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CAUSA ABIERTA

“Resistí la tempestad del terror. no cambié de lado. He honrado el compromiso con mi país”, dijo Dilma Rousseff

“Resistí la tempestad del terror. no cambié de lado. He honrado el compromiso con mi país”, dijo Dilma Rousseff

En el que tal vez sea su último discurso como presidenta, Dilma Rousseff afirmó: “No lucho por mi mandato, ni por vanidad, ni por el poder. Lucho por la democracia. Se espera que este martes comience la votación sobre el impeachment”.

Frente a los 81 senadores convertidos en sus jueces, la Presidenta -suspendida del cargo- pronunció un discurso emotivo, donde recordó parte de su gestión y apeló a los sentimientos, su historia política y su trayectoria.

"Resistí la tempestad del terror que me comenzaba a tragar, en la oscuridad de los tiempos amargas en que vivía el país. No cambié de lado. A pesar de recibir sobre mis espaldas el peso de la injusticia, continué luchando por la democracia. Dediqué todos esos años de mi vida a la lucha por una sociedad sin odios e intolerancia. Luché por una sociedad libre de preconceptos y de discriminaciones. Luché por una sociedad donde no hubiese preconceptos y discriminaciones, donde tampoco hubiese miseria o excluidos. Luché por un Brasil soberano, más igualitario y con justicia. Estoy orgullosa de eso", dijo Rousseff en una parte de su discurso.

A renglón seguido, agregó: "Con casi 70 años de edad, no sería el momento, luego de ser madre y abuela, de abdicar de los principios que siempre me guiaron".

Recordó, como ha recordado muchas veces (sobre todo en campaña electoral), que en 1971, siendo una joven de apenas 20 años, fue apresada e incriminada por las fuerzas de la dictadura. Y que entonces se la juzgó por primera vez en su vida y se la condenó sin motivo. Hay una famosa foto de ese día en la que aparece mirando de frente a unos jueces militares que se tapan la cara para no ser reconocidos. "Ahora no hay torturas, pero hoy también miro a los ojos de las personas que me juzgan. Y todos nosotros seremos juzgados por la historia". "Esta es la segunda vez en mi vida en que, junto a mí, se juzga a la democracia", añadió.

Después aseguró que respeta a los senadores que votarán en contra de ella, que agradece a los que votarán a favor, y se dirigió a los que aún están indecisos: "Observen el precedente que se está creando. No acepten como verdad eso de que saliendo yo mejorará la crisis, porque será al revés".

Alcanza con que 54 de los 81 senadores voten la destitución de Rousseff, y algunas estimaciones hablan de que los votos favorables serán 60 o 61.

Sabiéndose prácticamente derrotada -e incluso hasta abandonada por gran parte de su propio partido, el PT- Dilma dirigió su discruso no solo a esbozar su defensa, sino a todo el país y a la historia: "Las élites conservadoras querían el poder a cualquier precio".

Puso énfasis en que ella nunca ha sido acusada de llevarse un real público a su bolsillo, y sin embargo, el principal impulsor del proceso, el expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, está acusado por la Fiscalía brasileña de detentar cuentas millonarias en el extranjero procedentes de los sobornos interminables de Petrobras. "Y curiosamente, soy juzgada por crímenes que no cometí mientras que Cunha aún no tiene juicio pendiente. ¿Ironía de la historia? No, una acción deliberada", recalcó. "Estamos ante la concretización de un golpe de Estado", agregó.

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