Al devaluar el yuan, China dejó en claro que su incapacidad para revertir la desaceleración de la economía no es un problema confinado a sus fronteras. Ahora ha pasado a ser un riesgo global.
El gobierno no ha escatimado esfuerzos. Recortó las tasas de interés cuatro veces en los últimos 12 meses, aumentó la cantidad de dinero que los bancos pueden prestar e inyectó fondos al mercado bursátil. Todas estas medidas buscaron impulsar la demanda interna de la segunda economía del mundo.
Al devaluar el yuan, las autoridades desempolvaron una controvertida táctica para estimular el crecimiento cuyas repercusiones serán globales, se señala hoy en la sección del "The Wall Street Journal" de "El Mercurio".
Los efectos de la devaluación son variados y globales. Un yuan más débil representa un espaldarazo a las exportaciones chinas. También complicaría la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos acerca de cuándo comenzar a subir las tasas de interés. Los rivales comerciales de China, como Corea del Sur y Japón, sentirán presión para seguir el ejemplo y dejar que sus monedas se deprecien. La devaluación, asimismo, eleva los riesgos de una mayor volatilidad en otras economías emergentes.
Y el impacto se hará sentir en el resto de la región. Según un análisis de coyuntura elaborado por el área de investigación de mercados emergentes de América Latina de JPMorgan, las dos naciones que encabezan el ranking de riesgo global por exposición a la devaluación del yuan son Chile y Perú, seguidos por Brasil (5°) y en séptimo lugar por Colombia.
El tipo de cambio es un problema que ha afligido a los europeos durante años. El Banco Central Europeo (BCE) empezó a advertir en el segundo trimestre de 2014 que la fortaleza del euro podría debilitar la inflación, una situación que normalmente provoca una relajación de la política monetaria.
Posteriores medidas de estímulo del BCE, incluyendo el plan de compra de bonos por un billón de euros (US$ 1,1 billones) anunciado en enero, produjeron una devaluación de más de 20% del euro entre agosto de 2014 y marzo de 2015, su punto más bajo.
Si la devaluación del yuan se profundiza, la presión podría volverse particularmente intensa en los países que exportan a China o compiten con ella en otros mercados. Muchos países asiáticos han recortado las tasas de interés este año y podrían verse obligados a hacer reducciones adicionales.
La presión hacia una mayor flexibilización monetaria podría ser intensa en Corea del Sur. El crecimiento de Corea del Sur ha sido decepcionante este año y el gobierno ha recurrido a los recortes de tasas y la debilidad del won para estimular la economía.
"El yuan más débil no es un tema simple sino complejo que puede tener ramificaciones simultáneamente contradictorias sobre Corea. Vamos a estar atentos", dijo un funcionario del Banco de Corea.
Emol, Foto EFE
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