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CAUSA ABIERTA

Sevilla: Miguel dice que el menor asfixió a Marta tras ser violada por ambos

Sevilla: Miguel dice que el menor asfixió a Marta tras ser violada por ambos
El crimen de Marta del Castillo fue un asesinato a sangre fría que se cometió después de que la menor fuese violada. Ésta es la principal conclusión que se extrae del relato de los hechos que Miguel Carcaño Delgado, el principal imputado, realizó en la noche del martes ante el juez que investiga el caso, después de que se llevara a cabo una nueva reconstrucción judicial de los hechos que ocurrieron la tarde del 24 de enero en la vivienda de la calle León XIII.
En esta tercera declaración, que tuvo lugar sobre las diez de la noche del martes, Miguel Carcaño culpó de la muerte de Marta al menor de 15 años que está actualmente internado, al que también atribuye haber agredido sexualmente a la joven.
El principal imputado en el caso comienza su sórdido relato de los hechos explicando que tanto él como Marta y el menor coincidieron en el piso de León XIII en torno a las ocho y media de la tarde del día 24 de enero. Miguel dice en esta nueva versión que él y el menor tomaron diversas sustancias estupefacientes, habla de haberse fumado entre ambos siete u ocho porros de hachís, cinco o seis pastillas de drogas de diseño y, en su caso, añade que tomó incluso alcohol, en concreto más de un cubata de ron. Marta no había tomado ninguna de estas sustancias, explica el joven de 19 años en la declaración, según han confirmado a este periódico fuentes del caso.
Los hechos que derivan en la agresión sexual de Marta se inician, según este nuevo testimonio, cuando los tres jóvenes están sentados en el sofá del salón, frente al televisor, y Miguel intenta besar a Marta, pero ésta le rechaza recordándole que tenía novia, en alusión a la menor de 14 años con la que estaba conviviendo desde hacía algún tiempo en la localidad de Camas.
En este punto, Miguel Carcaño asegura que se levantó del sofá “mosqueado” y que, de forma repentina, le propinó un primer puñetazo a Marta en la boca, lo que provocó que sangrara por el labio. A esta agresión, según su testimonio, se une el menor de edad y entre ambos asestan a la adolescente varios golpes, aunque no recuerda el número de veces que le agredieron. A continuación trasladaron a Marta, que en todo este tiempo había permanecido de pie, del salón al dormitorio, donde la violaron.
Para consumar la agresión sexual, explicó Miguel al juez del caso, uno de ellos la inmovilizó, sujetándola por los brazos y amenazándola con una navaja de mariposa, de color negro, que el menor había regalado a Miguel Carcaño tiempo atrás. También le colocaron un calcetín de la propia joven en la boca, para que dejara de gritar.
Después de violarla, la pusieron de rodillas en el suelo y le ataron las muñecas a la espalda con cinta aislante. Carcaño asegura que el menor cogió entonces una alargadera enrollable que estaba debajo del ordenador y se la colocó a la menor al cuello, apretando hasta asfixiarla.
El joven dice que Marta forcejeó e intentó golpear al menor, pero él la inmovilizó y en ese momento cree que se produjo la muerte. Con un tensiómetro o pulsómetro, Carcaño dice que comprobó que Marta ya no tenía pulsaciones, por lo que se dispusieron a deshacerse del cuerpo.
El hasta ahora asesino confeso sostiene que los hechos se iban produciendo de una manera “muy rápida” y que cuando maniataron a Marta ambos podían suponer el desenlace final que iba a tener su acción.
Tras confirmar la muerte, Miguel y el menor cogieron dos bolsas con las que cubrieron el cuerpo de la chica de 17 años. Con la ayuda de una silla de ruedas como la que se utilizó en la reconstrucción judicial realizada el pasado martes, trasladaron a la menor hasta un contenedor de basura que se ubica en la esquina de la calle León XIII con Jorge de Montemayor, donde arrojaron el cuerpo. La navaja la arrojaron en una alcantarilla que está a las puertas del domicilio y donde la Policía la recuperó ayer por la mañana, mientras que la alargadera con la que supuestamente se cometió el crimen acabó en una papelera pública de las inmediaciones.
Miguel Carcaño también desveló que el menor, que se marchó en bicicleta, se llevó supuestamente en varias bolsas pequeñas pertenencias de Marta como su calzado, el DNI, las llaves y el móvil, para tirarlas en otro sitio.
A su regreso a la vivienda y con la silla de ruedas Miguel Carcaño se encuentra con un vecino, un testimonio este último al que la Policía no había otorgado credibilidad hasta ahora. Aunque el principal imputado no da una hora exacta respecto al momento en que la arrojan al contenedor, el vecino declaró que le había visto poco antes de las dos de la madrugada del 25 de enero. Ésta sigue siendo una de las principales incógnitas de la secuencia horaria, porque Carcaño sigue insistiendo en que regresó a la vivienda de Camas sobre las 22:50.
De acuerdo con esta tercera versión de los hechos, Miguel Carcaño exculpa explícitamente a los otros dos imputados:su hermano Javier Delgado Moreno y a su amigo Samuel Benítez Pérez, a quienes no relaciona en ningún momento con el crimen.
La Policía y el juez han venido sospechando hasta ahora que Javier Delgado está implicado por haber limpiado los “restos y huellas” del crimen, pero Miguel Carcaño ha asumido también en esta nueva versión todas las maniobras para ocultar y deshacerse del cadáver. El principal sospechoso dice que la noche del crimen se limitó a limpiar el suelo del dormitorio, que sólo fregó porque no detectó restos de sangre en el dormitorio ni en la cama. A los “tres o cuatro días” del suceso lavó la colcha –en la que la Policía halló restos de ADN de Marta del Castillo–, pasó una bayeta sobre los muebles y limpió el suelo con “lejía, amoniacal y amoniaco”.
El principal sospechoso admite que tenía sangre de Marta en una de las prendas que él vestía aquella tarde, en concreto una sudadera de color blanco, y explica que la transferencia al chaquetón militar que intervino la Policía debió producirse al colocársela encima de dicha sudadera. De esta prenda, sostiene ahora Carcaño, se deshizo de un descampado ubicado en las inmediaciones de la vivienda donde residía con la familia de Camas.
Con respecto a su novia de Camas, que la semana pasada declaró a la Policía que Miguel le confesó el crimen un día después, el principal imputado negó haber contado lo que sucedió la noche del 24 de enero a esta familia.
Carcaño también tiene una explicación para el hecho de que haya mantenido durante 33 días que entre él, Samuel y el menor arrojaron el cuerpo de Marta del Castillo al río Guadalquivir.
Ahora dice que confesó este extremo porque en los interrogatorios a los que fue sometido la Policía le hizo “esta sugerencia” una vez que le preguntaron sobre si habían podido tener algún accidente.
Estas supuestas sugerencias de los investigadores son las que llevan, según la nueva versión de Carcaño, a confirmar que el menor de 15 años y Samuel Benítez Pérez estaban en la vivienda de la calle León XIII. El joven asegura que, desde ese instante, “se montó una película e intentó seguirla porque incluso llegó a creérsela”.
El hecho de que tanto su hermano, Javier Delgado Moreno, como su amigo Samuel Benítez estén actualmente en prisión por estos hechos es lo que le ha llevado a contar “la verdad” ante el juez. También esgrime como uno de los motivos para no haber confesado antes estos hechos el “miedo” a que se supiera la verdad y el “miedo por su seguridad en prisión”.
Al final de su declaración, Miguel Carcaño dice que está arrepentido por lo que hizo. “Siente lo sucedido, no lo ha contado hasta ahora por miedo y no sabía cómo actuar”, refleja el acta con sus manifestaciones, según confirmaron fuentes de la investigación. Diario de Sevilla.

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