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CAUSA ABIERTA

Argentina: Prisión perpetua para la pareja que asesinó a teniente de la Policía

Argentina: Prisión perpetua para la pareja que asesinó a teniente de la Policía La Justicia de San Isidro condenó a la pena de prisión perpetua a la pareja que la semana pasada fue hallada culpable de haber asesinado al policía Aldo Garrido durante un robo, en febrero pasado. Los integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal 5 de San Isidro, los jueces Mario Kohan, Raúl Neu y Ariel Introzzi Truglia, habían adelantado el miércoles último, al término de los alegatos, que el veredicto contra los acusados que confesaron haber matado al teniente a balazos, Ernesto Daniel Luque (29) y Débora Acuña (30), era condenatorio, pero habían dejado la lectura de la sentencia para hoy. El fiscal general adjunto de San Isidro, Eduardo Marcelo Vaiani, y su colega Diego Callegari, solicitaron en su alegato la pena de prisión perpetua, al igual que el abogado Marcelo Rocchetti, que representó como querellante a la viuda. Para ellos, Luque y Acuña cometieron un "homicidio doblemente calificado por criminis causa (matar para ocultar otro delito y salir impune) y por tratarse la víctima de un miembro de una fuerza de seguridad, en concurso real con robo calificado y portación ilegal de armas de guerra y de uso civil". En cambio, los dos defensores oficiales, Carlos Aguirre por Luque y Marcelo Rodríguez Jordán por Acuña, habían reclamado condenas menores al alegar que la calificación del hecho era un homicidio en ocasión de robo, que en vez de tener perpetua como pena, se castiga con entre 10 y 25 años de cárcel. Tanto Luque como Acuña confesaron el crimen al comenzar el juicio. Declararon que mataron a Garrido a tiros, pero los dos dijeron que no fue su intención matar al policía y que sólo habían ido a robar al local. Luque, considerado reincidente, dijo que se le "escaparon" dos disparos de su revólver calibre 32 largo cuando forcejeaba con Garrido. Acuña, que estaba embarazada al momento del hecho, manifestó que cuando disparó con la pistola 9 milímetros del policía, lo hizo pero hacia el piso. Ambas versiones quedaron desacreditadas por el jefe de la Policía Científica de San Isidro, el inspector Marcelino Cottier, y la médica forense Gloria Pellegrini, quienes explicaron, a partir del análisis del lugar del hecho, las trayectorias balísticas y el funcionamiento de las armas, que era imposible que los tiros se hubieran "escapado". Para los jueces quedó probado en el juicio que el 17 de febrero pasado, Luque y Acuña "salieron de su domicilio con un claro designio criminal" y que alrededor de las 10 ingresaron al local de ropa "Kevingston" de la calle Chacabuco al 300 de San Isidro para concretar un robo, frustrado al intervenir Garrido.
Vaiani sostuvo que Luque efectuó un primer disparo contra Garrido que dio en su hombro, luego forcejearon y a la pelea se sumó la mujer que primero mordió al policía en un brazo y luego lo golpeó en la cabeza con la pistola de aire comprimido que tenía en su cartera. Durante el forcejeo Luque realizó un segundo disparo con su revólver. El fiscal sostuvo que el final se dio cuando Acuña le sacó la pistola reglamentaria a Garrido y disparó tres veces. Dos hirieron al policía el abdomen que le fracturó la cadera y otro, el mortal, que ingresó por la espalda y le atravesó el corazón. Tanto Vaiani como Rocchetti en sus alegatos rescataron la eficacia de la investigación policial, que detuvo a los acusados en Pablo Podestá siguiendo el rastro de dos objetos abandonados en el lugar del hecho: un boleto de colectivo y un llavero con la foto del hijo de 5 años de la pareja, que fue reconocido por las autoridades de un jardín de infantes que le aportaron a la Policía el domicilio de los autores del homicidio.

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