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CAUSA ABIERTA

Brasil impone millonaria sanción a Shell y a Basf por enfermar a trabajadores con sustancias tóxicas

Brasil impone millonaria sanción a Shell y a Basf por enfermar a trabajadores con sustancias tóxicas

La justicia brasileña condenó a las empresas Shell do Brasil y Basf a pagar tratamientos médicos e indemnizaciones que pueden ascender a 1.100 millones de reales (unos 628 millones de dólares) a ex trabajadores contaminados con sustancias tóxicas, informaron hoy fuentes judiciales. La sentencia, contra la cual cabe la apelación, fue proferida hoy por la jueza María Inés Correa de Cerqueira César, de la Segunda Sala del Trabajo de Paulinia, municipio del estado de Sao Paulo, en el que funcionó una fábrica de pesticidas entre 1977 y el 2002.La jueza ordenó que las empresas paguen los tratamientos médicos de todos los ex trabajadores de la planta, situada en el barrio Recanto dos Pássaros, así como de los hijos de los empleados o de colaboradores que nacieron durante o después del periodo en que tuvieron vínculo con la fábrica.Cada uno de los cobijados por la decisión judicial debe recibir 64.500 reales (unos 36.860 dólares) y las empresas deben pagar además una indemnización colectiva de 622,2 millones de reales (unos 355 millones de dólares) por daños morales, que debe ser depositada en el Fondo de Amparo al Trabajador, según un comunicado de la Procuraduría Regional del Trabajo de la 15ª Región.Según la jueza, citada en el comunicado, "las empresas deberán asumir, en total, con un costo aproximado de 1.100 millones de reales".Las dos empresas también tienen cinco días de plazo a partir de hoy para publicar en canales de televisión edictos de convocatoria a los trabajadores afectados por la contaminación y sus descendientes, y la Basf debe hacerlo además en dos diarios de gran circulación durante dos domingos.Según la Procuraduría Regional del Trabajo, más de un millar de trabajadores de la planta y centenares de familiares serán beneficiados con la sentencia.La fábrica fue instalada en 1977 por la Shell, que la vendió en 1994 a la Cyanamid, mientras que el pasivo de esta última fue adquirido en el 2002 por la Basf, que cerró la planta dos años después.Tras las primeras denuncias, estudios del suelo comprobaron la contaminación de las capas freáticas de la zona por sustancias altamente cancerígenas y cantidades significativas de cromo, vanadio y zinc.A decenas de ex empleados que fueron sometidos a exámenes médicos por haber trabajado en la planta se les diagnosticaron distintos tipos de cáncer, especialmente de próstata o de tiroides, enfermedades del aparato circulatorio, hepáticas e intestinales, además de alteraciones en la fertilidad e impotencia sexual, agregó el comunicado.

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