Un 9 de leyenda
Cristiano Ronaldo me emocionó anoche. Lo hizo todo. Y todo bueno, superlativo, ejemplar, con sentido del espectáculo, generoso, solidario, participativo, combativo, comprometido, enchufado, vigoroso, veloz, imaginativo, intuitivo, asistente de lujo, presionante, impresionante... El portugués firmó una actuación para el recuerdo, que se merecería un DVD promocional del AS para que los niños sepan cómo debe comportarse una estrella en un terreno de juego. Pudo meter cinco goles, pero aceptó dejar su tarjeta en uno y a cambio regalar rosas a todos sus compañeros. Hasta se tragó el orgullo para que Xabi Alonso estrenase su casillero realizador. Debió tirar ese penalti porque se lo curró como nadie y no parará hasta ganarle el pichichi a Messi. Pero tranquilo, máquina, tu gol-cañón de ayer vale por los seis que se llevó el Villarreal. Obra de arte. Le diste a mi querido padre la alegría del día porque me dijo que desde Puskas nunca vio a nadie tirar así una falta en el Bernabéu. Cristiano, mírate a la derecha. Te mereces un monumento. Perdón, ya lo tienes. Obrigado por estar con nosotros. Genio.
Va por Madeira. Además, Cristiano demostró ser una bellísima persona, alejada de ese estereotipo de chuleta que no corresponde con la realidad. El chaval estaba muy afectado por la tragedia que ha vivido su amada isla de Madeira, en cuyas calles él aprendió a ser el crack mundial que tiene entusiasmados a los abonados de la Liga BBVA y al planeta entero. Cristiano le dedicó su golazo a Madeira, pero hizo algo más importante. Permitió que esa tierra portuguesa que ahora llora a sus muertos por la tragedia pueda recuperar la ilusión gritando orgullosa que el mejor futbolista del mundo, con mucha diferencia, nació allí. ¡Ánimo!
Submarino ejemplar. El Villarreal es sinónimo de buen gusto, de fútbol abierto, vistoso y de catarata de goles en ambas direcciones. Siempre me gustó ver al Villarreal y Pellegrini posee su parte alícuota porque tiene mucha culpa de eso. Y Roig y Llaneza, dos talentos de despacho que siguen haciendo un milagro en una ciudad de apenas 50.000 habitantes.
Ser superior.Así le definió Butragueño en el Foro Ferrándiz-AS y así quedó demostrado ayer. Comió con la directiva del Villarreal, cogió un vuelo a las cuatro, llegó a Bilbao, saludó al Rey, aceptó la derrota con señorío y regresó a Madrid a tiempo para ver en el Bernabéu el fin de fiesta y despedir a sus invitados en el palco. Florentino ganó la batalla al tiempo hace mucho ídem...
Afición. El madridismo está tan eufórico que si citara a todos los que me lo pidieron necesitaría dos páginas. Gracias a todos por vuestra fe. La Pasarela Cibeles tendrá trabajo en mayo. El doblete está a tiro con Cristiano, el Mesías blanco...(AS)
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