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CAUSA ABIERTA

De tal palo..la nieta de Pinochet le sigue pegando a sus hombres

De tal palo..la nieta de Pinochet le sigue pegando a sus hombres

Bronceada, vestida de rosado y con lentes de sol de marco blanco, María Verónica Pinochet Molina (37) enfrentó impávida ayer la formalización de cargos que la Fiscalía Centro Norte realizó en su contra por el delito de lesiones contra su tercer marido -el empresario Miguel Morales Salazar (42)-, a quien golpeó y arrojó por las escaleras el 4 de noviembre pasado. Tras la audiencia, ocurrió un hecho del todo particular: sin mediar argumentos, dos carabineros del retén del Centro de Justicia escoltaron a la mujer hasta su vehículo. Según trascendió, ella les habría solicitado que la acompañaran. Sin embargo, no existe reglamento que establezca que efectivos policiales deban resguardar a imputados en el recinto. Media hora antes, el fiscal José Morales le comunicó a la nieta mayor de Augusto Pinochet Ugarte que el Ministerio Público investiga la agresión que ella le propinó a su ex pareja, quien en su denuncia señala que la mujer le pegó por no haberle dado dinero para la peluquería.

Además, el investigador sostuvo que hay diligencias en curso por otro violento incidente ocurrido, hace dos semanas, en el cual ella habría destrozado la camioneta de su ex esposo, según denunció el propio afectado a la 25ª Comisaría de Maipú.

El juez Jorge Tesche, del Segundo Tribunal de Garantía de Santiago, decretó medidas accesorias a favor de la víctima, por lo cual se le prohibió a Pinochet Molina acercarse a su tercer marido durante los 60 días fijados para esta investigación criminal.

El magistrado le advirtió que esto significaba no tener ningún tipo de contacto con su ex pareja, es decir, no debe ir para su casa, no puede acudir a su trabajo, tampoco llamarlo por teléfono ni enviarle correos electrónicos.

De lo contrario, le advirtió el juez, arriesga penas por cometer el delito de desacato a una autoridad de la República.

Asimismo, el Ministerio Público, por regla general en maltratos intrafamiliares, solicitó la prohibición de que la mujer porte armas, a lo cual el tribunal accedió.

Tras escuchar estas disposiciones, el abogado de la nieta favorita de Lucía Hiriart indicó que no se oponía, pues su defendida le había señalado que no tenía intención alguna de acercarse a su ex pareja ni de usar armas. Ante ello, el juez replicó "sí, son intenciones", pero había que dejarlo decretado en la audiencia.

CALABOZO

La mujer esperó durante dos horas y media al interior de un calabozo habilitado en el Centro de Justicia la imputación de este ilícito.

A primera hora de ayer, la Brigada de Investigaciones Criminales (Bicrim) de Conchalí la detuvo en su residencia. Esto último debido a que desde el viernes pasado el tribunal de garantía había despachado una orden de aprehensión en su contra por no haberse presentado ni justificado su no comparecencia a la primera formalización en su contra, que estaba fijada para el 30 de enero pasado.

La imputada se retiró rápidamente del tribunal acompañada por una amiga. No quiso dar declaraciones y sólo se limitó a señalar a la prensa: "Quiero ir a ver a mi bebita".

Fue entonces cuando dos efectivos policiales se le acercaron y la acompañaron en el ascensor y luego en la explanada del Centro de Justicia. ¿Parte del protocolo?, nadie dio una explicación coherente del hecho y hasta el momento ningún otro imputado recibió tal preocupación.

 

Denuncias poco comunes

El fiscal jefe José Morales señaló que la víctima de las lesiones, Miguel Morales, le manifestó estar muy afectado por estos hechos.

“Él está muy inquieto, muy preocupado por su hija (…) se trata de una persona que está muy afectada y lo único que quiere es resguardar la integridad de su familia. Además está muy preocupado porque entiende que hay un acoso tras esto”, señaló el investigador.

El representante del Ministerio Público advirtió, además, que este tipo de casos de agresiones de mujeres a hombres son muy poco usuales o que, por lo menos, las denuncias que se concretan frente a estos hechos son pocas.Fuente La Nación. 

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