París tembló con nuevo campeón mundial cubano de fuerza devastadora
París fue una fiesta y valió una misa para Yunier Dorticós, quien de ser un perfecto desconocido cuando subió al ring del Palais des Sports, bajó con un título de campeón que hoy lo sitúa en la élite de la división crucero y como una potencia a tener en cuenta de aquí en lo adelante.
"Te lo dije, que París iba a temblar, que iba a regresar para Miami con el título'', expresó vía telefónica Dorticós tras vencer por nocaut técnico en el 10mo asalto a Youri Kalenga. "Ya todo el mundo sabe quién es el nuevo león del peso crucero. Les mando un besos a mis dos hijas, a mi esposa, a mi padre. Muchos no creían en mí, pero aquí estoy en la cima del mundo''.
Horas antes de que se produjera la pelea, el equipo de Dorticós no pudo evitar la molestia al conocer que la faja "regular'' en disputa frente a Kalenga había sido degradada a "interina'', pues la corona principal se iba a poner en disputa este sábado.
De modo que a última hora la Asociación Mundial (AMB), en una muestra más de las plagas que aplastan al boxeo, decidió transferir la faja "regular'' a la pelea entre Beibut Shumenov y Junior Wright. Si usted no entiende, basta decir que el ruso Denis Lebedev es el campeón "lineal''.
Pero más allá de estos entresijos incomprensibles, lo cierto es que Dorticós conquistó un gran triunfo ante un rival legítimo que no dejó de hostigarlo y exigirle hasta la última gota de sudor en un ambiente hostil, pese al apoyo de un grupo de cubanos sonoros e incombustibles.
"Este era el momento que estaba esperando y no podía desaprovecharlo'', agregó Dorticós, quien se impuso a sangre y fuego. "Nadie se imagina los sacrificios, las jornadas de agotamiento, los obstáculos a vencer. Este es un momento que voy a recordar mientras viva''.
Durante los días previos al combate, Kalenga llevó la voz cantante en sus intentos de intimidar al cubano, quien no había peleado en grandes escenarios, ni enfrentado a un oponente de la clase del congolés afincado en Francia.
Esa intimidación Kalenga trató de llevarla al ring y casi lo consiguió a bases de golpes volados, cargados de peligro de cierta forma mantuvieron a Dorticós un poco fuera de alcance en ciertas ocasiones, aunque esta pelea ya puede clasificar a candidata a la mejor del año por su alto contenido de fuego, por el choque de voluntades.
A ratos parecía que Dorticós se cansaba, pero luego encontraba energías de su corazón y no solo respondía al ataque de Kalenga, sino que retomaba la iniciativa, hasta que llegó ese décimo y decisivo asalto en que su mano derecha -como un martillo neumático- obligó al árbitro a detener el combate.
"Esta ha sido la graduación de Dorticós como gran guerrero, esta noche nos ha enseñado lo mejor de su estirpe de guerrero'', apreció José Pérez, miembro del equipo del antillano. "Vamos a celebrar en París, pero en Miami la fiesta será mayor. Hay un nuevo campeón y es cubano''.
elnuevoherald
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