Los transexuales sin pene pueden acceder al Ejército en Argentina
Los hombres con pérdida, ausencia o atrofia de ambos testículos y los transexuales operados para perder el pene ya no tendrán obstáculos para ser militares o guardias civiles. El Gobierno, a propuesta de los ministerios de Defensa e Interior, modificó hoy el cuadro médico de exclusiones para el ingreso en los centros militares de formación. Una reforma capitaneada por la ministra Carme Chacón después de que se destapara el caso de Aitor, un jienense de 28 años que nació mujer y al que el Ejército denegó en dos ocasiones la admisión por no tener órganos genitales.
La última vez que Aitor G. R. fue rechazado por mandos militares ocurrió hace un mes en un reconocimiento médico. "Sentí una vergüenza muy grande, un trato vejatorio", denunció entonces. Para no tener problemas, cambió su nombre en el DNI y en los documentos oficiales. Incluso reveló que en un test realizado en un centro de reclutamiento de Córdoba dijo que se había hecho una vasectomía para una reasignación de sexo, pero que aún le restaba la operación definitiva.
Pero no le valió. Le declararon no apto por falta total de pene y ausencia de testículos. Igual que dos años antes, cuando inició su larga travesía después de solicitar una de las plazas convocadas en la Academia de Caballería de Valladolid. Entonces recurrió a un tribunal médico en San Fernando (Cádiz), donde un coronel, según aseguró, le llamó a su despacho y le soltó: "Bájate los pantalones y dime por dónde meas".
Aitor decidió presentar un último recurso ante la Subsecretaría de Defensa y, de paso, dar a conocer su discriminación. Apoyado por las asociaciones de gays, lesbianas y transexuales, que incluso convocaron movilizaciones en varias ciudades, su caso llegó hasta la ministra Chacón, que se puso manos a la obra y confirmó que cambiaría la norma. La ministra Bibiana Aído y el secretario socialista Pedro Zerolo le alentaron.
Dos décadas de espera
A partir de este viernes, hombres o transexuales como Aitor no tendrán barreras para entrar en las Fuerzas Armadas. Según el ministerio de Defensa, se trataba de una exclusión que se había mantenido secularmente por lo "excepcional" de su aplicación. Una 'temporalidad' que había durado dos largas décadas, pese a que el Ejército ya cuenta, al menos, con una transexual mujer.
El Gobierno aprovechó el caso de Aitor para revisar otros aspectos del cuadro médico de exclusiones como endurecer las condiciones psicofísicas de aquellos militares que tienen responsabilidades en vuelo, la necesidad de controlar a los hipertensos o la incorporación de los trastornos funcionales digestivos incompatibles con el servicio militar. La Rioja.com.
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