Del enojo a la ira
Así como la percepción del dolor no es la misma en todos nosotros, la forma de expresar y sentir enojo es tan variopinta como personas hay. Y aunque para algunos exteriorizarlo sea fácil, para otros la forma de enfrentarse a él consiste en reprimir ese sentimiento. Lo cual tampoco es saludable. El enojo es una respuesta natural y adaptativa ante las amenazas. Responde a emociones poderosas y genera comportamientos agresivos que nos ayudan a defendernos cuando somos o nos sentimos atacados. En cierta medida es necesario para nuestra supervivencia. Sentido común, leyes y normas sociales nos ayudan a tenerlo a raya. Lo más importante es saber que cada uno es responsable por la forma en que actúa ante ciertas situaciones. Las personas pueden hacer o decir cosas que nos molesten de verdad, pero nosotros elegimos cómo reaccionar ante eso. Sin embaro, el estrés y las presiones cotidianas nos llevan a límites donde no nos damos cuenta o deja de importarnos la forma en que interactuamos al relacionarnos con los demás. Es una prioridad aprender a canalizar positivamente el enojo, ya que puede volverse en nuestra contra, y además de tener problemas sociales, nuestra salud se verá deteriorada. Es una emoción que puede ir del enfado leve hasta la ira extrema. Nuestro cuerpo sufrirá grados crecientes de daño que nosotros mismos nos provocamos. De forma consciente o inconsciente sentimos enojo por sucesos externos o pensamientos negativos. Por aprendizaje o experiencia o bien lo expresamos, o bien lo suprimimos o controlamos. Habrá un aumento en la frecuencia respiratoria y cardiaca, lo cual impide una oxigenación adecuada de órganos y tejidos. El cerebro es muy sensible a esta baja aportación de oxígeno, lo cual nos lleva a no pensar con claridad. Craso error. La mayor producción de adrenalina nos ayuda a "huir o atacar" según sea el caso. Pero si estamos hablando de un atasco o un vecino escandaloso, tal vez la sabiduría "cavernaria" no nos ayude a solucionar el problema actual de manera adecuada. Expresar lo que sentimos de modo asertivo <http://es.wikipedia.org/wiki/Asertividad>es lo más sano para todos, debemos ser capaces de mostrar con tacto lo que nos molesta. Faena nada fácil, especialmente cuando la contraparte parece un toro a punto de embestir. Puede ser un propósito de verano, ejercitarnos un poco y así producir más endorfinas <http://endorfina.bligoo.com/content/view/52691/Que_son_las_Endorfinas.html>, las hormonas de la felicidad. Dejemos para el "otro" la úlcera, el dolor de cabeza y el mal sabor de boca. Contemos del 1 al 10, mientras analizamos si en verdad vale la pena perder el control. Después de una sesión de respiraciones profundas nuestra mente se aclarará y encontraremos la solución. Y si no la hubiera ¿para qué hacernos daño a nosotros mismos? (Por Reyna Arenas)
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