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CAUSA ABIERTA

Abatir la impunidad y vencer a los criminales que hicieron de Ciudad Juárez una carnicería humana

Abatir la impunidad y vencer a los criminales que hicieron de Ciudad Juárez una carnicería humana

Tener buenos resultados en el plan de recuperación social de Ciudad Juárez, la urbe más violenta de México, dependerá en buena medida de que se logre abatir la impunidad y de que la policía y el Ejército venzan a los criminales que se han adueñado de la ciudad, dijeron a Efe varios analistas. "Es algo que debía haberse hecho antes y no se puso en marcha. Ahora hacerlo sin que se controle a las bandas no tiene sentido", dijo a Efe el especialista en seguridad Jorge Chabat, del Centro de Información y Docencia Económica (CIDE).
El remedio llega tarde, asegura Chabat, que lo compara con el consejo de un médico que le dice a un enfermo de cáncer de pulmón que ya no fume.
El plan social que desde ayer están tratando de consensuar varios ministros del Gobierno de Felipe Calderón con organizaciones civiles de la ciudad, pretende reconstruir el tejido social de Juárez, recuperar barrios y trabajar más cerca de la gente.
La ong Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPJP) y el Movimiento Blanco aseguran que la urbe es la más violenta del mundo, con 191 homicidios por cada 100.000 habitantes, algo que rechaza el Gobierno.
En una entrevista con Efe Juan Pardinas, del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ve el plan de Calderón como un "primer paso", ya que en Juárez "hay problemas de descomposición social" tan graves que "la política pública va a tardar años en encontrar la solución".
Considera que el municipio es un ente "fallido" por el "alto nivel de negligencia o de complicidad" que tiene con la delincuencia.
Pardinas siente que es la primera vez que el Gobierno de Calderón acepta que su esfuerzo de seguridad pública "es insuficiente" y que debe ir acompañado de una política social, pero alerta contra el "optimismo desmesurado" que se pueda generar por la gravedad de las situación, homicidios por miles pero también robos, extorsiones, secuestros y mucha violencia social.
El escritor Carlos Monsiváis, en un reciente artículo, explicaba que el deterioro de esta urbe de casi 1,5 millones de habitantes, famosa ya para su desgracia por el caso de las "muertas de Juárez", es consecuencia de que "ha vivido interminablemente bajo los efectos de la impunidad".
La economista y fundadora de la ONG Incide Social, Clara Jusidman, coordinadora del libro "La realidad social de Ciudad Juárez", explicó a Efe que "hay una buena voluntad del Gobierno federal de escuchar" pero también demasiada "premura".
"No es un problema de dinero sino de calidad en la estrategia de intervención", advierte, y se dice preocupada por la rigidez que detecta en la propuesta de los ministros mexicanos.
"El asunto es un incendio, una catástrofe humana" ante la cual no hay que crear programas de en salud, educación, o para empresas separadamente, sino atender problemas como el hambre, a las víctimas de la violencia, a los huérfanos, "a niños mujeres y jóvenes que están encerrados en sus casas y tienen miedo de salir a las calles".
Afirma que Juárez es "una ciudad emblemática del futuro de México", donde probablemente aparecen errores que se han cometido en otros lugares agudizados por la condición de fronteriza de la ciudad, con una intensa migración y un modelo económico basado en las fábricas maquiladoras (ensambladoras) y los bajos salarios.
Lamenta que en los primeros contactos con los ministros se esté hablando de construir hospitales o parques deportivos cuando hay zonas de la ciudad, como el suroeste, con 14.000 viviendas edificadas sin servicios básicos ni espacios públicos para el disfrute de la gente.
El Gobierno debe centrarse en coordinar los esfuerzos entre las dependencias y, sobre todo, no "venir a cambiar la justicia que demandamos por programas sociales" en una comunidad que arrastra niveles altísimos de violencia y décadas de narcotráfico, opina Jusidman.
Finalmente alerta de que cualquier esfuerzo material debe estar acompañado por apoyos psicoafectivos a una población, que "está sufriendo muchísimo", especialmente niños, jóvenes y los más humildes, ya que los que tienen más medios "se han ido a vivir a El Paso (EEUU)".
"Es una locura. ¿Cómo trabajas con niños que están viendo esta carnicería en la puerta de sus casas y sobre sus familiares?", se pregunta.

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