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CAUSA ABIERTA

Si tienes 40 años y te olvidas del nombre de una persona no te preocupes, ocúpate con emoción

Si tienes 40 años y te olvidas del nombre de una persona no te preocupes, ocúpate con emoción

El médico y autor de “El científico curioso”, Francisco Mora, explicó que una de las principales maneras de retrasar el envejecimiento del cerebro, es mantener la emoción por estar vivo.  

“Si lo que te rodea no te dice nada, si no tienes energía para poder decir algo a ti mismo: te estás apagando. En Estados Unidos han empezado a ver que personas que mueren de 75, 80 años, cuando se les han hecho necropsias cuidadosas se ha descubierto que no hay causas orgánicas que justifiquen la muerte. Y cuando se ha estudiado la patobiografía de sus últimos cinco años resulta que son personas que fundamentalmente han tomado una postura cómoda, de las de “yo eso ya lo he visto”,” déjame tranquilo”, “déjame donde estoy”. Eso es falta de emoción y el fuego emocional es lo que te mantiene vivo”, enseña. Hoy se puede envejecer de muchas maneras y tiene que ver con el estilo de vida que uno elija. Según Mora, el cerebro es una parte de nuestro organismo que tuvo un desarrollo mayor al diseño genómico del resto del cuerpo, y a partir de los 30 años comienza a deteriorarse. Es decir, que dos tercios de nuestra vida lo pasamos envejeciendo. Retomando el desarrollo del cerebro que plantea este reconocido catedrático de fisiología humana de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, el genoma del hombre, que significa la construcción de los órganos, los músculos, los huesos, no es como el del chimpancé, con un estilo de vida que es constantemente saltar y gritar. Sino que nosotros somos sedentarios, a pesar de que sólo “un kilo” diferencia nuestro cerebro del de un chimpancé.” Hace dos millones de años nos creció desmesuradamente el cerebro, y con él apareció la conciencia, el preguntarnos por las cosas. ’Y si estoy más cómodo sentado, ¿por qué tengo que estar saltando y corriendo?’ Ahí nació la gran esquizofrenia: la dicotomía entre el resto del cuerpo y el cerebro. Y con ello, el sedentarismo que crea casi todas las enfermedades con que nos enfrentamos”, desarrolla Mora. 

-¿En el proceso de envejecimiento lo que primero se deteriora es la memoria?

 

-Eso ha preocupado a muchos porque el principio del Alzheimer es ese: se van los nombres. Pero hay una regla de oro, en el Alzheimer o en la demencia, lo que se va no vuelve. Lo otro es el ’síndrome del olvido benigno’, algo que a partir de los cuarenta le pasa a casi todo el mundo. Es benigno, no es un daño superior más que cierto embarazo social. Y no es premonitorio de ninguna enfermedad, ni va en detrimento de su inteligencia o de su capacidad de trabajo.

Para el especialista, correr y saltar son ejercicios que benefician nuestra salud porque para el cuerpo significan ponerse acorde al diseño del genoma. Y aconseja correr y consumir el oxígeno a medida que se necesite, sin jadear. Con respecto a la alimentación, Mora indica que comemos infinitamente más de lo necesario para mantener nuestro ritmo, sobre todo durante el envejecimiento. “Estamos gordos en demasía. El que come menos tiene más capacidad, frescura, y el cerebro, en cuanto a física, química, anatomía, bioquímica y fisiología, está mucho más templado”, sentencia. Y recomienda comer de todo, pero menor cantidad tratando de lograr un equilibrio de proteínas, grasas y vitaminas. Resumiendo, las claves que Mora recomienda para retrasar el envejecimiento del cerebro son: realizar ejercicio físico aeróbico todos los días, comer mucho menos de lo que se come, activar los procesos mentales y, en la medida de lo posible, viajar y mantener la emoción por estar vivo.



 

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