Jonathan, el animal más viejo del mundo
Cuenta la leyenda que conoció a Napoleón Bonaparte, pero las únicas pruebas concretas que existen de su antigüedad, es una fotografía de 1900 donde aparece junto a un soldado y un prisionero de guerra, y un registro de 1882, cuando llegó al hogar que la ha acobijado por más de 130 años.
Se calcula que cuando la tortuga Jonathan, considerado el animal vivo más anciano del planeta, ya tenía 50 años cuando llegó ahí. Siendo prácticamente un símbolo de Santa Helena, isla del Atlántico a 2800 kms de Angola, Jonathan ha vivido plácidamente allí, hasta que la edad empezó a hacer mella en su salud.
El año 2014, sus cuidadores se preocuparon porque las cataratas en sus ojos y la falta de olfato estaban provocando que se alimentara de manera deficiente, teniendo las consecuencias correspondientes en su el longevo animal, cuyo nacimiento se cree fue en 1832.
Solo para tener una idea, en ese último año, los hermanos Pincheira hacían de las suyas en Chile y Chañarcillo era recién descubierta para su explotación en el norte. Preocupado, Joe Hollins, el veterinario encargado de cuidar a las cinco tortugas que hay en Plantation House (la casa de los gobernadores de Santa Helena), decidió hacer un cambio en la dieta de Jonathan, haciéndole platos especiales –con muchos nutrientes y alto en calorías- para recuperar su cansado cuerpo de la falta de nutrientes del que era víctima, debido a ser prácticamente ciego y no oler los alimentos.
En su bol, Jonathan se recuperó a punta de manzanas, zanahorias, pepinos, plátanos y guayabas; una alimentación que a diciembre de 2015 dio buenos resultados, ya que el propio veterinario entregó en el sitio oficial de la flora y fauna de Santa Helena, un reporte de la salud de la tortuga. “Jonathan está vivo y bien.
Le acabo de dar comida ayer, igual como lo hago todos los domingos y su apetito es voraz”, aseguró, diciendo que el resto de las tortugas, al tener sus sentidos intactos a sus lozanos 46 y 43 años, corren –a ritmo de tortuga, claro- cuando lo ven aparecer con el plato de comida de Jonathan y si se llega a caer un pedazo al sueño, inmediatamente se lo comen, algo que no podría hacer el anciano compañero de éstas, al no ver bien ni poder oler.
Ya recuperado Jonathan en minerales, vitaminas y oligoelementos, Hollins aseguró: “Existe tanto la posibilidad de que mañana caiga muerto o que viva hasta los 250 años y que nos vea a todos nosotros partir”. Jonathan es una tortuga gigante de Seychelles (Dipsochelys hololissa), y su longevidad le ha traído tal popularidad en la isla Santa Helena que la prensa local solicitó el año 2008 hacerle una entrevista. Ante esto, el gobernador dijo que sería inútil. “Él no habla mucho. Solo gime cuando se está apareando”.
Emol
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