La presidenta argentina recibe la gratitud del hijo de médica cubana Hilda Molina

Roberto Quiñones, hijo de la médica disidente cubana Hilda Molina, se entrevistó hoy con la presidenta argentina, Cristina Fernández, a quien agradeció las gestiones hechas por su Gobierno para que el régimen cubano autorizara a su madre a viajar a Buenos Aires. Quiñones asistió a la residencia presidencial, a las afueras de Buenos Aires, acompañado por su esposa argentina Verónica Scarpatti y los dos hijos de la pareja, Roberto Carlos, de 13 años, y Juan Pablo, de 8, a los que Hilda Molina conocerá este domingo. La cita, que duró cuarenta minutos, tuvo un tono ameno e íntimo. La presidenta se sentó en un sofá junto al pequeño Juan Pablo, lo tomó del brazo y le preguntó cómo se imaginaba a su abuela. "Igual que en las fotos", contestó el pequeño, con voz tímida. "Imagino que estarán contentos", les dijo la mandataria, quien también se interesó por el delicado estado de salud de Hilda Morejón, madre de Molina, quien sufrió un descompensación cardíaca, pero está estable y lúcida. En una rueda de prensa, Quiñones dijo no tener palabras para agradecer al Gobierno, los partidos de oposición, la prensa y la "gente sencilla" de Argentina que se preocupó por su caso. También reconoció el gesto "valioso" del presidente de Cuba, Raúl Castro, a quien Quiñones dijo que no le guarda rencor pese al "sufrimiento" por el que ha atravesado su familia. "A la presidenta siempre le pedí que me escuchara como mamá. Y me demostró que tuvo una sensibilidad de madre. Ella es mamá antes que presidenta", afirmó Scarpatti. En la cita de hoy no hablaron de los pormenores de las gestiones, pero Quiñones dijo que Fernández, quien en enero pasado realizó una visita oficial a Cuba, le manifestó que "las gestiones bien discretas y cuidadosas dan mejor resultados". Como senadora y primera dama, Fernández inició las gestiones por el caso Molina en 2003, durante el Gobierno de su esposo Néstor Kirchner (2003-2007), quien en 2006 abogó públicamente a favor de que se autorizara a Molina a visitar a sus familiares y recibió una respuesta negativa de La Habana que casi provoca un incidente diplomático entre los dos países. Molina ya partió de Cuba y llegará este domingo por la mañana a Buenos Aires, donde la esperan un hijo que no ve hace 15 años, dos nietos que no conoce y su nuera y su madre, a las que vio por última vez en mayo de 2008, cuando La Habana autorizó a la abuela de Quiñones a viajar a Argentina. El grave estado de salud de Hilda Morejón, de 90 años, es clave para entender el cambio de actitud de los Castro. La anciana permanece ingresada en la unidad de terapia intermedia de un hospital de Buenos Aires, un dato que Quiñones reportó a la Presidencia argentina, pero optó por no hacer público para no presionar a La Habana. Paralelamente, la neurocirujana cubana, de 66 años, reactivó los pedidos al Gobierno cubano para que la autorizaran a viajar a Argentina en las últimas dos semanas, tras saber del empeoramiento de la salud de su madre, que aún no sabe que este domingo se reencontrará con su hija. Medios de prensa argentinos indicaron además que fue clave la intervención de la Iglesia católica cubana para lograr que este viernes el Gobierno de la isla le diera el visto bueno a Molina para salir de la isla. Quiñones no pudo confirmar esta intervención, pero afirmó que la Iglesia cubana dio contención y apoyo a su madre en momentos difíciles. La ex directora del Centro Internacional de Restauración Neurológica de Cuba tiene permiso para permanecer en Argentina por tres meses y, llegado ese plazo, puede solicitar a Cuba una extensión por un plazo máximo de once meses. Molina, quien desde su ruptura con el régimen cubano en 1994 intentaba conseguir ese permiso, aseguró que su deseo es regresar a Cuba, de ser posible junto a su madre. Los Quiñones Molina esperan que tras el reencuentro de mañana comience una "vida normal" para ellos y que sólo queden como "el recuerdo de esa familia que luchó por la reunificación".