Los "dioses italianos" no pudieron con "la cenicienta"

Italia no está donde quería, pero sí donde acostumbra a ubicarse en casi todas las grandes citas: contra las cuerdas, pero con muchas opciones de supervivencia, en un Mundial marcado por la falta absoluta de dominio en las selecciones europeas. No es que los transalpinos deslumbrasen en el debut, pero una 'equis' frente a Paraguay parece un resultado mucho más lógico que empatar contra los oceánicos. El equipo de Marcello Lippi no pudo pasar del empate a un gol ante Nueva Zelanda, a priori la auténtica cenicienta no sólo del grupo, sino de todo el Mundial. Pero las cábalas y la lógica parecen no existir en este Mundial, en el que la gran mayoría de las selecciones europeas parecen menos potentes que nunca.
Pronto se le pusieron las cosas en contra a la 'azzurra'. A los cinco minutos de partido, Reid peinaba lo suficiente como para que Cannavaro pifiase el despeje. El balón suelto se lo encontró Smeltz, que aprovechándose de una posición de fuera de juego batió a Marchetti, que suplió a Buffon con garantías.
Italia siguió a lo suyo, como si nada hubiera pasado, como si ir perdiendo contra Nueva Zelanda entrase en sus planes. Y así, con más fe que fútbol, se encontró con el empate. Montolivo estrelló un balón contra el palo y De Rossi, mucho más listo que Smith, se dejó caer en cuanto sintió el agarrón de su defensor dentro del área. Iaquinta materializó el penalti que le dio la igualada a los transalpinos.
La segunda parte transcurrió con un estéril dominio de Italia, que cada vez que cruzaba la medular buscaba o disparos a larga distancia o colgar el balón al área, a lo que saliera. Y lo que sacaron de la chistera fue aire, ya que ninguno de sus ataques pudo superar a la defensa de los 'All White'.
Con el empate, Italia limita sus opciones a ganar a Eslovaquia y esperar que Paraguay no se relaje frente a Nueva Zelanda en el último partido del grupo.