San Angel, el investigador uruguayo antisecuestros

Tiene 42 años, poco pelo y una inteligencia aplastante. Los periodistas lo mencionan frecuentemente por la resolución de casos que parecen imposibles. Juan Ángel Rosas, el comisario de Delitos Complejos, dicen de él. En realidad no es Juan sino como le puso su madre, muy católica, San Angel. Así por lo menos ha quedado registrado en su partida de nacimiento. Hace alrededor de 15 años ya sobresalía en el entonces Departamento de Vigilancia. Su visión del cambio en el mundo lo llevó a proponer la creación de un Departamento con el nombre de Delitos Complejos y desde ese momento pasó a comandarlo. Se especializó en investigación policial de alto voltaje en Colombia, España, México y Estados Unidos, entre otros países. Tiene una forma de trabajar los casos de secuestros y crímenes por encargo que impacta a sus propios subordinados. Moviliza a sus hombres con celeridad inaudita y a cada uno le encomienda una misión en fracciones de segundos. Cada uno hace lo suyo y él, solo, teje la telaraña con las partes que le van trayendo sin hacer comentarios en voz alta. Reúne las piezas y da nuevas órdenes, rotando a los policías. Ninguno sabe qué están haciendo sus compañeros. Pero San Angel sigue acumulando información como una aspiradora hasta que resuelve, con juez a su lado, dar el golpe que desbarata una organización, muchas veces evitando muertes seguras. Así lo hizo en el caso del ex presidente de la Bolsa de Valores Ignacio Rospide que volvió con su familia sano y salvo después de permanecer secuestrado desde el jueves. Su especialidad son las extorsiones y los secuestros, pero su metodología de trabajo le permite esclarecer crímenes que tenían destino de archivo. Aunque el artículo 347 diga que el bien a tutelar es la propiedad, él entiende que primero está la vida. Por eso rescatar a un hombre con vida en manos de mafiosos es el máximo placer que tiene como investigador.