Estupor en Vigo: absolvieron al sujeto que mató de 57 puñaladas a dos homosexuales porque temía que lo violaran
Una vez muertos, Jacobo permaneció en la vivienda hasta las nueve de la mañana buscando algo con que prender fuego. Se duchó y tapó sus heridas con una bolsa -tenía un corte en la palma de una mano, una brecha superficial en la cabeza y otra en las piernas-. Cerró las ventanas, abrió el gas, plantó cinco focos, [dos de ellos encima de los cadáveres] y se fue. No sin antes llevarse en una maleta todo lo que encontró de valor. Para el Fiscal y la acusación particular, todo fue "pensado y calculado fríamente" con el propósito "de hacer creer que sus víctimas habían sido objeto de un robo violento".
Una conducta que no puede tener justificación en la legítima defensa porque "Jacobo estuvo varias horas en el piso tras el crimen y causó intencionadamente un incendio para borrar los indicios de lo que había hecho con un comportamiento despiadado". Para la defensa actuó movido por "un miedo insuperable a ser asesinado y violado, víctima del pánico, fuera de sí dado el estado de intoxicación en el que se encontraba".
Haciendo uso de su derecho a la última palabra durante el juicio, el acusado dijo estar "arrepentido de todo". Tras reconocer que acuchilló a las víctimas y pedir perdón a su familia (tiene un niño de pocos meses) aseguró entre lágrimas que la culpa no fue de nadie: "Es culpa de cómo soy". Esa fue la puntilla que caló en el jurado, compuesto por siete mujeres y dos hombres. Tres de sus miembros lloraron al escucharlo. Poco después absolvieron a Piñeiro por siete votos contra dos. Tomás Santodomingo, abogado de Marta, la madre de Isaac, no sale de su asombro. "Se trata de un asesinato en toda regla, si la víctima hubiera sido una mujer el resultado habría sido distinto". Piensa que Jacobo es un homosexual vergonzante, ya que nunca reconoció haber mantenido relaciones con ninguno de los dos hombres. Ahora sólo espera que por el incendio le caiga la máxima pena, hasta veinte años de prisión, y que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia escuche su apelación. El País de Madrid,
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