Dos muertos y ocho heridos en estampida cuando más de 30.000 jóvenes angoleños rendían homenaje al Papa

Una tragedia sobrevino cuando el papa Benedicto XVI recibía este sábado un entusiasta homenaje en el estadio de Dos Coqueiros de Luanda de los jóvenes angoleños, llamados a reforzar su fe católica ante el notable aumento de las sectas en el país africano. Más de 30.000 jóvenes, entre ellos numerosos huérfanos y mutilados víctimas de 27 años de guerra civil, se congregaron en el estadio en el centro de la ciudad. En un momento determinado se produjo una estampida que provocó la muerte de dos personas y heridas de consideración a otras ocho. El papa, de 81 años, que parecía agotado en la mañana por el calor sofocante y húmedo que reina en la capital angoleña, asistió alegre y divertido a una serie de espectáculos y coreografías típicas realizadas por grupos de músicos al ritmo frenético de los tambores africanos, pero después rogó por las víctimas con tono apesadumbrado.  "Es un gran día para Angola, sobre todo para los jóvenes que han perdido a padres y parientes durante la guerra", había dicho antes a AFP Denis Julio, de 20 años, quien perdió un familiar en los años negros (1975-2002) en los que se enfrentaron las principales guerrillas que combatieron las tropas portugueses en la época colonial. Por primera vez desde que llegó el viernes a Angola el Papa tuvo un contacto directo con el pueblo angoleño, que lo ha recibido cariñosamente en cada trayecto que ha realizado para cumplir sus citas oficiales, entre ellas la víspera con el presidente de la República, Eduardo Dos Santos y en la mañana para oficiar una misa solemne con los obispos, religiosos y misioneros del país.

Tras escuchar el testimonio de varios jóvenes católicos provenientes de varias diócesis del país, el Papa llamó a las nuevas generaciones a "no perder la esperanza" y a tomar "decisiones definitivas".

"Son las únicas que no destruyen la libertad y ofrecen la orientación justa para avanzar y hacer algo grande en la vida", dijo.

El Papa recordó la guerra civil que desangró por 27 años a Angola y a los "miles de jóvenes que quedaron mutilados por la guerra" así como por "el torrente de lágrimas derramadas por la pérdida de familiares".

"No es difícil imaginar las nubes negras que cubren vuestros bellos sueños", dijo.

En la mañana, en una solemne homilía celebrada en la remodelada iglesia de San Paolo, el Papa hizo un llamado a los católicos angoleños a combatir la brujería y las sectas que cumplen sacrificios humanos.

"Muchos de ustedes viven con el miedo de los espíritus, de poderes nefastos que los amenazan, desorientados, y llegan a condenar a niños de la calle y hasta ancianos, porque -dicen- son brujos", afirmó el Papa en una clara alusión a las numerosas sectas y religiones tradicionales africanas presentes en Angola.

"A ellos hay que anunciar que Cristo venció a la muerte y todos esos poderes oscuros", dijo el Papa.

Según estimaciones no oficiales las sectas pasaron de 50 en 1992, cuando Angola dejó de tener un régimen marxista, a 900.

La condena a la brujería en Africa negra es total, ya que en los últimos 10 años representan un fuerte competidor para la Iglesia católica.

Según las estadísticas oficiales, el 55% de la población angoleña es católica y un 25% cree en religiones ancestrales.

Algunas formas radicales de brujería están relacionadas con los inmigrantes del Congo, según los medios de prensa del Estado, y practican sacrificios humanos infantiles y rituales de magia negra.

El año pasado en Luanda, 40 jóvenes, entre ellos bebés, fueron hallados encarcelados y maltratados en la sede de una iglesia evangélica donde los sometían a curaciones.

Durante la homilía, el Papa citó como ejemplo al rey bantú I Mbemba-a-Hzinga, bautizado a los cuatro años, quien reinó en Congo de 1506 a 1543 y garantizó "el entendimiento entre dos pueblos tan distintos como el bantú y el lusitano gracias a la religión cristiana", dijo.

El domingo el Papa tiene previsto reunirse con el pueblo angoleño en la explanada de Cimangola, donde se prevé que asistirán unas 500.000 personas a la misa. Univisión.