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CAUSA ABIERTA

Virus zika: ¿Una guerra que ni siquiera tiene datos ciertos de víctimas?

Virus zika: ¿Una guerra que ni siquiera tiene datos ciertos de víctimas?

En su nueva batalla contra el zika, autoridades y expertos admiten estar prácticamente a ciegas a la hora de responder cuestiones elementales como cuánta gente tuvo el virus.

Esa dificultad se refleja en los números oficiales divulgados por Brasil, el país más aquejado por el zika en las Américas, una región donde hasta cuatro millones de personas podrían infectarse con el virus este año según la Organización Mundial de la Salud.

Las estimaciones del ministerio brasileño de Salud dicen que el año pasado pudo haber entre 497.593 y 1.482.701 casos de infecciones por zika dentro del país.

Es decir, según el gobierno de Brasil hay cerca de un millón de personas que quizá tuvieron el virus… pero quizá no.

Y eso es sólo respecto al año pasado. ¿Cuáles son las cifras actuales?

El propio informe del ministerio, actualizado el viernes 22, admite que "es imposible conocer el número real de infecciones por el virus zika" y alude a "todas las limitaciones" para esto.

El ministerio emitió el miércoles otro comunicado que dejó varias preguntas abiertas, esta vez sobre la microcefalia, una condición en que los bebés nacen con la cabeza más pequeña que lo normal y que puede estar asociada al zika.

El boletín oficial indicó que hay 4.180 casos sospechosos de microcefalia registrados hasta el 23 de enero, un aumento de 7% sobre el balance de la semana pasada y bastante mayor respecto a los cerca de 150 casos que Brasil registraba en 2014.

Pero el mismo comunicado aclaró que sobre ese total de casos sospechosos, se han investigado hasta ahora 732, de los cuales 270 tuvieron confirmación de microcefalia… y solo seis están ligados al zika.

Entonces, ¿qué pasa con los números del virus que tiene en alerta a América Latina?
Síntomas y tests

Las autoridades sanitarias y los especialistas señalan varios vacíos para establecer la magnitud del problema del zika, que se transmite por el mosquito Aedes aegypti, el mismo que transmite dengue y chikungunya.

En primer lugar, el ministerio brasileño de Salud explica que aproximadamente ocho de cada diez infectados carecen de señales o síntomas de la enfermedad.

Así, la mayoría de los que contraen el zika lo superan sin que sus casos queden registrados en un consultorio médico.

Por otro lado, todavía falta poner en práctica un examen que permita detectar con eficacia cuántas personas han sido infectadas por el virus.

El principal test que tienen los funcionarios de Brasil para el zika es de biología molecular y lo identifica sólo en los primeros cinco o seis días de infección, en la fase aguda de la enfermedad, cuando el virus aún circula en la sangre.

El gobierno brasileño anunció que en las próximas semanas distribuirá medio millón de esos test, para poder pasar de mil a 20 mil diagnósticos mensuales.

Pero después de los primeros seis días de infección por zika, el organismo tiende a producir anticuerpos que dificultan detectarlo por ese método, que también diagnostica el dengue y la chikungunya.

Esto significa que, del 20% de infectados con zika que tienen síntomas o indicaciones de la enfermedad, no todos darán positivo en el test: si tardan algunos días en ir al médico, el resultado será negativo.

Una forma más eficaz de detección sería mediante un examen serológico que identifique específicamente anticuerpos del zika, los cuales permanecen más tiempo en la sangre.

Pero ese test aún está siendo desarrollado en laboratorios para que pueda aplicarse a larga escala comercial, algo que el ministerio brasileño de Salud espera que se logre "pronto", según su oficina de prensa.

"En febrero pretendemos comenzar los tests", precisó esa oficina a BBC Mundo.
¿Más microcefalia?

Sobre las cifras de microcefalia en Brasil, el ministerio de Salud indicó que esa anomalía puede ser causada por otros agentes infecciosos aparte del zika, como la sífilis, la rubéola o la toxoplasmosis.

El gobierno admiten que los casos de microcefalia relacionados al zika podrían ser muchos más que los seis confirmados oficialmente.

"Una enfermedad no excluye a la otra en la cuestión de la microcefalia: la gestante pudo haber tenido sífilis y zika durante la gestación", aclaró el servicio de prensa del ministerio.

El vínculo entre zika y microcefalia aún es motivo de investigación, aunque especialistas creen que hay evidencia que apunta claramente a eso, incluyendo un estudio que confirmó que el virus puede traspasar la placenta durante la gestación.

Pero investigadores del Estudio Colaborativo Latinoamericano de Malformaciones Congénitas (ECLAMC) plantearon la posibilidad de que el aumento de casos sospechosos de microcefalia sea una consecuencia del alerta que causó el zika en Brasil, sin que de hecho haya semejante variación.

El informe de Jorge Lopez-Camelo e Ieda Maria Orioli señala que quizá el número haya crecido por la búsqueda más activa de casos en el noreste del país, donde antes estaban subestimados, así como por una mejora de los canales de notificación de sospechas.

No obstante, otros expertos están convencidos de que el incremento de casos posibles de microcefalia reportados de un año a otro se explica por la propagación del zika.

Además de la falta de exámenes eficientes para detectar mejor los infectados y conocer por ejemplo el porcentaje de mujeres embarazadas que pasan el zika al feto, algunos señalan como parte del problema la respuesta gubernamental a esta crisis.

"Es inaceptable que estemos con el virus circulando en Brasil hace nueve meses con seguridad, o más tiempo probablemente, y no tengamos un test (…) para saber la dimensión real del problema", dijo Artur Timerman, un destacado médico infectólogo en São Paulo.

"Hasta septiembre u octubre hubo negligencia (acerca de) la importancia del zika en Brasil y por lo tanto se atrasó seis meses la investigación básica", añadió en declaraciones a BBC Mundo.

Presidente de la Sociedad brasileña de dengue y arbovirosis, Timerman sostuvo que "la salud es el área que ha sufrido el mayor impacto de la gran crisis política económica y política en Brasil".

La polémica ha sido alimentada por el propio ministro brasileño de Salud, Marcelo Castro, quien fue designado en octubre durante una negociación de la presidenta Dilma Rousseff con aliados para evitar un juicio político en su contra.

"Hace cerca de 30 años que el mosquito viene transmitiendo enfermedades a nuestra población y, desde entonces, lo combatimos, pero estamos perdiendo la guerra contra el Aedes aegypti", sostuvo Castro en un acto público la semana pasada.

Ante la alarma que causaron esas palabras, la propia Rousseff tomó cartas en el asunto.

"La batalla no está perdida", sostuvo el miércoles durante un viaje a Ecuador. "Lo que el ministro dijo es lo siguiente: 'Si no nos unimos todos, y si la población no participa, perderemos esta guerra'".

Una guerra sobre la que, por ahora, ni siquiera hay datos ciertos de víctimas.

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