El Arca de Noé está bajo el hielo del Artico: banco mundial de semillas en bunker a salvo de amenazas nucleares y cambio climático
Suena a película de Hollywood pero es real. El gobierno noruego ha invertido seis millones de euros en un banco de semillas en el que se pretende preservar todas las especies posibles ante la amenaza que suponen fenómenos naturales o provocados por el hombre sobre la flora global. El cambio climático, una crisis nuclear o el choque de un avión dejarían intactas las especies vegetales, conservadas a 130 metros bajo una montaña helada, en una isla remota cercana al círculo polar ártico. El búnker, que ya se compara con un arca de Noé vegetal, se llama Bóveda Global de Semillas de Svalvard y se encuentra en la isla noruega del mismo nombre, a unos 1.000 kilómetros del Polo Norte. Según parece, las condiciones de frío que ofrece la montaña ártica en la que se ha construido y los materiales de los que se compone la isla son idóneos para conservar las semillas sin apenas necesidad de recursos artificiales.
Según ha trascendido a través de los comunicados de prensa, la estabilidad política de la zona ha sido otro de los factores que se han tenido en cuenta. En estas condiciones se podrían conservar algunas especies, las más resistentes, incluso durante 20.000 años, sin apenas ayuda externa.
En caso de hecatombe, las condiciones del clima y el terreno de la zona permitirían una conservación de todas las semillas por dos siglos ya que, aunque mínimas, existen una serie de instalaciones que multiplican la supervivencia de las semillas conservadas. Toda la cámara permanece fría con tan sólo un compresor de 10 kilovatios, propulsado por electricidad generada localmente. Así, las semillas se almacenarán a menos 18 grados centígrados y estarán selladas en paquetes de cuatro capas de aluminio.
Los paquetes son sellados en cajas y almacenados en estantes dentro de la bóveda. Cada bóveda esta rodeada de permafrost ártico congelado, asegurando la viabilidad continua de las semillas en caso de que el suministro de energía eléctrica fallara. La baja temperatura y el nivel de humedad dentro de las bóvedas asegurarán una actividad metabólica baja, lo que mantendrá las semillas viables para su reproducción futura.
Variedades únicas y básicas
Las primeras semillas en inaugurar las modernas instalaciones de la isla de Svalvard han sido las de los alimentos básicos de las distintas regiones del planeta. África y Asia han aportado maíz, trigo, arroz -que fue la primera en conservarse-, caupí y sorgo, cuyas semillas son las más longevas, con 20.000 años de vida en condiciones óptimas de conservación.
Suramérica y Europa han aportado otras como las berenjenas, las lechugas, cebada o patata. Todas juntas representan la colección más extensa y diversa de semillas de cultivos alimenticios guardada en cualquier parte el Mundo, de acuerdo con la información facilitada por el Foro Mundial para la Diversidad de los Cultivos.
100 millones de semillas
En total, el depósito de la localidad de Longyearbyen, en la remota isla de Svalvard, alberga ya 100 millones de semillas de otros tantos países distintos, aunque su capacidad es mucho mayor y la previsión es que el stock aumente con los años. Su extensión total es de 268.000 metros cuadrados permitirá hospedar en su interior 4,5 millones de muestras o, lo que es lo mismo, dos billones de semillas.
Las condiciones de seguridad son extremas. Hay que atravesar cuatro puertas, la primera de ellas a la entrada y el resto a 115 metros de profundidad. Las que dan acceso al banco en si tienen claves cifradas. Se han instalado también sensores de movimiento y se ha establecido un sistema de escaneo de todas las semillas que se depositen en este túnel acorazado.
Amenaza real
La diversidad de las especies está en peligro. En 1949 los granjeros chinos contaban con más de 10.000 especies diferentes de trigo. Dos décadas después quedaban solamente un millar de ellas. El Fondo Mundial para la Diversidad de los Cultivos (GCDT), impulsor del proyecto de búnker, señala que la diversidad genética es indispensable para preparar cultivos resistentes a enfermedades, más nutritivos, que consuman menos agua y abono y que sean capaces de adaptarse al cambio climático.
La nueva reserva de semillas también será una suerte de red de seguridad que recibirá en condiciones óptimas, a 18 grados bajo cero, duplicados de semillas ya almacenadas en alguno de los 1.400 bancos de genes que existen en el mundo.
El arroz estrenó el búnker
El acto de inauguración de las instalaciones se llevó a cabo el pasado día 26 y contó con la presencia del primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, y de la ambientalista africana y Premio Nobel de la Paz, Wangari Maathai. Juntos depositaron las primeras semillas del banco, que eran de arroz.
"El gran interés público en el proyecto de la bóveda de semillas indica que estamos cambiando colectivamente nuestra forma de pensar sobre la conservación ambiental. Ahora entendemos que junto con movimientos internacionales para salvar especies en peligro de extinción y las selvas tropicales del mundo, es igual de importante conservar la diversidad de los cultivos del mundo para generaciones", explicaron las autoridades presentes en el estreno de esta ’cámara del juicio final’, como ya se ha bautizado al búnker enclavado, paradójicamente, en una isla escasamente poblada en la que no crecen apenas plantas.
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