La isla neoyorquina esconde gran tesoro: toneladas de oro yacen bajo Manhattan
La mayor concentración de oro conocida en todo el mundo yace a 25 metros bajo tierra en pleno centro del distrito financiero de Manhattan, sin que muchos de sus habitantes sean conscientes del descomunal tesoro que esconde la isla neoyorquina. "El Banco de la Reserva Federal de Nueva York alberga en la actualidad la mayor concentración de oro monetario del mundo", aseguró hoy un portavoz de la Reserva de Nueva York en referencia a las reservas mundiales de ese metal cuya pureza supera el 99,5 por ciento. Aunque aquí se acumula cerca del 25 por ciento de las reservas oficiales de oro de todo el mundo, sólo cerca de un 5 por ciento es del Gobierno de Estados Unidos, mientras el resto pertenece a estados, organizaciones internacionales o bancos centrales, que han confiado su cuidado al banco neoyorquino.
Según sus responsables, esa confianza se debe a que es difícil imaginar un sitio más seguro para guardar tan preciado metal, ya que la Reserva Federal de Nueva York está en una isla donde la seguridad es una preocupación clave y se encuentra a 25 metros bajo tierra (15 bajo el nivel del mar) y en un subsuelo que es pura piedra.
El lecho de roca sobre el que reposa Manhattan es, además de una gran garantía de seguridad, uno de las pocas bases que se consideran apropiadas para aguantar el peso de todos los lingotes y del tremendo búnker en el que está cavada la única puerta de acceso.
La caja fuerte más segura
Esta última consiste en un estrecho corredor de 3 metros de largo creado en el centro de un gran cilindro de acero macizo de 90 toneladas que gira sobre sí mismo para permitir o bloquear el acceso a la cámara.
Ese cilindro forma parte de un gran marco de acero de 140 toneladas de peso, que está integrado en un gran búnker de tres plantas cuyas paredes son de hormigón armado.
Al girar 90 grados ese gran cilindro el corredor se alinea con los orificios del marco para permitir la entrada a un búnker que "jamás nadie ha intentado robar", según el citado portavoz.
Para garantizar el hermetismo, una vez bloqueado el acceso, el cilindro se desliza ligeramente hacia abajo para taponar el marco, como si se tratara del corcho de una botella, y luego unos grandes 'clavos' recogidos en el marco entran en sus correspondientes agujeros en el cilindro a modo de cerrojos.
"Si alguien se quedara encerrado dentro tendría oxígeno como para aguantar vivo unas 72 horas", explica el guía que gratuitamente muestra el sótano a las cerca de 25 mil personas que cada año visitan esta peculiar cámara.
Una vez superada la puerta se accede a una pequeña estancia desde la que se puede observar el oro, del que el visitante está separado por barras similares a las de una celda.
Sólo tres personas de sendos departamentos del banco (Auditoría, Servicios de Cámara y Custodia) conocen las correspondientes contraseñas necesarias para abrir el enrejado. Univisión.
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