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CAUSA ABIERTA

Hombres y mujeres de Uruguay son infieles a mansalva con sus parejas

Hombres y mujeres de Uruguay son infieles a mansalva con sus parejas

El 61% de los hombres y el 40% de las mujeres en pareja en Montevideo han tenido relaciones sexuales por fuera del hogar, según investigación médica. Ellos prefiere relaciones ocasionales y sus sospechas son más fundadas; la mujer tiene más capacidad de perdonar luego. Diez parejas están disfrutando de una reunión de amigos. Todas son de Montevideo. Cada una, esté casada o no, vive bajo un mismo techo. Todos, ellos y ellas, tienen entre 20 y 50 años. Ríen, disfrutan, se ponen al día. Es probable que seis de los varones le hayan sido infieles a sus mujeres. Al mismo tiempo, posiblemente cuatro de ellas han engañado a sus compañeros. Pero claro, ese tema no saldrá en la conversación. A menos que se pretenda arruinar una velada agradable.  Esto no es la puesta en escena de una obra teatral, ni mucho menos el argumento repetido de una telenovela. Es el resultado de una investigación sobre la infidelidad en Montevideo, realizado entre julio y diciembre del año pasado por tres especialistas del Centro Médico y de Investigación Sexológica Plenus. Y el procesamiento de esos datos arrojó resultados que sorprendieron a los propios responsables, cuya capacidad de asombro, por tratar con algo tan complejo como las relaciones humanas, ya está bastante menguado. El 61% de los hombres y entre un 35% y un 45% de las mujeres que están en pareja han sido infieles.

En este último caso, el margen obedece a que el primer porcentaje corresponde a parejas que tienen un año o menos de vivir juntos, cuando la "fascinación" persiste. El resto se da en casos de matrimonios o convivencias más prolongadas. De acuerdo con los resultados del estudio, podría decirse que el título de "Muy fiel y reconquistadora" obtenido durante las Invasiones Inglesas ya no le sienta bien a la capital uruguaya; al menos, por ninguno de los motivos que llevaron a la Corona Española a darle tal distinción a Montevideo a principios del siglo XIX.

Notorio. ¿Qué motivó a hacer una investigación de este tipo? El sexólogo clínico Santiago Cedrés, director de ese centro, dice que su equipo notaba un aumento en los niveles de infidelidad, un tema tan viejo como la pareja. Su compañera de tareas Rosana Pombo, psicóloga y también sexóloga, agrega que la intención era cuantificar y obtener una "aproximación" a ese "fenómeno creciente" a través de un trabajo de campo. Ponerle números.

Eligieron cien parejas al azar -todas ellas heterosexuales, montevideanas, cuyos miembros tuvieran entre 20 y 50 años; de diferentes barrios, estratos socioeconómicos y culturales, profesionales o no-, que no fueran pacientes del centro donde trabajaban, y que consintieran someterse a un cuestionario con preguntas tales como: ¿Usted ha sido infiel? ¿Su pareja lo sospecha? ¿Su pareja le ha sido infiel? ¿Lo sospechaba? ¿De qué clase de infidelidad habla? ¿Por qué se dio? ¿Perdonó? ¿Lo/a perdonaron? Los profesionales, junto a la psicoterapeuta Gabriela Dartayete, entrevistaron, los tres juntos y luego individualmente, a cada miembro de esas parejas bajo estricta confidencialidad.

Definido el marco muestral y la metodología, faltaba dejar en claro qué se tomaba por infidelidad. Esta ocurre cuando hay un vínculo sexual por fuera de esa pareja, sin el consentimiento de la parte, podría decirse, afectada. Parejas swingers o amantes del sexo grupal quedaban afuera del estudio.

"Es una traición a la intimidad dentro de una relación de pareja", sostiene Cedrés. Y para complicar aún más la situación, se hicieron dos clasificaciones de infidelidad: puntual o estable. La primera es a la que siempre se llamó "una canita al aire", y más recientemente touch and go: una relación sexual y adiós; la segunda es más duradera, requiere la presencia de un "amante estable", con quien se establece una suerte de compromiso, y para la que los especialistas cifraron en más de cinco encuentros sexuales consecutivos.

De acuerdo con el estudio, el 65% de los hombres que cometen infidelidades prefieren episodios puntuales. Entre las mujeres que "traicionan la intimidad", en cambio, las situaciones se repiten en porcentajes iguales, 50% prefiere encuentros ocasionales y, la otra mitad, más duraderos.

Esto guarda una relación directa a las causas esgrimidas por los responsables. El informe coloca como primera explicación que da un hombre para tirar una canita al aire una "infancia donde no se promovió la fidelidad como valor"; también está incluido, aunque más atrás a la hora de las excusas, la "presión social". En cambio, las tres primeras respuestas consignadas por las mujeres son: sentimiento de vacío, búsqueda de nuevas experiencias y necesidad de sentir enamoramiento. Una vida sexual en común insatisfactoria es también esgrimida como descargo en ambos sexos.

"Nosotros partimos de la base que hay algo en la historia de la pareja que contribuye a que aparezca la infidelidad. Cuando uno se va a vivir con otro, o se casa, se tiene muchas expectativas de que varios espacios sean llenados. Uno se junta por una `fascinación` hacia el otro. En ese momento se expone, pide y recibe. Hombres y mujeres necesitamos sentirnos valorados, saber que el otro se `juega` por nosotros. Eso es lo que nos brinda un equilibrio interno, nos refuerza. Luego llega la realidad", sostiene Gabriela Dartayete.

El "desbalance" o "desequilibrio", términos empleados por los expertos, es el abono para la infidelidad. Y eso se traduce en las respuestas recibidas: "me sentía vacía", "no estaba siendo valorado", "no teníamos buena cama".

Preconceptos. A los responsables del estudio, les sorprendieron los porcentajes de infidelidad. La psicóloga Pombo asegura que son mayores a los esperados. Pero también reconocen que otros resultados -tipos de infidelidad por género, causas esgrimidas- son una suerte de ratificación de preconceptos. Algo así como que la "Universidad de la calle" tenía razón.

"Los preconceptos siguen estando arraigados, pero el mayor cambio lo notamos en la mujer. Es difícil saber si las mujeres son más infieles que antes, pero sí que está hoy más `expuesta`, más `popularizada`; tal vez más aceptada. No hay que olvidar que por viejos conceptos sexológicos no era considerada", dice Cedrés.

A la hora de comenzar la investigación, los expertos cifraban la infidelidad masculina en un 50%. Esto era aceptado más como algo axiomático -así como la aseveración que indica que el 10% de la población es homosexual- a partir de un estudio tajante sobre la sexualidad. Para las mujeres no tenían una base. De ahí la sorpresa por los resultados que obtuvieron.

La salida de las mujeres al mercado laboral y su desarrollo profesional -algo necesario, merecido, indiscutible e incuestionable- ayudó a esa popularización.

"La mujer pasó de estar en la casa y criar a los hijos, a estar más expuesta", agrega Pombo. El estudio indica que el 81% de las mujeres "confiesa que coquetea con sus compañeros de trabajo, y dos de cada tres aseguran que tienen pensamientos sexuales con ellos".

El acierto en las sospechas y el perdón también pueden encuadrarse en el rubro "preconceptos confirmados". Si alguien sospecha que su pareja lo engaña es muy altamente probable que tenga razón. Tras las entrevistas realizadas de manera individual a cada miembro, el 70% de las sospechas de las mujeres tenían razones fundadas.

Es un porcentaje muy elevado, pero empalidece ante la contraparte masculina. Sea por el entorno en el que crece, por educación, por la universidad callejera, o tal vez por aquello de que `el que se sabe ladrón cree que todos son de su condición``, un hombre que sospecha raramente está equivocado: el 95% por ellos acierta si cree que su mujer le está siendo infiel.

La investigación indagó, aunque de manera cualitativa y no cuantitativa, en los elementos que abonaron esas sospechas. Básicamente, todo gira en torno a cambios de hábitos. Irse a otro lugar a atender el teléfono celular, hallazgo de notas, mensajes SMS o correos electrónicos comprometedores (aquí ya hay una desconfianza previa, cuando un integrante de la pareja revisa los mensajes del otro), jornadas laborales que se extienden o una renovada actividad social fueron algunas de las respuestas de quienes dudaban, y que generalmente estaban en lo cierto.

Y así como la vida sexual en común insatisfactoria es uno de los motivos que llevan a quienes cometen la infidelidad a justificarla, también puede ser un indicador: ya sea por una notoria merma de la atención hacia la pareja o, por el contrario, por el repentino surgimiento de nuevas habilidades amatorias. Luisa Cortés, personaje interpretado por Maribel Verdú en Y tu mamá también, fue muy elocuente sobre esta situación en una de las escenas finales de esa película mexicana.

Si una infidelidad es motivo de un "desequilibrio", que se conozca directamente causa un derrumbe en la pareja. Pero, ¿se perdona? Aquí hay diferencias notorias entre el hombre y la mujer. Para ellas, es considerablemente más dolorosa una infidelidad estable que una puntual. En una proporción de siete a tres, son más capaces de perdonar una "canita al aire" que una relación paralela estable, según reflejó el informe.

"Podrán sentirse enojadas y humilladas, podrán reclamar. Pero si se trata de una infidelidad puntual, lo pueden ver como tal. Y a lo que apuesta esta mujer es a perdonar, siempre y cuando haya un cambio, un nuevo compromiso por parte del hombre", afirma Pombo.

Por el contrario, a los hombres les desvela casi por igual manera la idea de que su mujer tenga una relación ocasional con otro como un compromiso paralelo. En cualquiera de esos casos, la posición de poder que se les inculca casi desde la cuna se ve seriamente lesionada. El propio Cedrés dice que durante la investigación a los hombres les resultó mucho más fácil confesar haber sido infieles que a las mujeres. "Ese es un ejemplo del poder", sostiene.

Cedrés y su equipo creen que su investigación es un punto de partida. Saben que varios aspectos quedaron afuera: la influencia de los hijos en caso de haberlos, la educación religiosa, la profesión u oficio de los miembros de la pareja, un análisis más detallado por franjas etarias o socioeconómicas, qué ambientes son más proclives a una infidelidad, dónde tendría lugar, la reincidencia del engaño, lo que ocurre en el Interior del país y más.

"Será el inicio de un nuevo estudio, ahora a nivel nacional -adelanta el médico-. Esta fue recién la primera aproximación a lo que es la infidelidad uruguaya, pero en Montevideo", ciudad que en algún momento recibió el título real de la "fiel".

Los investigadores

Rosana Pombo

psicóloga y sexóloga

"En una terapia de pareja, donde hubo una infidelidad uno trabaja para sacar un aprendizaje positivo. Saber qué fue el detonante de la crisis. Hay que mejorar las habilidades comunicacionales, comprometerse en satisfacer las necesidades, incluso las sexuales".

Santiago Cedrés

médico internista y sexólogo clínico

"¿Cuestiones genéticas? Se dice que hay un gen que predispone a la infidelidad porque afecta a la serotonina, pero eso aún se discute desde el punto de vista científico. Más que lo genético para ser infiel influye el entorno, la educación y el equilibrio".

Gabriela Dartayete

psiquiatra y psicoterapeuta

"El balance de cada uno tiene que ver con la gratificación interna, con todo lo que hace que uno esté a gusto. Pero en el balance entre expectativa y realidad, entre lo que se pide y lo se recibe, aparece un desbalance. Y ahí surge el problema".

Historias de engaños y engañados

"Yo llevaba diez años de casada, tenía una familia hecha, dos hijos, una casa, pero la relación ya se estaba desgastando. Mi ex marido tenía el hábito de subestimarme, en público o en privado. Y en la facultad me hice amigo de un compañero de clases. Y de él comencé a sentir un reconocimiento a mi persona, me valorizaba, lo opuesto a lo que tenía en casa. ¡Y eso me empezó a mover! Yo que sabía que un día iba a pasar `algo`. Y pasó. Con mi ex estuvimos separados pero luego volvimos, más por su insistencia que por otra cosa. Y mientras seguimos casados no le permití que me lo recriminara".

Sandra (38), psicóloga.

"Yo noté que de golpe mi ex tenía muchas comidas, salidas, mucho arreglo para ir a comer un asado. No sé porqué me di cuenta, había peleas, discusiones; él decía que era por eso. Supongo yo que sería para escaparse. Cuando te enterás querés echarlo, golpearlo, o pagarle con la misma moneda. Pero yo no hago lo que no quiero que me hagan. Además, tengo dos hijas e influyeron para seguir adelante juntos. Claro que no fue lo mismo, cuando recomponés una relación así necesitás que el otro cambie un 100%. Y no fue así". Daniela (35), comerciante.

"A mí siempre me gustaron las mujeres, la conquista, la previa, buscar la forma de levantarme una mina. Cuanto más difícil fuera mejor, me gustaba buscarle la vuelta. Y así también durante los tres años que viví con mi novia. Aunque nos lleváramos bien tenía la necesidad de otras historias, cortas o largas. Incluso, en los momentos de mayor armonía era peor porque yo estaba malhumorado, como que sentía la necesidad de llenar el vacío de la falta de otras historias. Ella sospechaba y más de una vez me encaró a ver qué pasaba. Ahí lo negaba, aunque alguna vez lo confesé sin que me viniera a decir nada".

Pablo (30), educador.

"El mundo de hoy deja ver los conflictos"

El ámbito laboral es considerado el lugar por excelencia para las infidelidades de pareja. ¿La emancipación femenina igualó las "oportunidades" para ambos géneros o simplemente destapó una realidad oculta?

Para el psicólogo especializado en terapia de parejas Álvaro Alcuri, esta última es la opción más probable. "Los problemas de pareja no empezaron con la emancipación de la mujer, pero en el sistema rígido y patriarcal de antaño no eran visibles socialmente. Los logros sociales y laborales que han conseguido les han permitido realizarse desde el punto de vista individual. Antes lo hacían sólo a través de la familia, de sus hijos. Pero esa realización individual puede chocar con lo grupal".

Según Alcuri, la emancipación de la mujer ha influido notoriamente en el número de divorcios. ¿Y en la infidelidad? "Salir a trabajar las pone en el mundo real, antes estaban en una cajita de cristal. ¿Pero eso mismo no las ponía al borde de la infidelidad también, que alguien se colara? Tal vez más, solo que se ocultaba. Y si no, leer las crónicas de Julio Herrera y Reissig. Lo que ha hecho el mundo moderno es transparentar conflictos". El País.

2 comentarios

leonardo191818 -

busco algun encuentro de 20 a 40 añ

scapadas -

creo que la infidelidad es un bien necesariopara ambos,sea para unirlos mas,o para crecer mas.
en cuento si el mundo laboral hoy en dia ayuda creo que si 100% asi sucede en mi caso personal,
conoci a mi nueva pareja alli y no me arrepiento.