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CAUSA ABIERTA

Peligran los privilegios del Rey de España tras la cacería

Peligran los privilegios del Rey de España tras la cacería

Hubo un tiempo en que la caza era una práctica habitual entre los reyes europeos, pero en tiempos de crisis en España, con una deuda pública sin precedentes y un 25 por ciento de sus súbditos desempleados, los privilegios de Juan Carlos I están en la línea de fuego después de un safari de caza mayor a África.

Mientras el Gobierno lucha por controlar el déficit nacional y evitar un rescate financiero internacional, el monarca de 74 años - ampliamente respetado en el pasado por su papel en la Transición - tuvo que disculparse la semana pasada por su caro viaje a Botsuana para cazar elefantes.

En los meses anteriores había dado discursos en los que decía que el paro entre los jóvenes le quitaba el sueño - uno de cada dos jóvenes no trabaja - y que los políticos debían predicar con el ejemplo en tiempos de austeridad.

El viaje, aunque fue por un amigo empresario, fue la gota que colmó el vaso para los españoles, hartos de la recesión y que ya estaban enfadados por las acusaciones de que su yerno, Iñaki Urdangarin, abusó de su posición para malversar dinero a través de eventos deportivos solidarios.

La familia real también tuvo de qué avergonzarse a principios de mes, cuando el nieto mayor del monarca, Felipe Juan Froilán, de 13 años e hijo de la infanta Elena, se disparó en un pie mientras manejaba un arma a pesar de no tener la edad legal para hacerlo.

Los incidentes han provocado críticas sin precedentes sobre la realeza en un país donde la prensa ha tratado tradicionalmente a los Borbones con guante de seda, evitando el estilo de británico de informar sobre sus vidas privadas, incluso cuando las revistas extranjeras han publicado noticias sobre las supuestas amantes del Rey.

Izquierda Unida renovó las peticiones para que España se convierta en una república, y el líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, dijo que Juan Carlos I debía pensar en abdicar en su hijo Felipe.

"Nadie había hablado de abdicación antes," dijo Charles Powell, profesor de historia en la universidad CEU-San Pablo de Madrid. "La demanda sobre la obligación de rendir cuentas nunca había existido antes a esta escala".

"Queremos que se haga lo que se hace en cualquier monarquía parlamentaria. El rey debe responder ante el pueblo y, si es necesario, que se cambie la Constitución", dijo Alfredo Bosch, parlamentario de Esquerra Republicana de Catalunya.

PERDER EL CONTACTO

En respuesta al descubrimiento del escándalo de Urdangarin, la Casa Real desveló recientemente y por primera vez detalles sobre sus ingresos.

Pero los grupos de la oposición en el Congreso están presionando para que el Rey divulgue más información sobre sus actividades bajo una nueva ley de transparencia que amplía el acceso público a la información gubernamental.

"Si no incluye a la jefatura del Estado, no es una ley de transparencia. Esto tiene que quedar claro. Una ley de transparencia con zonas de opacidad es una ley antitransparencia", dijo Carlos Martínez Gorriarán, diputado de UPyD. "Tenemos que trazar con mayor precisión qué es privado para un Jefe de Estado y qué es público, no como hasta ahora. Hasta ahora todo es privado. Hay que acabar con eso".

La oposición está presionando también al Gobierno para obtener más información sobre el viaje, incluyendo los detalles de cuánto pagó el Estado por la seguridad del monarca. El Ejecutivo tiene un mes para responder.

El viaje a Botsuana solo se hizo público cuando Juan Carlos I tuvo que volar de vuelta a España para una operación de cadera tras rompérsela en una caída. La Casa del Rey dijo que había informado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, del viaje pero el Ejecutivo declinó comentar cuánto sabía sobre la cita.

El accidente del monarca se convirtió pronto en tema de debate en las redes sociales, y el Rey fue calificado de hipócrita y de haber perdido el contacto con una sociedad traumatizada por la crisis financiera.

"Viven de nuestros impuestos, deberían ser más transparentes", dijo Darwin Hernández, director de ventas de 29 años, que quiere la continuidad de la monarquía pero con más información sobre sus actividades.

El profesor Powell cree que la ley necesita aclarar aspectos como la relación del Rey con el presidente del Gobierno, que escribe sus discurso, y qué pasa si el monarca está demasiado enfermo para desempeñar sus obligaciones como jefe del Estado.

En una encuesta publicada el fin de semana por El Mundo, el 65,3 por ciento de los encuestados dijeron que la Casa del Rey no había desvelado suficiente información de cómo ocurrió el accidente.

Un 52,8 por ciento dijo que no creían que la disculpa de Juan Carlos I pudiese reparar el daño que su viaje había hecho a la corona.

ESPAÑOLES AGRADECIDOS, P1OR AHORA

Hasta que Urdangarin, Duque de Palma, empezó a ser investigado por corrupción y fraude, la familia real española era muy popular. A esto ayudó que el heredero al trono, el príncipe Felipe, se casara con la popular presentadora de informativos Letizia Ortiz en una ceremonia vista por millones de personas.

"A la familia de Rey le gusta cazar, él caza y sus hijos lo harán (...) Esto no es una razón para que la gente pida una república", dijo Enrique Hernando, de 66 años e ingeniero jubilado.

"Estamos bien con el Rey, y su heredero también parece saber cómo hacer el trabajo", añadió.

En octubre, el índice de aprobación de Juan Carlos I cayó por debajo de un 5 sobre 10, en una encuesta del estatal Centro de Investigaciones Sociológicas. Sin embargo, son pocos los analistas que creen que la caída en la popularidad del monarca podría llevar a reclamar la república, dado que los dos principales partidos políticos respaldan la monarquía.

"La gente está cuestionando si Felipe podría hacer mejor el trabajo, pero no están cuestionando la institución", dijo Powell. "La monarquía podría quedarse con el centro de esto, quieren que esté más en sintonía con el pueblo".

Pero si la institución no responde a la petición, esto solo podría sumar integrantes a las filas de gente como Martín Sagrera, escritor de ciencias políticas en la década de 1970, que esperó fuera del hospital a que Juan Carlos I recibiese el alta con un cartel que decía "Rey, ¡dimite!"

Vistiendo una gorra con la bandera de España, Sagrera dijo que era hora de abolir la monarquía. "En una democracia, todo el mundo tienen los mismo derechos y no hay sangre 'azul'", añadió. "Era comprensible en la Transición, en los primeros días de la democracia, pero hoy está fuera de contexto". Reuters

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