En La Plata dejan libre por legítima defensa a una mujer que mató al marido, castigador de sus hijos
El crimen fue en enero, tras una pelea. No soportó que les pegara a sus hijos. Fue un homicidio que desentrañó en los Tribunales una historia de violencia extrema, aberraciones y desamparo: una mujer que mató a su pareja en medio de una pelea quedó libre después que la Cámara Penal de La Plata consideró que actuó en su legítima defensa y en la de sus hijos. La mujer había denunciado muchas agresiones. Pero su calvario comenzó hace más de 20 años cuando la víctima -entonces su padrastro- la violó y se la llevó a vivir con él. Tuvieron cinco hijos y de acuerdo con los detalles del expediente judicial los ataques violentos eran habituales, aunque la mujer nunca pudo dejar el hogar. "Era muy sumisa, el miedo no le permitía reaccionar", dijeron algunos testigos. Hasta que el 29 de enero al mediodía, ocurrió el último y más trágico. Juan Ramón Caravallo (54) llegó borracho a la casa que compartía con Viviana Barros (35) en el barrio de Tolosa e inició una discusión con la familia. Allí estaban además cuatro de los hijos de la pareja, dos varones de 11 y 13 años y dos chicas, de 16 y 18.
Un rato antes, Barros había puesto en la mesa los cubiertos para almorzar después de su día de trabajo en el sector de limpieza del Hospital Español de La Plata.
Según declaró el mayor de los chicos, el hombre comenzó a gritar y estrelló una botella de vino contra la pared. Luego fue hacia la mujer e intentó golpearla "como hacía siempre" aseguró el testigo. Para evitarlo uno de los hijos se interpuso y recibió una trompada. La escena se repitió y Barros agarró un cuchillo que estaba en la mesa y le dio una puñalada en el pecho.
La víctima salió de la casa -en 528 y 121 del barrio de Tolosa- y caminó unos metros hasta que lo encontró un patrullero y lo llevó al hospital "Rodolfo Rossi". Murió apenas entró a la guardia. En el trayecto lo acompañaron Barros y una de las hijas. "Perdoname, vas a ver que es sólo una lastimadura" le dijo la mujer entre lágrimas.
"Siempre se mostró arrepentida, nunca pensó que lo podía matar, se asustó y se defendió", dijo a Clarín el abogado Mariano Loza Colomer, quien la defendió.
Barros fue procesada por homicidio simple y quedó detenida en la Comisaría de la Mujer. La defensa interpuso un recurso de apelación y, a mediados de marzo, la Sala II de la Cámara Penal consideró que el asesinato fue en legítima defensa y ordenó su libertad.
El caso todavía sigue abierto y por eso en unos días la defensa de Barros pedirá su sobreseimiento. En los argumentos se adjuntan los años de sufrimiento y sometimiento que padeció la mujer.
Cuando apenas abandonaba la niñez, su madre (entonces pareja de Caravallo) la internó en un instituto de Menores. En una salida, durante los fines de semana, el hombre la violó. Los abusos siguieron y cuando Barros cumplió 13 años quedó embarazada de su primer hijo. Poco después, su "padrastro" la sacó de la institución y la llevó a vivir con él.
La mujer denunció varias veces al hombre por agresiones físicas y amenazas. Casi siempre ocurrían cuando Caravallo llegaba borracho. Pero estaba en un círculo de violencia difícil de superar y siempre volvía con la esperanza de que fuera la última vez. Pero el día del crimen no soportó ver a sus hijos golpeados y tirados.
Apenas quedó libre, la mujer no pudo volver a la casa donde fue la tragedia. Dice que tiene miedo por posibles represalias de la familia de su ex pareja. Aún arrepentida por el crimen, Barros intenta junto a sus hijos más chicos superar más de dos décadas de dolor. (Fuente Clarín)
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