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CAUSA ABIERTA

¿Por qué el santuario de Yasukuni de Tokio provoca una interminable polémica?

¿Por qué el santuario de Yasukuni de Tokio provoca una interminable polémica?

Las visitas de personalidades políticas japonesas al santuario de Yasukuni de Tokio suscitan la cólera de sus vecinos chinos y surcoreanos. ¿Por qué este lugar de culto es el centro de una interminable polémica desde hace 30 años?

Pregunta: ¿Cuál es la finalidad de este santuario?

Respuesta: Es un lugar de culto sintoísta, una de las dos principales religiones de Japón. Se construyó con otro nombre en 1869 para rendir inicialmente homenaje a los soldados que murieron entonces por el emperador. Rebautizado en 1979 como Yasukuni, honra ahora a unos 2,5 millones de militares muertos por el país en conflictos bélicos desde 1868. Desde 1945, cuenta con un estatuto privado, independiente del Estado.

P: ¿Por qué suscita tanta cólera en China y en Corea del Sur?

R: La polémica se inició con la inscripción en secreto en 1978 del nombre de 14 japoneses que los aliados condenaron como criminales de guerra tras la capitulación de Japón el 15 de agosto de 1945.

China y Corea del Sur, víctimas del colonialismo japonés durante la primera mitad del siglo XX, consideran una afrenta estos honores póstumos. Desde entonces, cada visita de un representante del Estado japonés provoca la ira de Pekín y Seúl, para los que el santuario de Yasukuni glorifica el imperialismo japonés.

P: ¿Cómo justifican sus visita los jefes de gobierno japoneses en caso de que acudan al santuario?

R: Aunque los parlamentarios o ministros visitan el lugar varias veces al año, los primeros ministros en ejercicio tienden a no acudir a Yasukuni para no perjudicar las relaciones con los países vecinos.

Únicamente seis jefes de gobierno, algunos a título personal, han visitado este centro de culto desde que se hiciera pública en 1979 la inscripción de los criminales de guerra.

El actual primer ministro, Shinzo Abe, no fue durante su primer mandato (2006-2007), pero en 2013 visitó el santuario con motivo del primer aniversario de su regreso al poder. En esa ocasión, también cosechó críticas de Estados Unidos.

Varios de sus predecesores de derecha, entre ellos Junichiro Koizumi, quien visitó cada año Yasukuni durante su mandato, entre 2001 y 2006, defienden que es natural para un responsable gubernamental rendir homenaje a los muertos por la patria, como ocurre en muchos países. Y añaden que este gesto no debe implicar consecuencias políticas ni diplomáticas.

El emperador Hirohito acudió al santuario en ocho ocasiones hasta 1975. Su hijo Akihito nunca lo ha visitado.

P: ¿Existe una polémica entorno al santuario también en Japón?

R: Sí. El santuario, que acoge a gran público, no está cuestionado en sí mismo, pero la legitimidad de las visitas de los jefes de gobierno genera debate.

Los japoneses se encuentran divididos sobre esta cuestión desde hace tiempo. Los partidarios de estas visitas estiman que los dirigentes políticos deben rendir homenaje a los soldados caídos por su país, sin tener en cuenta las reacciones internacionales. Pero los opositores subrayan que estas visitas crean problemas diplomáticos con los vecinos de Japón, que sufrieron las atrocidades del ejército imperial.

Sin embargo, las reiteradas solicitudes de perdón de China y de las dos Coreas han endurecido la posición de muchos japoneses, que estiman que su país ya ha hecho suficientes actos de contrición.

Los políticos reformistas intentaron construir un lugar de homenaje sin connotaciones religiosas para honrar a los muertos en los conflictos y reemplazar así Yasukuni.

Otros sugirieron, en cambio, retirar el nombre de los 14 individuos problemáticos, pero ninguna idea parece satisfactoria, ya que todas se enfrentan a dificultades de tipo ideológico, religioso o constitucional.
AFP


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