Todos a clase en Uruguay: Reforma educativa se llevará a cabo más allá de oposición de sindicatos
"El temor a los cambios se vence con el llamado a la aventura. Si los cuerpos docentes y los estudiantes no abrazan un llamado a la aventura, aun con riesgos, es muy difícil una reforma educativa", sentenció ayer el subsecretario de Educación, Fernando Filgueira, en una exposición que realizó en el marco de la actividad "La educación en la agenda del nuevo gobierno y el rol del Parlamento", organizada por la Universidad Católica.
Por esa razón, advirtió que cuando se piensa en una reforma educativa, "un paso fundamental es intentar transmitir certezas" a las personas que forman parte del sistema. No obstante, aseguró que esto "es diferente a decir que no habrá cambios si no están (todos los actores) de acuerdo". "Involucrar al que está adentro del sistema es importante, pero la propuesta de cambio no va a surgir de ellos, surge de la autoridad. Los docentes tienen que tener participación, pero sobre la base de una propuesta de cambio", explicó. De esa manera, el jerarca dejó en claro que la reforma educativa se realizará de todas formas, más allá de la oposición que planteen los sindicatos.
Filgueira no solo es subsecretario de Educación, sino que además es asesor del presidente Tabaré Vázquez y el principal promotor de la reforma educativa que el mandatario quiere emprender en el quinquenio para "cambiar el ADN de la educación". Los sindicatos de la educación temen que dicha reforma se incluya en el presupuesto quinquenal, que el lunes ingresó al Parlamento, por lo que puede abrirle al gobierno otro punto de desencuentro.
Una de las principales líneas de la reforma propone la creación de un ciclo único entre los 3 y los 14 años, lo que Vázquez expuso en su discurso de asunción como una de las metas educativas del gobierno. Fuentes del Poder Ejecutivo señalaron a El Observador que este punto está incluido en el mensaje presupuestal que la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) presentó al Parlamento. Según los adelantos que realizó Vázquez en la campaña electoral, la reforma también puede incluir la creación de la figura del profesor cargo, la concesión de incentivos económicos a aquellos docentes que trabajen en contexto crítico y el pago salarial por resultados. Son aspectos que los sindicatos docentes ya han desechado.
A su vez, la participación y el acuerdo con los cuerpos docentes respecto a la reforma son un debe que tanto los sindicatos como los representantes no docentes de la ANEP le reclaman al gobierno.
Costos políticos
Ayer Filgueira manifestó que la mejora de los salarios es otro aspecto fundamental que debe tenerse en cuenta a la hora de encarar una reforma educativa. Sin embargo, se preguntó si esos aumentos tienen que ser "genéricos" o "estratégicos según se vaya modelando la práctica (docente)".
El jerarca resaltó también que "la profunda convicción de quienes están en el poder" es otra pata fundamental de una reforma educativa. El gobernante tiene que estar convencido de que los cambios "van a traer beneficios para la población entera, más allá de los costos políticos" que aparezcan por el camino. "Si no hay un político convencido de esto, los costos políticos concentrados ganan siempre", aseguró.
Por esta razón, expresó que el gobernante que se embarca en una reforma educativa tiene que tener la suficiente "humildad para saber cuándo se equivocó con las herramientas que utilizó y dar marcha atrás. Tiene que tener adaptabilidad y flexibilidad", dijo en clara alusión a la decisión de Vázquez de levantar la resolución de esencialidad en la educación.
Además, de todo esto el gobierno debe trabajar para construir un clima de confianza entre las autoridades, sociedad y docentes, algo que actualmente en Uruguay no existe, manifestó.
En ese sentido, aseguró que en Uruguay se tiende a pensar que los cambios en educación no se realizan debido al rechazo de los sindicatos. Sin embargo, insistió en que buena parte de la responsabilidad corre también por cuenta de los gobernantes que muchas veces no están dispuestos a asumir los costos políticos que las reformas requieren. "El país se juega el futuro en esto", aseguró
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