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CAUSA ABIERTA

La caída de Esteban Valenti, el excomunista que se volvió rico

La caída de Esteban Valenti, el excomunista que se volvió rico

El jueves pasado fue un día difícil para Esteban Valenti. Por primera vez, Danilo Astori rompió públicamente con él. "Hace tiempo que no nos representa", dijo. Expresó lo que hacía meses, tal vez años, legisladores, militantes y votantes reclamaban escuchar: que Valenti no es la voz del astorismo y que sus opiniones no son las de la mayoría del Frente Líber Seregni (FLS).

Son las siete de la tarde, Valenti se retira de su oficina —un apartamento pequeño y funcional en Ciudad Vieja, desde donde dirige el portal Uypress y pasa la mayor parte de su tiempo—, camina hasta el estacionamiento y se sube a su auto. Piensa unos segundos antes de arrancar. Tiene varias sensaciones.

Las enumera. Uno, la confirmación de un pálpito. "Era obvio. En algún momento iba a pasar", dice a El País, y se refiere al "sinceramiento" de Astori. Se lo veía venir. Dos, el trago amargo de la traición. "Desde el punto de vista humano, no es fácil. Porque yo creo haber sido derecho, haber defendido a Danilo Astori y al Frente Líber Seregni cuando había muchos que no lo hacían, cuando éramos pocos, en situaciones difíciles…".

Le duelen "las formas", dice, porque las palabras de Astori en una reunión de Asamblea Uruguay, recogidas por el semanario Búsqueda, fueron bastante más fuertes que las que oyó directamente de boca de su líder unas semanas antes, cuando este le pidió que bajara el tono de sus expresiones públicas. De todas formas, lo que más le duele es que el ministro de Economía haya definido al FLS como una mera "coordinación parlamentaria". A su juicio, "le hace un daño espantoso al Frente Amplio".

La tercera sensación es de gratificación, porque a esa hora de ese jueves doloroso acaba de despedirse de un grupo de frenteamplistas que fueron espontáneamente a saludarlo, a hablar de política, a expresarle su apoyo. Durante todo el día recibió comentarios de aliento, dice. "No sabía que había tanta gente con la que compartir cosas".

Así es Valenti: resistido y elogiado, querido y odiado. Rodeado de leyendas oscuras, perseguido de acusaciones, un eterno sospechado. Y, a la vez, un opinador contumaz, una voz incómoda y siempre provocadora, un protagonista de la política uruguaya.

El desencadenante de la ruptura entre Valenti y Astori fue Ancap. Después de que en diciembre Astori discutiera vía carta pública con José Mujica sobre las responsabilidades en el déficit del ente, Valenti dio un paso más y, con evidente ironía, pidió "perdón" por los errores de su gobierno. "Perdón por atentar contra las ideas de izquierda", disparó. "Perdón por desconocer la mejor tradición frenteamplista y poner al frente de las empresas públicas gente sin ninguna credencial o experiencia en administrar un kiosco simplemente porque son nuestros".

Los dardos de Valenti a Raúl Sendic se volvieron frecuentes. Mientras, funcionaba a pleno la comisión investigadora de Ancap. También a través de Búsqueda se supo que en el Frente Amplio sospechaban que Valenti había filtrado datos al Partido Nacional. Mujica habló de una "operación política" dentro del FA a propósito de Ancap, y cuando le preguntaron si se refería a Valenti, el expresidente se despachó: "Pensará la mujer en Esteban Valenti, en las aventuras que tiene. Yo no tengo que pensar en Esteban Valenti". Por supuesto, "el Tano" no se quedó callado. El enfrentamiento público pasó a ser con Mujica, a quien Valenti señaló como fuente del semanario. En seis días llegó a conceder 17 entrevistas periodísticas diciendo que Mujica era "un charlatán" y mostrándose ofendido.

Después, cuando los senadores frenteamplistas emitieron su informe sobre las conclusiones de la investigadora, Valenti dijo no sentirse representado "en absoluto" y los acusó de haber escrito "una página negra en la historia del FA" por no verter allí sus verdaderas opiniones.

Entre tanto, alguien escribió en un muro de Montevideo: "La derecha tiene referente: Esteban Valenti". Él mismo compartió la foto del grafiti en Twitter, y expresó: "Este es el nivel de la polémica política de algunos compañeros. No me van a callar".

Al parecer, tiró tanto de la piola que Astori decidió decir "basta" a quien antes respetó como asesor publicitario, consultor político y amigo. Valenti asegura que todo lo que dijo en estos meses fue a consciencia y que lo repetiría. A pesar del escarmiento público, insiste: "Si alguien cree que con esto va a disminuir mi pasión y mi entusiasmo, está muy equivocado".

Es que, para él, "sin un profundo sentido de la autocrítica no se es de izquierda". "Cuando dejamos de poner en discusión nuestra propia obra, se nos cayó encima y nos explotó", dice sobre el fracaso del sistema socialista, ese que él bien conoció en una decena de viajes a la Unión Soviética.

Sin embargo, en aquella época no era tan crítico. Según él, porque si bien ciertas cosas le tendrían que haber llamado la atención (como los beneficios de los funcionarios del gobierno, por ejemplo), él "veía, no miraba". "Había cosas que no cerraban, pero les encontraba una explicación", dice. Años después se convertiría en uno de los principales promotores de la renovación del Partido Comunista del Uruguay (PCU), y abandonaría el partido por no lograrlo.
Multifacético.

Dice Valenti que últimamente lo reconocen en la calle, algo que para él, que nunca tuvo un cargo público, resulta novedoso. Cuenta que la gente suele animarlo: "¡Siga así, Valenti!".

Es poco conocido, pero sobre todo es poco comprendido. Es un excomunista que se volvió rico, un frenteamplista que continuamente critica a su partido, un político de fuste que no ambiciona cargos, un publicista que a la vez se considera periodista, escritor, y tiene una empresa de comunicación. Hasta hace unos días su voz solía asociarse con la de Astori, y en los medios, desde hace algún tiempo, se lo presenta como un "operador político", algo que él rechaza enfurecido: "Me dicen operador, pero los operadores están en las sombras, no aparecen. ¿Quién en este país da más la cara de lo que la doy yo?".

Valenti se define como un "militante" y un frenteamplista independiente. Si bien se identifica con el FLS, no integra ninguno de los cuatro grupos miembros. "Yo no opero. Yo mi-li-to", dice enfático. "Soy un militante político. Trabajo en política, hago cosas. Preparo los actos, salgo de pegatina, hago las campañas y las hago voluntariamente".

No sólo ha trabajado siempre gratis para las campañas publicitarias del FA, sino que ha pagado unas cuantas. Para este informe reveló que entre 1982 y 1996 gastó seis millones de dólares en avisos. La primera campaña exitosa que produjo y financió fue la de Tabaré Vázquez a la Intendencia de Montevideo. Ahora, según él, ya no tiene dinero suficiente para eso. En la última apenas pagó "la producción de algún video".

Graciela Bianchi, hoy diputada blanca pero antes militante comunista y luego cercana al astorismo, se dice una profunda conocedora de Valenti y lo señala no sólo como "operador político", sino "operador económico". "Es el padrino, el dueño del FLS. Es un capo al que todo el mundo va a besarle el anillo. ¡Todos! Astori también. Por la plata, por el manejo de la prensa y de la propaganda", dice Bianchi. "Esteban es multimillonario en dólares", asegura.

Valenti militó 28 años en el PCU, al que ingresó siendo adolescente. Fue adquiriendo peso hasta convertirse en "el hijo pródigo" del secretario general y líder del partido, Rodney Arismendi. Tras el golpe de Estado se exilió primero en Argentina y luego en su Italia natal, y viviendo en Milán montó una empresa de importación y exportación de la que luego puso una filial en Buenos Aires. Así fue que, según él, se hizo rico. Después del exilio también hizo negocios con material fotográfico, fue director para América Latina de un programa de Naciones Unidas en el que se vinculaba la tecnología con la promoción del comercio, y trabajó como jefe de redacción de la agencia de noticias IPS, entre otras cosas que él admite haber hecho.

Cuando volvió a Uruguay, Valenti tenía mucho dinero y no lo ocultaba. A su alrededor florecían las miradas de repudio, aunque nadie le decía nada. Surgió el rumor de que se había enriquecido haciendo negocios con diamantes en Angola, adonde había ido como representante político del PCU. Él lo negó siempre, y si bien es vox populi entre sus viejos compañeros, nunca nadie logró reunir elementos para probarlo.

Hoy Valenti es mala palabra para muchos de ellos. Lo tildan de traidor, en buena medida por esa imagen contradictoria de comunista rico, y hay quienes sostienen que se quedó con dinero del partido.

Desde que el FA gobierna se le ha atribuido responsabilidad en unos cuantos negocios sucios, sobre todo vinculados a licitaciones publicitarias y asuntos turísticos. Él ha respondido a todas las acusaciones y una vez incluso radicó una denuncia por difamación. La Justicia le dio la razón.

Al preguntar por Valenti, los comunistas de ahora y varios de los de antes ladran. Pero tampoco sus actuales compañeros quieren hablar de él. La cordialidad habitual de algunos desaparece de un segundo al otro cuando escuchan su nombre. "No me interesa", se excusan.

Para este informe, solo dos miembros del FLS aceptaron hablar y con la condición de que fuera off the record. Lo que dijeron fue esencialmente positivo: que es "una figura importante" en el sector, "un hombre políticamente hábil e inteligente", "un aporte siempre interesante", "una voz altamente calificada", "una persona de consulta de las principales figuras del FA". Uno de ellos reconoció que las opiniones de Valenti muchas veces han generado polémica a la interna. Incluso admitió haber sufrido a Valenti en carne propia "desde la vereda de enfrente" años atrás, estando en posiciones distantes dentro de la izquierda, y no deseárselo a nadie.

Pero ninguno de ellos, aun en el anonimato, aceptó que Valenti sea tan poderoso como dice Bianchi. Ella incluso cuenta, con lujo de detalles, que fue Valenti el que en 2005 la llamó para ofrecerle un lugar en Secundaria. "Che, Graciela, ¿no nos agarrás algún cargo de confianza? Porque viste que nos están cercando en todo", asegura que le dijo en referencia a los sectores radicales del FA. Según ella, también fue Valenti el que más tarde le pidió que fuera secretaria del Codicen. Bianchi es capaz de describir varias reuniones con Valenti en la oficina de Ciudad Vieja. "Conmigo operaba él. En educación, que es lo que menos les importa. ¡Imaginate en economía!", exclama.

Él, una vez más, niega todo. "¡Jamás! Es falso de toda falsedad. No se lo ofrecí, como no le ofrezco a nadie ningún cargo. No es lo mío. No me interesa", dice. Su versión es que Bianchi fue la que le reclamó un puesto en el Codicen.

Así, entre acusaciones y desmentidos, ha transitado su vida Valenti. Según León Lev, uno de sus ex compañeros comunistas con los que mantuvo un buen vínculo, la razón principal por la que Valenti fue y es resistido es su "capacidad transgresora". "Todo precursor lo vive. Es más fácil ir por los caminos trillados que por los nuevos", dice Lev, y concluye: "Él ha sido un huracán renovador, y a la gente no le gustan los huracanes".
"Esto le hace un daño espantoso al Frente".

—Las declaraciones de Astori, ¿implican una ruptura entre ustedes?

—No hago balances a ese nivel. Desde el punto de vista humano, no es fácil. Porque yo creo haber sido derecho, haber defendido a Danilo Astori y al FLS cuando había muchos que no lo hacían, cuando éramos pocos, en situaciones difíciles… Y no me arrepiento en absoluto porque no lo hice por amistad sino por convencimiento. Aunque también se forjó una amistad. Desde el punto de vista político me duele más su opinión sobre el FLS. Creo que le hace un daño espantoso al FA porque lo desequilibra totalmente. Conmigo, él decidirá. La vida está llena de complejidades. Yo lo considero un amigo. Hice todo lo que se hace con los amigos. La política tiende a ser inhumana, pero yo me resisto. No me voy a resignar a que los factores humanos existan. Aunque ponga cara de bulldog, en el fondo, como todos los seres humanos, tengo mi sensibilidad. No voy a decir que no me afecta. Porque está bien que emerja la verdad; el problema es cómo.

—Pero él le había marcado una distancia en una charla previa.

—Me había adelantado algo, pero de otras características. Además ahí (en la nota de Búsqueda) me enteré que Danilo hizo un réquiem para el FLS.

—¿Qué fue lo que le adelantó?

—Él me había planteado hace tiempo que le parecía que yo tenía que bajar el perfil de mis críticas. Lo que me enteré después es esa visión del FLS, que creo que es un error político gravísimo porque no afecta solamente al FLS: afecta al FA. Porque el FA sin el FLS no tiene equilibrio y es un FA que compromete su presente y su futuro.


—Si celebra el sinceramiento, ¿qué lamenta de lo que dice Astori del FLS? Porque si lo que dice es lo que está pasando…

—Lamento que le dé estatus de definición política a esa realidad. Es decir, pasaba, pasa. Pero nosotros hicimos un Plenario Nacional el año pasado… Cuando él dice que su proyecto es una coordinación parlamentaria, creo que es un gravísimo error político.

—¿Cuál es el error? ¿Que lo diga o que se haya llegado a ese nivel?

—Que sea una definición política.

—¿Para usted el FLS hoy no es eso que dice Astori?

—No. El FLS no es solo lo que dice Astori. Es un espacio político más amplio que los cuatro sectores que lo integran (Asamblea Uruguay, Nuevo Espacio, Alianza Progresista y Banderas de Líber). Bastante más amplio. Cuando vos lo reducís a una coordinación parlamentaria, estás reduciendo todo lo que tiene que ver con los aspectos relacionados con el espacio político. No tiene nada que ver con lo que discutimos en el Plenario Nacional, que fue muy bueno y se desarrolló en otro clima totalmente diferente, y no le hace bien al Frente Amplio ni al gobierno.

—Más allá de esa "coordinación parlamentaria", ¿hubo alguna reunión, algo?

—No, no. No ha funcionado.

—¿Cuándo fue la última vez que se reunió la mesa directiva del FLS?

—Antes del Plenario Nacional (es decir, antes de octubre).

—Y fue un plenario accidentado por los dichos de Juan Pedro Mir (el exsubsecretario de Educación), el mail de Enrique Canon (el director de Aduanas)…

—No, el plenario no fue accidentado. Yo no escuché a nadie del FLS condenar los dichos de Mir. Y la carta de Canon fue después del plenario.

—Pero se generó un fuerte malestar a la interna después de esos hechos.

—Totalmente. Pero hay una desproporción entre esos hechos y las consecuencias políticas. Me pregunto quién está festejando hoy estas definiciones de Astori, que no son sólo la comprobación de la realidad, sino definiciones políticas. Eso es lo que me pregunto. Y no lo voy a contestar, lo dejo como pregunta. ¿Quiénes, adentro y afuera del FA, están festejando?

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