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CAUSA ABIERTA

La diva argentina Susana Giménez revolcó en el juzgado a revista uruguaya en medio de aplausos

La diva argentina Susana Giménez revolcó en el juzgado a revista uruguaya en medio de aplausos

Susana Giménez paralizó ayer la actividad en el Palacio de los Tribunales. La diva argentina compareció ante la Justicia y fue ovacionada por curiosos y empleados judiciales, que buscaban fotografiar -o al menos ver- a la popular conductora.
Sobriamente vestida, con una pollera negra y blusa blanca, y con amplios lentes de sol, Susana Giménez llegó a las 15:45 al juzgado ubicado frente a la Suprema Corte de Justicia, donde antiguamente se encontraba la empresa Onda.
La diva ingresó por la entrada de la calle San José, acompañada por sus abogados, Pablo Correa y Lucio Fonseca, y cuatro integrantes de su equipo de seguridad personal que la escoltaron hasta el ascensor que la llevó hasta el segundo piso, donde se sitúa el despacho de la jueza civil Martha Alves de Simas, ante quien finalmente llegó a un acuerdo para poner fin al litigio judicial con la revista Caras y Caretas. La llegada de Giménez fue presenciada por unos 30 periodistas, fotógrafos y camarógrafos uruguayos y argentinos. También un importante número de personas que pasaban por el lugar detuvo su marcha a raíz del inusual movimiento.
En ese momento, el hall del juzgado, que se aprecia desde los cinco pisos del edificio gracias al barandal que existe en cada nivel, estaba colmado por funcionarios judiciales y personas que aguardaban para prestar declaración y que pretendían ver a la diva.
Instantes más tarde, la conductora televisiva llegó al segundo piso. Salió del ascensor tirando besos hacia los presentes, que la recibieron al grito de "¡Viva Susana!". Inmediatamente ingresó a una sala que se había dispuesto para que esperara la hora de la audiencia.
"Soy alguacil déjenme pasar", reclamó, entre risas, una mujer ante la negativa de ingresar a esa habitación, cuya puerta permanecía custodiada por dos de los guardaespaldas de la diva y tres policías uruguayos.
Según informa El País, antes de que se iniciara la audiencia, Giménez solicitó pasar al baño, a la vez que varios funcionarios judiciales intentaron fotografiarse junto a ella, pero por la falta de tiempo solamente un par de ellos cumplieron su objetivo.
Si bien el director de Comunicación Institucional de la Suprema Corte de Justicia, Raúl Oxandabarat, planteó que los fotógrafos y camarógrafos tomaran imágenes de la audiencia, esa posibilidad fue desestimada por la magistrada.
Giménez se retiró casi dos horas después de haberse iniciado la audiencia y, al igual que en su llegada, estuvo rodeada por un importante despliegue de seguridad que la escoltó hasta el vehículo que la llevó el aeropuerto de Carrasco.
Antes de abandonar el juzgado, confirmó que había llegado a un acuerdo con la revista Caras y Caretas y por eso accedió a retirar la demanda por US$ 300.000 contra ese medio, que en 2009 la vinculó con una maniobra de lavado de activos de un grupo de narcotraficantes mediante la compra de cuatro jugadores juveniles de Nacional. Según admitió, se trató de un asunto "doloroso".
En el acuerdo rubricado, Caras y Caretas señala que Giménez "no participó de forma alguna en esa operación", a la que también se vinculó al empresario uruguayo Jorge Rama, su ex pareja, con quien "no tuvo ni tiene vínculo societario alguno", aclara el documento.
Además, se establece que el director de la revista, Alberto Grille y el periodista Ricardo Gabito -que fueron representados por el abogado Pablo Durán- "carecen de elementos objetivos" que permitan afirmar que la conductora televisiva esté siendo investigada por la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) como se informó en su momento, lo que, según admitió la revista, fue una "injusticia", por lo que se comprometió a no volver a vincular a Giménez con esos presuntos hechos delictivos.
Por otro lado, a instancias de la diva argentina, Caras y Caretas cederá 10 páginas de su publicación a la Fundación Alejandra Forlán (que se dedica a realizar campañas de seguridad vial) para que difunda sus actividades o venda publicidad.
El acuerdo también señala que ambas partes "se retractan de las expresiones que pudieran haber afectado a la otra", ya que Caras y Caretas había realizado una contrademanda a raíz de declaraciones de la diva en las que fustigó a la revista.
Por otro lado, Giménez se comprometió a que "de estar dentro de las posibilidades del ordenamiento procesal argentino", retirará una denuncia penal que presentó en Buenos Aires contra Gabito, quien debería declarar en el vecino país en los próximos días.
La mujer que cumplió un sueño
"No me quiero morir sin saludarla. La sigo desde toda la vida", comentó con ilusión Nelly, una señora de 72 años, que llegó hasta el segundo piso del Palacio de los Tribunales con un solo objetivo: estar, aunque sea por unos minutos, con Susana Giménez.
La mujer, de baja estatura, tenía en una de sus manos un ejemplar de una revista de espectáculos argentina, en la que había una nota con una foto de la popular conductora televisiva.
Nelly se acercó a los periodistas, fotógrafos y camarógrafos que esperaban la salida de Giménez en la puerta de la sala. Allí reiteró que había concurrido al juzgado expresamente para saludar a la diva y su deseo de conocerla.
Ante el comentario de todos los presentes, el encargado de la seguridad de Giménez, accedió a que la mujer ingresara a la sala para que pudiera conocer a su ídola. "Hoy me internan de la emoción", dijo Nelly antes de ser acompañada al encuentro con la diva, al que concurrió sin poder ocultar su alegría, con una sonrisa de oreja a oreja.
La tenacidad de la mujer, que no parecía estar dispuesta a irse del lugar sin saludar a la popular animadora televisiva argentina, fue el comentario de todos los presentes durante varios minutos.
Pero no todos estaban conformes con el inusual movimiento que había en la sede judicial, que alteró el habitual funcionamiento de los juzgados. "¿No hay otras noticias más importantes que darle bola a Susana Giménez"?, preguntó, malhumorado, un abogado mientras pasaba raudamente entre los periodistas.

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