Previsible: El real dejó de bajar y da un respiro al poderoso Brasil...y a Uruguay
La devaluación del real en Brasil que a fin del mes pasado parecía no encontrar un piso, con el paso de los días se moderó y ahora la moneda norteña inició un proceso de recuperación que genera cierto alivio a la economía uruguaya.
El dólar en Brasil alcanzó los 4,18 reales el 23 de setiembre, su cotización más baja desde que el vecino adoptó su régimen de flotación cambiaria en 1999. Eso implicó una suba del dólar de 54,6% desde el arranque del año en el vecino país, muy por encima del aumento de 18,8% que mantenía en Uruguay. Esa depreciación de la moneda del vecino país se fue suavizando y desde esa fecha hasta hoy la divisa estadounidense bajó 9,9% y cotiza a 3,76 reales.
La devaluación hasta fines de setiembre funcionó como incentivo y despertó el interés de quienes ya planifican sus vacaciones, que comenzaron a mirar a las playas brasileñas como mucho más atractivas. Según los indicadores de la Unidad de Análisis Económico de El Observador, aunque la capacidad de compra de los turistas uruguayos en Brasil se mantiene 56% por encima del promedio histórico de los últimos 10 años, en lo que va de octubre el poder de compra en ese destino cayó 7,6%, aliviando un poco la competencia con las alternativas locales. A eso hay que agregarle que los efectos de la baja del real sobre el precio de los paquetes turísticos no se ha trasladado por completo a los precios, según han adelantado distintos operadores turísticos consultados.
La depreciación de la moneda brasileña también ha provocado que el turista norteño pierda incentivos para vacacionar en los balnearios uruguayos, porque con cada real obtienen menos pesos uruguayos, que a la vez compran menos bienes y servicios en el mercado local.
Así, en el comparativo interanual, los turistas brasileños pueden adquirir en el mercado local 13,9% menos de bienes y servicios que en octubre de 2014 con un salario medio. Si se mira en el largo plazo, los brasileños pueden acceder al 15,7% menos de bienes y servicios en Uruguay con su salario que en el promedio de los últimos 10 años.
En Uruguay el dólar subió en lo que va del año 19,5% y en Brasil el aumento fue de 39,3%. Así, mientras que a fines de diciembre un real costaba $ 8,9 uruguayos, hoy se consigue a $ 8,2 uruguayos en el mercado local –llegó a costar menos de $ 8 a mediados de setiembre–.
Las autoridades uruguayas confían en que la devaluación no afectará la llegada de brasileños y a la vez que no significará un éxodo masivo de uruguayos en los meses de verano. En ese sentido, la ministra de Turismo, Liliam Kechichián, ha dicho que Uruguay se mantiene competitivo y que se sigue con atención la evolución de los acontecimientos en Brasil, un mercado estratégico para la industria turística local.
Cpn relación a un posible impacto en el turismo interno por una mayor salida de uruguayos hacia las costas norteñas, se ha señalado que las condiciones "no son mucho más favorables" en ese destino. "No tienen devolución de impuestos y hay una inflación mayor. Sí, la moneda es más favorable, pero eso no significa que cuando cierre las cuentas sea totalmente favorable. Eso todavía no se puede asegurar", había dicho Kechichián semanas atrás.
Sin embargo, los operadores turísticos y los empresarios de frontera ven fuertes problemas para competir con el vecino país .
Panorama complicado
El país norteño está inmerso en una profunda crisis política y económica que se agravó aun más cuando el 10 de setiembre pasado la calificadora Standard & Poor's rebajó la nota de deuda y le quitó el grado inversor. En ese escenario las autoridades económicas del vecino país no han hecho otra cosa que intenta convencer a los inversores de que se podrá superar la crisis, que incluso amenaza con sacar del poder a la presidenta Dilma Rousseff.
En su último discurso, el presidente del Banco Central de Brasil, Alexandre Tombini, sostuvo la semana pasada que la depreciación del real es un desafío para la política monetaria y aunque advirtió que la entidad no sobre-rreaccionará para contener los movimientos del mercado en el corto plazo, también dijo que los bancos centrales deben evitar los excesos de volatilidad.
Por otro lado, el ministro de Finanzas, Joaquim Levy, reconoció ante una multitud de inversores en la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Perú que no estaba seguro de si Rousseff enfrentará un juicio político.
Sin embargo, Levy dijo que estaba confiado en que las medidas impopulares de austeridad serán aprobadas por el congreso, lo que permitiría apuntalar las cuentas públicas y sacar a la economía de su peor recesión en 25 años.
El gobierno de Rousseff aspira a que se apruebe un paquete de recorte de gastos y aumentos impositivos por un total de US$ 16.900 millones. Se prevé que la economía norteña se contraiga casi 3% este año. Ese paso se considera clave porque, de no concretarse, el escenario puede empeorar. (El Observador en base a Reuters)
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