Amargo debut de Uruguay
Uruguay perdió 3-1 con México en su debut en la Copa América Centenario. La primera mitad fue un horror: gol en contra, chances erradas y expulsión. La rebeldía celeste apareció en la segunda mitad y con ella llegó el empate. Jugando 10 contra 10, los mexicanos se llevaron el partido en el tramo final.
Tanto hablar durante los últimos días que había que tener cuidado con los desbordes de México, porque lanzaba a sus extremos en velocidad y definía por el medio, y resulta que a los tres minutos Uruguay ya perdía 1-0 precisamente por una jugada de esas características.
Tanto se habló del buen juego aéreo celeste, una de sus fortalezas, y fue por esa vía que recibió el tanto, aunque no porque un rival ganara por arriba, sino porque el salto de “Chicharito” Hernández exigió a “Palito” Pereira y éste terminó mandando el balón a su propia red.
Uruguay tuvo un inicio flojo, impreciso, con escasa posesión de pelota y sin poder de contraataque. Lo rescatable de la Celeste fue su paciencia, porque no se desesperó por ir a empatar rápidamente, sino que tuvo como prioridad reacomodarse. Y lo hizo.
México, con un muy ofensivo 3-3-3-1, siguió buscando por las bandas, pero no encontró espacios por el medio para definir. La Celeste, de a poco, comenzó a llegar y tuvo dos situaciones de gol, la más clara un disparo de Cavani ante gran pase de Lodeiro (29’) que el arquero Talavera tapó mano a mano.
El principal problema del elenco uruguayo estuvo en la banda izquierda, donde “Palito” Pereira tuvo una tarde terrible, porque no ligó ni un rebote y tampoco pudo con el 1-2 que le hicieron Layún y Aquino. Para peor, la zaga central no dio garantías en el juego aéreo, vía por la cual México bien pudo llegar al segundo en dos ocasiones.
Flojo partido de Uruguay entonces en la primera mitad, que fue superado por México y que, para peor, se quedó con 10 ante la correcta expulsión de Vecino por doble amarilla.
El ingreso del “Tata” González por “Nico” Lodeiro intentó darle más equilibrio al mediocampo y lo consiguió. El equipo se sintió más seguro, más cómodo y, ante el asombro de los mexicanos, pasó a manejar la pelota, el ritmo y el partido. Eso sí, el costo fue jugar al límite, pues se adelantaron las líneas y a espaldas de los volantes quedaron huecos que México podía explotar.
Godín hizo una gran jugada a los 58’, se fue al ataque, habilitó a Cavani y éste dejó de cara al gol a Rolan, pero increíblemente le erró al arco. Fue la última suya. Enseguida saltó Abel Hernández al campo.
Llegó entonces el minuto 73, fatal para México: roja (tonta) a Guardado por protestar, centro de Sánchez como con la mano a la cabeza de Godín y el capitán puso el 1-1.
México no sintió el impacto, sino que se fue con furia al ataque, amenazó varias veces a Muslera, que tuvo que exigirse, y finalmente llegó al 2-1 al aprovechar un córner que Márquez definió con un tremendo disparo. El 3-1 marcado por Herrera duele más que nada por una eventual diferencia de goles.
No jugó bien Uruguay, está claro, así como que fallaron algunos jugadores, pero no hay que alarmarse. Hay que vencer ahora a Venezuela y Jamaica, pero este equipo ya ha demostrado que en las más difíciles cuando se agranda. Por eso hay motivos para seguir confiando.
0 comentarios