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CAUSA ABIERTA

Argentina espera con expectativa la llegada de la disidente cubana Hilda Molina

Argentina espera con expectativa la llegada de la disidente cubana Hilda Molina

Argentina espera con gran expectativa la llegada al país este domingo de la médica disidente cubana Hilda Molina, que se reencontrará con su hijo tras quince años de reclamos al régimen de los Castro para que la dejen salir de Cuba. Molina es hoy protagonista de todas las portadas de los periódicos de Buenos Aires, ha dado entrevistas telefónicas a por lo menos una veintena de medios argentinos y su caso ya es objeto de análisis políticos. Ese protagonismo también se ha extendido a su hijo, el también médico cubano Roberto Quiñones, nacionalizado argentino en 1996, su esposa argentina Verónica Scarpatti y los dos hijos de la pareja, Roberto Carlos, de 13 años, y Juan Pablo, de 8, a los que Hilda Molina conocerá este domingo, cuando arribe a Buenos Aires en un avión procedente de La Habana. Quiñones, su esposa e hijos serán recibidos en la tarde de hoy por la presidenta argentina, Cristina Fernández, quien este viernes sorprendió a la prensa al anunciar que la neuróloga había logrado la autorización del Gobierno cubano para viajar a Argentina. El anuncio tomó por sorpresa a la familia Quiñones: Scarpatti se enteró por la televisión y el médico cubano lo hizo más tarde, pues estaba en el extremo sur del país trabajando y visitando a sus suegros, junto a su hijo Juan Pablo. Quien aún no sabe de la esperada novedad es Hilda Morejón, madre de Hilda Molina, quien logró viajar a Argentina en mayo de 2008. Quiñones explicó a la prensa que no han querido informarle a la anciana, de 90 años, del viaje de su hija a Buenos Aires para que la "expectativa" y la "ansiedad" no influyan negativamente en su delicado estado de salud. De hecho, la neurocirujana cubana relató a la prensa que reactivó los pedidos al Gobierno de la isla para que la autorizasen a viajar a Argentina en las últimas dos semanas, tras saber del empeoramiento de la salud de su madre. Molina, de 66 años, intentaba desde 1994 conseguir el permiso del régimen cubano para abandonar la isla y este viernes, tras lograr esa autorización, Argentina le concedió una visa para permanecer en el país por tres meses con la posibilidad de renovarla y la médica salió corriendo a comprar un billete de avión con el dinero que tenía ahorrado desde "hace años". "No voy a separarme de mi mamá hasta que esto (la salud de Morejón) tenga una definición", dijo hoy Molina a una radio porteña, tras reafirmar que su intención es regresar a Cuba, incluso con su madre si ésta mejora. "Por primera vez los chicos van a ver a su papá con su mamá. Suena extraño, pero es una imagen que nunca tuvieron", dijo Scarpatti desde su casa en la localidad bonaerense de El Palomar. Mañana, en vez del llamado telefónico entre La Habana y Buenos Aires de cada domingo, habrá un emotivo reencuentro familiar en el aeropuerto de Ezeiza y luego una visita al Hospital Tornú, de la capital argentina, donde permanece ingresada Morejón. Molina, que dirigió el Centro Internacional de Restauración Neurológica de Cuba y rompió con el régimen cubano en 1994, no cree que la autorización que le concedió Cuba sea un signo de tiempos de cambio en la isla sino que responde solo al agravamiento de la salud de su madre. Pero la prensa argentina ha ponderado la autorización como la primera "señal" de una nueva relación de Cuba con el mundo desde el levantamiento de la sanción de la Organización de Estados Americanos. La prensa local también ha analizado el impacto del anuncio hecho por la propia Cristina Fernández en plena campaña electoral para unos comicios legislativos que dentro de dos semanas pondrán a prueba la gestión de su Gobierno. Hasta la oposición ha valorado positivamente la gestión en el caso Molina hecha por Fernández, que en enero pasado visitó a Fidel Castro y que este viernes agradeció públicamente el gesto de Cuba. Pero según altas fuentes del Gobierno argentino citadas hoy por el diario porteño Clarín, fue la Iglesia católica cubana la que hizo la gestión final por Molina ante el Gobierno cubano. La médica, además de agradecer a "todo el pueblo argentino", también consignó que el logro del visto bueno para viajar a Buenos Aires es también fruto de "las cadenas de oración organizadas entre la comunidad católica cubana".

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