Murió el niño chileno al que le implantaron un corazón artificial
Felipe Cruzat, de 11 años, había recibido ese aparato hace dos semanas, a la espera de un trasplante. Médicos argentinos del Garrahan habían asesorado en la intervención. Con la misma disposición que atendió a la prensa durante los 93 días que Felipe Cruzat permaneció internado en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, Gonzalo, su padre, agradeció a todos quienes trataron de ayudar para que el menor recibiera el esperado transplante de corazón. "El tenía una misión en este mundo, la cumplió y se fue en paz", dijo su padre en contacto con TVN, donde afirmó que "se hizo lo que Felipe siempre pidió, que se cumpliera la voluntad de Dios, no la nuestra". Gonzalo Cruzat dijo que por ahora no contaba con mayores antecedentes sobre qué le causó la "repentina" muerte a su hijo y precisó que se trató de una emergencia relacionada con la anticoagulación que se requiere producto del corazón artificial que se le había implantado hace dos semanas. "Estamos tranquilos porque sabemos que él está junto al Señor", afirmó su padre, quien relató que hoy en la mañana Felipe había recibido la visita de los hermanos Franciscanos, con quienes rezó para que su hijo saliera de esta situación. "Creemos que la voluntad de Dios se expresó y ese era el destino de Felipe", reiteró Gonzalo Cruzat, quien precisó que la recuperación del menor había sido más lenta de lo previsto. "Tenía afectado el hígado, los riñones (...) y ya ayer se había sacado la máquina de diálisis". "Fue una situación rápida, de estar súper optimista, en una hora se produce el desenlace", dijo el padre del fallecido menor de 11 años, quien explicó que por ahora está preocupado de cómo será el funeral "en el sentido de que yo quiero que él esté lo más cercano posible a los hermanos Franciscanos". (El Mercurio)
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