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CAUSA ABIERTA

Bengoechea insultado sin piedad

Bengoechea insultado sin piedad

El rostro serio e imperturbable. La mirada perdida en el horizonte. El camino parecía más largo de lo normal. Pablo Bengoechea salió rumbo al vestuario y el trayecto le resultó eterno. En todos sus años en Peñarol jamás escuchó tantos insultos.

Fue una lluvia de barbaridades. La tribuna se le cayó encima. La derrota del equipo en el Franzini no fue tolerada por los hinchas. Y uno de los últimos grandes ídolos de la institución, el que parecía intocable, fue reprobado por primera vez desde que piso el club.

Peñarol terminó más golpeado de lo previsible en el Franzini y ahora se empiezan a pagar las consecuencias.

Bengoechea vivirá una semana particular. Ya sabe que la gente no tolera perder un punto más. Los gritos de la tribuna fueron elocuentes. Hasta los dirigentes fueron victimas de la furia.

¿Qué recriminan? Que el equipo no juega bien y es cierto, lo asumen los propios jugadores y el entrenador.

El partido contra Defensor fue raro. Peñarol se plantó en campo violeta. Tomó la pelota y se no se la prestó al rival. Forlán definió mal a los 16 minutos. Estaba claro que el local no estaba cómodo. No sabía como resolver que Peñarol se le parara en su campo con cuatro hombres, apuntalados desde attás por Nandez y Píriz.

Pero mire si será extraño el fútbol que Defensor, que era el reino del pelota para Acuña, se encontró con un regalo a la salida de un lateral de Peñarol.

La pelota le quedó a Lozano que remató llegando a la medialuna y marcó un gol de otro partido.

A partir de ese momento Peñarol fue dominado por los nervios. Píriz se empezó a equivocar seguido con la pelota y Albarracín se apagaba. Sin embargo, el aurinegro logró igualar en un tiro de esquina donde la pelota cayó en los pies a Viera que definió.

Con el juego igualado se dieron un par de situaciones para cada lado que no concretaron.

A los pocos minutos de iniciado el segundo tiempo Bengoechea tomó riesgos. Sacó a Viega y colocó a Ifrán. El equipo recuperó su postura táctica con Forlán y Zalayeta unos metros más atrás.

Un minuto después Ubriaco le perdonó la vida a Nandez que tenía amarilla y cortó un ataque violeta.

Y cuando el aurinegro tiraba toda la carne en el asador con el ingreso de Luque, Defensor lo volvió a sorprender. Suárez cambió de frente para Lozano. Diogo, que tuvo un partido para el olvido, no cerró bien y Lozano marcó el segundo de la viola.

Ahora el que movía piezas era Juan Tejera. A pesar de que iban 20 minutos, se jugó a cerrar el resultado. Mandó a Fleurquin a la zaga. Se paró con cinco atrás presagiando que Peñarol lo invadiría a centros. Y no se equivocó: Forlán se paró en el lugar del cinco para lanzar pase. Le metió una bola de gol a Ifrán que no llegó a alcanzar por poco y contó con un cabezazo que salvó Campaña.

Pero Defensor se transformó en un muro impenetrable. Cuatro en el medio y cinco atrás. Y bastó una contra para sentenciar la historia. Pared de Zeballos con Luna que definió cruzado.

El final fue hiriente para Peñarol. Desdibujado, sin piernas, sin alma según varios hinchas. Ni hablemos de fútbol a esa altura. La herida se agrandó con el paso de los minutos cuando los jugadores violetas tocaban para el ole de la tribuna. El final encontró a Pablo recorriendo los metros más eternos desde su desembarco en Peñarol. La lluvia de insultos le dejó en claro que se terminó el amor.

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