El gran choque de egocéntricos en la selección de fútbol de Argentina

Ídolos de Boca Juniors. Nunca un término medio: amados u odiados. Diego Maradona y Juan Román Riquelme se caracterizan por ser polémicos y conflictivos. El romance se rompió. Después de tirarse flores, de sacarse fotos juntos, de elogiarse, llegó el momento del fin. ¿Cómo era realmente su relación? El entrenador de la selección argentina declaró días atrás en TyC: “Si (Riquelme) no se puede sacar un hombre de encima, no me sirve” y afirmó que venía manejando alternativas en referencia a la ubicación del enganche dentro del terreno de juego. Además, aclaró que esos temas iban a tener que hablarlos con el jugador. Pero no los habló antes con el jugador. Primero lo anunció en televisión. Román se enojó, pidió un móvil y declaró que renunciaba a la selección. Pero no solo eso. Criticó duramente a Maradona y dijo que no tenían los mismos códigos. El ego del futbolista se vio afectado por las declaraciones del DT. Y el del entrenador, cuando Román no atendió sus llamados en las horas previas a tomar la determinación.

“Hay que alentar, hay que alentar. Estamos todos, no llamen más (jugadores)”, gritaron los futbolistas del combinado argentino cuando derrotaron 1-0 a Escocia en un amistoso, según informó el diario deportivo Olé. En ese encuentro faltaba Riquelme y Lionel Messi. Después, Argentina le ganó a Francia por 2-0. “Hay que alentar, hay que alentar. Ya vino Messi, no llamen más”, corearon en esa oportunidad. Estaba claro: nadie quería al futbolista de Boca Juniors.

El matutino especuló con las declaraciones de los allegados de Maradona y Riquelme. ¿El entrenador quiso alejar a Román con sus declaraciones o que el xeneize renunció porque imaginó que sería suplente? Fuentes albilcestes aseguraron a Olé que el alejamiento de Riquelme es “un alivio” porque temían que perjudicara la buena relación existente entre los futbolistas.

Maradona adelantó que el que renuncia no vuelve más. Román no se va por primera vez. Ya había abandonado a Argentina porque su madre se lo había pedido, harta de las críticas.

Si es que lo había, el romance duró poco. Pocas veces se lo veía sonreír a Román, aunque lo hacía siempre cuando estaba junto al DT. Los dos son poderosos y no quieren dar el brazo a torcer. Orgullosos y de cabeza dura, la polémica va más allá del fútbol. Parece un choque de egocéntricos. El Observador.