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CAUSA ABIERTA

Las ciudades más bellas del mundo

Las ciudades más bellas del mundo

Estrechas callejas, una conocida universidad, zonas verdes y patios son los elementos predominantes de Cambridge, Inglaterra. Esta ciudad, situada al norte de Londres, incluye entre sus atractivos el río Cam y una fusión de edificaciones antiguas y modernas como la histórica capilla del King's College y el moderno Centro de Ciencias Matemáticas de la Universidad de Cambridge.
Pero hay ciudades más grandes que pueden ser igual de hermosas. Tokio, donde conviven edificios de 50 plantas y mansiones tradicionales, es una de las ciudades favoritas de Amanda Reynolds, miembro del Urban Design Group del Reino Unido, un organismo de arquitectos, arquitectos paisajistas y planificadores urbanísticos. Sin embargo, la belleza de Tokio no radica únicamente en su arquitectura. La ciudad transmite una sensación de estructura y orden, con las sonrisas y las leves inclinaciones de saludo entre sus habitantes. Sin embargo, al caer la noche las callejas se iluminan con luces de neón y la energía latente de la ciudad aflora con fuerza.
Ambas han entrado en nuestra lista de las ciudades más bellas del mundo, que incluye también las siguientes metrópolis: París, Vancúver, Sídney, Florencia y Venecia.
La belleza es subjetiva, por lo que hemos consultado a especialistas en ciudades provenientes de distintos ámbitos, como la planificación urbanística, la arquitectura o el desarrollo sostenible. Entre los participantes hay nombres como Amanda Reynolds o Michael Kaufman, arquitecto del estudio de arquitectura Goettsch Partners (con sede en Chicago); Raymond Levitt, director del programa de construcción en ingeniería civil y ambiental de la Universidad de Stanford; Tony McGuirk, diseñador urbano, arquitecto y presidente de BDP, en Londres; J. Hugh O'Donnell, del estudio de ingeniería urbana MMM International; y Ken Drucker, director de diseño del estudio de arquitectura HOK de Nueva York.
Las ciudades de la luz
París ha obtenido muchas opiniones favorables, por sus amplios y arbolados bulevares, la vida que tienen sus calles y estructuras icónicas como el Grand Palais, así como por su contraste con la arquitectura inglesa, que fomenta la individualidad y la excentricidad. Las cualidades estéticas de París están influenciadas por el plan Haussmann del siglo XIX, que estilizó las fachadas de los edificios.
Según explica Amanda Reynolds: "La fuerza de la homogeneidad de París permite que esta hermosa ciudad absorba con facilidad piezas únicas como la controvertida (en su tiempo) Torre Eiffel, el descarado y moderno Centro Pompidou (de arquitectos ingleses e italianos) y el innovador y original Instituto del Mundo Árabe". Además, las restricciones de la altura que se han aplicado a la ciudad a lo largo de la historia han impedido la construcción de edificios excesivamente altos. Como explica Kaufman: "En la mayor parte de la ciudad no se tiene la sensación de andar entre sombras continuamente".
Pero si en París hay que reconocer sus estructuras y diseños a la medida del hombre, en Vancúver lo que destaca es su belleza natural. En esta ciudad costera abundan las zonas verdes: desde el campus occidental de la Universidad de la Columbia Británica hasta el gigantesco Stanley Park, próximo al centro mismo de la ciudad. Además, las cumbres nevadas de las montañas costeras y el océano Pacífico son un hermoso fondo para la ciudad, y la diversidad de culturas y gastronomías que ofrece son sin duda un factor tan agradable como memorable.
Los espacios verdes también hacen que Ciudad del Cabo sea una capital muy especial, comenta Levitt. El famoso navegante inglés Sir Francis Drake llegó a decir que Ciudad del Cabo era el cabo más hermoso del mundo. En la ciudad se encuentra el jardín botánico Kirstenbosch y desde la cima de Table Mountain (a unos 1000 metros sobre el nivel del mar) se puede disfrutar de unas vistas impresionantes de la ciudad. Levitt, ingeniero ambiental, alaba la escasa huella ecológica de la ciudad, que achaca a sus "dimensiones manejables".
Sídney también recibe elogios por su belleza natural, sobre todo por esa bahía de aguas profundas que se divisa desde prácticamente cualquier punto del irregular centro de la ciudad. Además, Sídney es una de esas ciudades que pocas veces está oscura, fría y deprimente, pero su mejor momento es la época en que florecen las flores.
"Sídney vive sus momentos más bellos en octubre y noviembre, cuando los millones de jacarandas que decoran muchas de las calles de la ciudad estallan con sus flores púrpuras y transforman completamente hasta la calle más fea del suburbio más remoto", afirma Reynolds.
Perlas italianas
Las ciudades italianas de Florencia y Venecia también han encontrado un hueco en nuestra lista. Florencia desprende un sentimiento de historia arquitectónica, con su basílica gótica Santa Maria del Fiore y la Galería de los Uffizi... Además, es una ciudad por donde es fácil caminar, lo que permite que los turistas puedan descubrir su belleza dando un paseo. Florencia también es una ciudad de amplias plazas, con multitud de cafés y rodeadas por hermosos edificios como el Palacio Viejo de la Plaza de la Señoría. Según McGuirk, "Ningún otro lugar del mundo tiene unas plazas con semejante grandeza".
Venecia, ciudad sobre las aguas, rebosa historia (antiguamente fue una república) y muchos hablan de ella como un "Disneyland para adultos". "Los edificios antiguos y elaborados [de Venecia] parecen cómodos con sus distintos grados de decrepitud: los colores desteñidos, los complejos trabajos en piedra alrededor de las jambas y las ventanas que se abren sobre los canales y los caminos medievales añaden toques de misterio a un lugar ya de por sí seductor", afirma Reynolds.
Figuras nacionales
También hay algunas ciudades estadounidenses que han logrado ganarse el reconocimiento de los expertos: San Francisco ha sido alabada por sus puentes, colinas, tranvías y la belleza natural de las aguas que la rodean. Chicago, por su parte, ha ganado puntos por haber añadido nuevas zonas verdes y floridas a los espacios públicos, con elementos como el Millennium Park.
La ciudad de Nueva York también ofrece una gran belleza arquitectónica que no se puede ignorar. Como ejemplo, sirvan la línea de los edificios que se recortan contra el cielo en Manhattan o los edificios históricos que contrastan con estructuras modernas como la torre del Bank of America, en pleno centro de la ciudad. Algunos expertos, como Levitt, incluso han alabado la Gran Manzana por su atmósfera. Reconoce que hace 20 años no habría incluido la ciudad en una lista como esta, pero hoy Levitt afirma que la reducción de la criminalidad ha permitido a mucha gente salir mucho más y experimentar por sí misma la vida de las calles de esta ciudad.
Finalmente, Londres era una ciudad inevitable. Si París es la ciudad de la belleza estructurada, Londres es justo lo contrario. En palabras de McGuirk, es como "una hermosa colcha hecha de retazos" La ciudad ha ido creciendo durante varios siglos, lo que ha fomentado su falta de estructura global y una forma arquitectónica "irregular y diversa", lo que para McGuirk resulta muy atractivo.
Estos atributos pueden diferenciar una ciudad de las demás, pero durante una recesión quizás no logren animar a los turistas de bajo presupuesto, especialmente cuando existe semejante competencia por llevarse el gato al agua. Un estudio de verano de 2009 realizado por la empresa de estudios de mercado internacionales, Euromonitor, auguraba un crecimiento en la industria de los viajes y el turismo en general (que en 2008 estaba valorada en 944 000 millones de dólares estadounidenses, según datos de la Organización Mundial del Turismo), aunque dicho crecimiento sería algo más lento de lo habitual.

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