hoy tenemos una estrecha relación con la población", aseguró Lopes. Un encuesta a habitantes de favelas ya tomadas por la policía muestra que la gran mayoría se siente más segura, aprueba la operación y considera que la situación mejoró. "Antes no teníamos problemas con el "movimiento" (los narcotraficantes) desde que respetábamos sus leyes. Ahora ya no tenemos que cumplir esas normas abusivas y nuestros hijos pueden jugar tranquilos en las calles y crecer sin modelos negativos", dijo a Efe un habitante de Babilonia que no quiso identificarse. "Los más beneficiados fuimos nosotros, que recuperamos la tranquilidad y ya no tenemos que huir de nuestras casas para refugiarnos de los tiroteos", señaló por su parte una vecina de un edificio de Copacabana ubicado entre las favelas y la playa.

 

 

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