Botnia: Clarín dice que corte del puente perdió consenso en la ciudad de Gualeguaychú y en la propia Asamblea Ambiental
Algunas cosas no cambiaron con el fallo de La Haya: miles de gualeguaychenses marcharán hoy sobre el Puente San Martín para gritar una vez más "No a Botnia". Y esta vez le agregarán toda su bronca con la Corte Internacional de "Injusticia" como la llaman en carteles en las calles y en mensajes en las radios. Otras, sí: el piquete sobre ese mismo puente, que lleva casi tres años y medio impidiendo el paso entre Argentina y Uruguay, perdió consenso en esta ciudad y hasta en la propia Asamblea Ambiental, que promete someter a votación en las próximas semanas la continuidad de la medida de fuerza.
Aunque no haya métodos científicos para anticipar esa votación (los plebiscitos que intentaron organizar medios locales fueron boicoteados), las señales se acumulan para quien asome la mirada debajo del tapiz de pasacalles y calcomanías de "No a las papeleras" y "Fuera Botnia" que siguen decorando el paisaje urbano. En la veintena de negocios de la céntrica 25 de mayo, recorridos por Clarín en la tarde de ayer, el panorama era similar. Repudio a Botnia y sorpresa porque en La Haya se haya fallado que Uruguay violó el Estatuto del río compartido pero sin penalizarlo.
Muchos prometían marchar hoy al puente junto a sus familias para expresar esa bronca. Pero en sólo cinco locales surgieron apoyos para mantener el corte. En otros quince, hablaron de una "metodología agotada" y sugirieron "liberar la ruta" y buscar "nuevos métodos" para continuar la lucha.
Así lo dijo Rosana, la encargada de una agencia de lotería, que mientras colocaba en el tablero los números ganadores de la quiniela de la tarde, añoraba "los sábados a la tarde como hoy, en que esta calle hervía con los uruguayos que venían de compra". También Roberto, de la zapatería de la cuadra siguiente. Y Estela, del negocio de ropa infantil de la vereda de enfrente. Ninguno quiso dar su apellido. Muchos otros, ni siquiera el nombre. Es que todos saben que no la pasan bien los que se expresan públicamente contra el corte.
Lo sufrieron Jorge Novello y el ingeniero Héctor Rubio, que crearon en 2008 la primera organización local que osó afirmar que Botnia no contamina y pedir la liberación de la ruta: a ambos les pintaron grafittis insultantes en las parades de sus casas.
También padecen hoy el hostigamiento los integrantes de un segundo grupo, Ciudadanos Movilizados, que surgió a fin del año pasado conjugando el "No a Botnia" con el "No al corte".
Entre los más férreos defensores del piquete predominan hoy los abuelos, como los tres que custodiaban ayer el último límite en el paraje Arroyo Verde. "El corte puede ser ilegal, pero antes Botnia es ilegal e ilegítimo", sentenciaba en su silla Juan Carlos Barrios, mientras Emilia levantaba la barrera a uno de los autos autorizados por la Asamblea a pasar.
Unos kilómetros más adelante, montando parantes y toldos para el acto de hoy, estaban tres de los asambleístas de la primera hora. Para sorpresa del cronista, ninguno se mostró cerrado a levantar el corte. Más bien lo contrario. Pero ponen condiciones.
Cristina Limba pidió esperar para ver si surgen propuestas del encuentro entre Cristina Kirchner y José Mujica el miércoles. Mabel Viera reclamó que primero se controle que ninguna materia prima argentina vaya a la pastera uruguaya. Gustavo Rivollier, tesorero de la Asamblea, no ocultó que cree que hay que levantar el corte. Todos invitaron a que todo el pueblo participe de la Asamblea ampliada. De allí saldrá el resultado.
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alejandro rodriguez -